lunes, 25 de mayo de 2020

Lily King / Helen

Ruth Benedict (Helen), amante de Margaret Mead (Nell Stone)

Lily King

HELEN


Sueños pesados sobre Helen en Marsella. Hace ya más de tres años, pero aún sigo atascada en aquel momento, yendo y viniendo entre los dos hoteles, intentando dividirme en dos. H. con su sombrero azul en el muelle, sus labios temblorosos: «He dejado a Stanley», las primeras palabras que me dijo, y luego Fen que no nos dio el tiempo que me había prometido, situándose justo detrás de mí para no dejar dudas, ni espacio para una explicación. Unos días asquerosos. Asquerosos. Y sin embargo regreso a ellos como una adicta al opio.
    Pretendo demasiado. Siempre he pretendido demasiado.
    Y mientras tanto soy consciente de una desesperanza mayor, como si Helen y yo fuéramos el vehículo para la desesperanza de todas las mujeres y también de muchos hombres. ¿Quiénes somos y adónde vamos? ¿Por qué estamos tan limitados, pese a todos nuestros «progresos», para la comprensión, la compasión y la capacidad de darnos una libertad real unos a otros? ¿Por qué, con todo lo que hablamos del individuo, nos sigue cegando tanto la necesidad de adaptarnos a la mayoría? Charlotte me escribió contándome que se están extendiendo los rumores sobre Howard y Paul, y que Howard podría perder su puesto en Yale. Y su sobrino, que estaba doctorándose en Wisconsin, ha sido declarado demente y enviado a un sanatorio estatal al descubrirse que era un cabecilla del Partido Comunista local. Creo que, por encima de todo lo demás, lo que busco con mi trabajo, en estos lugares tan remotos, es la libertad, encontrar un grupo de personas que les den a los demás el espacio necesario para ser lo que quieran ser. Y quizá nunca lo encuentre todo en una cultura, pero puede que encuentre fragmentos en diversas culturas, tal vez pueda ponerlos juntos como un mosaico y revelarlo al mundo. Pero el mundo está sordo. El mundo —en realidad quiero decir Occidente— no tiene ningún interés en cambiar o en mejorar, y cuando me vengo abajo me da la impresión de que mi papel consiste simplemente en documentar estas culturas extrañas lo antes posible, antes de que la minería y la agricultura occidentales las aniquilen. Y entonces temo que la conciencia de su inminente ruina altere mis observaciones, que lo impregne todo de una triste nostalgia.
    Ese estado de ánimo es glacial, y arrastra todo a su paso: mi matrimonio, mi trabajo, el destino del mundo, Helen, el dolor por un niño, incluso a Bankson, un hombre al que traté cuatro días y que probablemente no vuelva a ver. Todas esas fuerzas tiran de mí y se anulan unas a otras como en una ecuación algebraica que soy incapaz de resolver.

Lily King
Euforia, capítulo 9
Ediciones Malpaso, 2016



No hay comentarios: