jueves, 27 de abril de 2017

Triunfo Arciniegas / Diario / Que viva el socialismo del siglo XXI




QUE VIVA EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI:
HAMBRE, MUERTOS, REPRESIÓN




La espantosa situación de Venezuela es una noticia que da la vuelta al mundo. 



¿Recuerdan que Hugo Chávez gritaba muy ufano "Patria o muerte" hasta que se enfermó? Por ahora no hay patria. Ahora es sólo muerte.

¿Cuántos muertos más necesitará el desgraciado heredero de Chávez? Cuánta miseria, cuánto dolor.

(Y pensar que en Colombia todavía quedan imbéciles que le apuestan al populismo, con ganas de repetir el experimento mortal.)

En el enlace de "Corriere della sera" encontrarán 115 fotografías que, por supuesto, no requieren traducción.

sábado, 22 de abril de 2017

Casa de citas / Margarita Rosa / Los adolescentes

Contemplación
Louvre, París, 2017
Foto de Triunfo Arciniegas

Margarita Rosa
LOS ADOLESCENTES

Los adolescentes mandan. De hecho, son la población que no solo rige a los confundidos papás que bailan al ritmo de su caos hormonal, sino al planeta entero. Son los reyes empoderados por el sistema comercial y es a ellos a quienes hay que satisfacer a como dé lugar con productos que aumenten su sed de novedad como videojuegos frenéticos, youtubers rechinantes, música que potencie el ardor de su libido y películas que resuenen con el drama que tanto les apasiona protagonizar. Las marcas se desviven por seducirlos en una movida histérica compatible con esa generación vulnerable todavía a medio formar que con razón siente que el universo gira a su alrededor.




miércoles, 19 de abril de 2017

Triunfo Arciniegas / Diario / Tres mil amigos

Puentes
Florencia, Italia, 2017
Foto de Triunfo Arciniegas


Triunfo Arciniegas
Tres mil amigos
Palma de Mallorca, 19 de abril de 2017

Facebook dice que tengo tres mil amigos. No es cierto. Ni siquiera son trescientos. Ni siquiera cien. Con diez estaría bien. Con tres sería suficiente.


Una conversación con Triunfo Arciniegas

Triunfo en el Sena
París, 2017
Triunfo Arciniegas
“Toda escritura es autobiográfica”
Por Belkys Esteban


Cuéntenos un poco sobre el proceso de creación de Cuando el mundo era así

Fue un encargo de María Fernanda Paz-Castillo, mi editora. Me invitó a su casa a tomar café y me propuso que escribiera un libro de fábulas para Cataplum. No recuerdo con exactitud su frase. Me prestó algunos libros y nos fuimos de compras a Babel, la bellísima librería de María Osorio, a un tiro de piedra del Park Way, en La Soledad, uno de los barrios plácidos de Bogotá. Durante dos o tres días esculqué mis metederos bogotanos y encontré otras joyas. Me encerré en el hotel y en un mes escribí el libro. Mafe y yo lo trabajamos dos años y medio. 

¿Cómo se siente ser ya una referencia de lectura para grandes y chicos en la Literatura actual? 

Me encanta la noticia, pero me atormenta pensar en lo que no he hecho. Para consolarme, me digo que apenas estoy empezando. 

¿Cómo se crea una carrera como la suya? 

El secreto es la constancia, mejor conocida como terquedad. No se puede desfallecer. Existen tentaciones: el misticismo, la política, la buena vida, el matrimonio y sus servidumbres. Pero la literatura es un vicio y, como tal, difícil de dejar.

Cuéntenos algún dato o anécdota de su vida en Santander y su relación con la escritura. 

Nací en Málaga pero vivimos en varios pueblos antes de establecernos en Pamplona. En Málaga se quedaron para siempre mi abuela y mi infancia. Este alejamiento marcó mi vida. Escribí que me fui de Málaga por un sendero de lágrimas y en cierta forma fue así. Para combatir la nostalgia me refugié en la escritura. Le escribí muchas cartas a mi abuela, que no sabía leer ni escribir. De ahí viene todo. De esas cartas. De esa profunda necesidad de contar.

¿Cómo calificaría usted mismo su literatura? 

Difícil decirlo. Se habla con razón del humor, del disparate, de la locura, pero creo que mi escritura es una exploración del dolor. Otros podrán demostrarlo o desmentirlo.

¿Cuánto de usted hay en los textos que escribe? 

Podría decirse que toda escritura es autobiográfica. Sólo que los disfraces son numerosos, como las capas de la cebolla.

¿Cómo es su proceso creativo?

El proceso de la escritura es mágico. Un mago jamás revela sus trucos. No digo que sea un mago pero me atengo al principio. El secreto mayor consiste en atrapar al conejo por las orejas. Sólo que nunca se sabe cuándo ni dónde aparecerá. El bosque, como bosque que se respete, es un misterio, repleto de conejos escondidos. Pero puedo contarle detalles sobre la mecánica de la escritura. Escribo a mano, en libretas o cuadernos, sobre todo cuando viajo, y luego paso todo a limpio en el computador. Imprimo y empiezo a corregir. Puedo hacer veinte o treinta versiones de un texto. Una versión es en realidad una copia impresa, y cada copia tiene por lo menos tres minuciosas lecturas. Es un trabajo de años, una larga paciencia. Redondear Caperucita Roja y otras historias perversas me llevó diez años. Cuando me gané el Premio Comfamiliar en el año año 92 o 93, apenas era un libro en formación: sólo estaban dos historias del libro definitivo (“Caperucita Roja” y “El sapito que comía princesas”), y las demás eran préstamos que encontraron acomodo en otros libros. Al fin, con diez historias, fue publicado por Panamericana e ilustrado por Alekos. Cuando Mafe me propuso reeditarlo en SM, en 2006, reescribí todo el libro y añadí una historia, que cierra de manera definitiva este mundo. Entre la primera historia, “Caperucita Roja”, de mediados de 1990, y “Las razones del lobo”, de principios de 2006, hay veinticinco larguísimos años. De manera que también puedo decir que este libro me costó un cuarto de siglo.

¿Siempre es así?

Por supuesto que no. Escribí La media perdida en diez minutos, un sábado en la mañana, y me ha dejado más regalías que La lagartija y el sol o Mujeres, un libro de poemas, o Noticias de la niebla, que reúne cien cuentos breves. Estos tres títulos me han costado cuartos de siglo de treinta años. Alguna vez, hablando de estos asuntos con los niños, me calcularon como quinientos años.

¿Cuál ha sido el momento más difícil de su vida? Cuéntenos si estuvo relacionado con la Literatura. 

Dice Vallejo en un poema que su momento más difícil no ha llegado todavía. Pero he tenido varios. Ahora recuerdo uno, no tan difícil pero sí definitivo. Estaba en segundo o tercer grado de bachillerato. Había decidido dedicarme a escribir y, para sellar la gravedad del momento, necesitaba decírselo a alguien. Escogí al profesor de español, por supuesto. “Profe, me voy a dedicar a la literatura”, le dije en unas escaleras, y él respondió: “Ah, bueno”, y siguió bajando las malditas escaleras.

¿Si pudiera volver a empezar, qué cambiaría?

La familia. Nacería en una familia de ricos y nunca sería profesor.

Ni escritor.

Tal vez no. Me consolaría fotografiando mujeres desnudas.

¿Si pudiera volver a la época en la que comenzó como escritor, qué cambiaría?

Nunca me han faltado los libros. En mi casa no había libros, nadie leía, pero nunca me han faltado. Siempre tuve una biblioteca a la mano, primero en Málaga y luego en Pamplona, y pronto acumulé tantos libros como para varias vidas. Tengo una casa de seis habitaciones repletas de libros, y unos cuantos más en casas ajenas. Pero me han hecho falta amigos. Aunque la escritura es producto del más absoluto de los encierros, a mi vida le ha sobrado soledad.

¿Qué recomendaciones les daría a los escritores noveles?

Mujeres malvadas. 

En serio.

Menos Facebook y menos WhatsApp. En general, menos internet, donde se practica una lectura de picoteo. Hay que leer en serio. Un escritor es esencialmente un lector. Hay que abrir el libro y dedicarle horas y horas, días y días, hasta acabar, y unos meses o años después hay que volver al mismo libro, como un río que nunca deja de pasar. Los libros que valen la pena son los que precisan las relecturas.

Palma de Mallorca, 17 de abril de 2017




martes, 18 de abril de 2017

Triunfo Arciniegas / Diario / Cuba

Bellísima habanera
El Malecón, La Habana, 1 de noviembre de 2015
Fotografía de Triunfo Arciniegas


Triunfo Arciniegas
Cuba
Palma de Mallorca, 18 de marzo de 2017

De todos los países que he visitado en mi vida, Cuba es el único que me ha dejado sin ganas de volver, y menos mientras dure la dictadura de los Castro, que ya va por los sesenta años. Ningún país es tan despiadado ni tan aprovechado con el turista. Sé que en otros muchos países a uno le ven la cara de extraño y le cobran el doble. Pero en Cuba exageran. Tal vez la necesidad, digo. El socialismo no acabó con la prostitución: uno levanta el brazo y se le acomoda una puta. El socialismo no acabó con la pobreza, flor nacional. Qué mierda, una revolución para morirse de hambre. Donde antes había una fábrica, ahora hay un edificio abandonado, un cascarón. Qué mierda, un socialismo que persigue a los homosexuales, un socialismo que persigue, censura y aparta a sus escritores. Nombro tres que vienen a mi mente: Guillermo Cabrera Infante, Virgilio Piñera, Reinaldo Arenas.

De Cuba resaltan con razón dos virtudes: la educación y la salud. Los cubanos saben leer y escribir pero no hay nada más triste que una librería cubana. Y no hay sino un solo puto periódico en la isla, el periódico oficial con las consabidas alabanzas a la Revolución y los Castro. Es decir, a los Castro. La televisión, aparte de las novelas trasnochadas, es el mismo cuento. ¿De qué sirve un doctorado cuando se tiene que ganar la vida manejando un taxi? Supe de un cirujano plástico que se ganaba el pan reciclando latas, cortándolas para hacer esculturas pero exponiendo sus preciosas manos. ¿Y de qué sirve andar rebosante de salud si se vive en una cárcel rodeada de agua por todas partes?

Digan lo que digan, Cuba es un país aburrido. Tedioso. Uno ni siquiera puede conversar a sus anchas, no sabe quién puede estar oyendo, el sapo de la cuadra -no recuerdo ahora su nombre- puede estar registrando la conversa. Como todo Estado totalitario, la vigilancia es extrema. Ahí están los imbéciles del comité de defensa de la revolución.

Pobre gente, tan musical, tan bella, no merecen la desgracia que les cayó encima. Pobre gente, con esa rutina tan insoportable: nunca se cambian de casa. De hecho, viven agradecidos si tienen casa. Nunca salen a otra ciudad: demasiado caro. Nunca van al monte: pertenece al Estado. Viven en un país ajeno. Por eso muchos prefieren lanzarse al mar con lo que tienen puesto y exponerse al hambre de los tiburones. La diversión nacional es tirar, no hay más. Pero es una diversión de cualquier parte del mundo.

En  Cuba se me salieron las lágrimas de pesar, no de emoción sino de pesar. Pocos espectáculos tan bellos como una mulata en el malecón. Con ese tumbao. Con ese caminado que es música pura. "La belleza está en el caminado", dijo María Félix, la María Bonita de Agustín Lara. Pero ninguna mujer, creo, haría que uno se quedara en la isla. Y ellas, por su parte, no quieren quedarse: quieren largarse con su música a otra parte. Los cubanos sueñan con Estados Unidos: los taxistas a menudo exhiben juntas la bandera cubana y la gringa. Deliran por la ropa de marca, cosa rara. 

¿De qué han servido los muertos? ¿De qué ha servido el delirio? En Guadalajara, el año pasado le pregunté a un escritor cubano en el exilio sobre la muerte de Fidel y me dijo una frase contundente: "Ya el daño está hecho". Es decir, ya pasó la vida. Ya no habrá otra oportunidad.


lunes, 17 de abril de 2017

Triunfo Arciniegas / Diario / Paloma




Triunfo Arciniegas
Paloma
Palma de Mallorca, 17 de abril de 2017

Esta mañana un auto atropelló a una paloma frente a Jardines de la Misericordia. Estaba leyendo en un escaño cuando oí el estruendo. Vi el reguero de plumas volando y, cuando el auto se alejó, el intenso y desordenado aleteo de la paloma contra el pavimento. Sus vuelos habían terminado. Un muchacho detuvo el tráfico y se acercó a recogerla. Le acarició la cabeza hasta que por fin se sosegó. Murió en sus manos unos minutos después. 

domingo, 16 de abril de 2017

Triunfo Arciniegas / Diario / Crónica

Agapea
Palma de Mallorca, 2017
Foto de Triunfo Arciniegas

Triunfo Arciniegas
Crónica
Palma de Mallorca, 16 de abril de 2017


Me acordé de una frase que contradice todas mis reflexiones de ayer: "Cuando uno viaja, el hogar se queda en casa". La verdad es que no vale la pena viajar con nostalgia. Cuando vivía en Bogotá extrañaba demasiado a René, que entonces era un niño: tenía pesadillas y sufría mucho. Hasta que reconocí que no podía seguir así y me impuse la tarea de no pensar. Lo he conseguido a medias.

La frase contradice mis reflexiones en cierta forma, porque ayer me estaba refiriendo sobre todo a la ilusión de otra persona que hiciera las cosas por uno durante los viajes, pero de manera mágica, sin instrucciones, como si uno mismo se encargara de la tarea. Como si uno mismo se hubiera quedado en casa.


Volví a leer de un día para otro y con el mismo regocijo Crónica de una muerte anunciada. ¿Tercera o cuarta vez? La novela es un trabajo de relojería, una lección de escritura. Cinco capítulos redondos, cada uno con una temática precisa: la escaleta, un recurso que García Márquez aprendió del cine, es perfecta. Me encanta la precisión de las palabras, me encanta la economía del lenguaje: no sobra una sola frase. ¿Alguien habrá escrito sobre el uso del adjetivo en la obra de García Márquez? En este arte, Borges es simplemente genial. 



Sucede que encontré la bella edición de Crónica del Círculo de Lectores en una feria del libro que armaron en Jardines de la Misericordia, a unos cien metros de donde me hospedo en estos días, y decidí aprovechar la ocasión para una relectura. Suspendí el paseo por Palma y vine casi corriendo a casa con el manjar. Ha valido la pena, por supuesto. Estoy pensado en leer por octava vez Cien años de soledad, y ojalá en portugués o en francés o, por qué no, en italiano. Necesito meterle el diente a estos idiomas, que usaré en la medida de mis posibilidades en el próximo viaje. 

Mañana se cumplen tres años de la muerte de García Márquez. Leerlo es el homenaje obvio. Leerlo es regocijo puro.



Crónica de una muerte anunciada no es la única joya que he comprado. Ahora estoy devorando una biografía de Marlon Brando. Aunque no es un gran libro, me resulta divertido. De hecho, compré dos biografías de Brando en seis euros. Y la lista apenas empieza: dos novelas de Sándor Marái, la primera de Jonathan Safran Foer, Todo esta iluminado, unos cuentos de Fernando Iwasaki que andaba buscando, la trilogía de Stieg Larsson para regalar en Palma, Paseos por Berlin, de Franz Hessel. Y la joya de la corona: ayer conseguí, en la sección de novedades de Agapea y por casi treinta euros, Diarios completos, de Sylvia Plath, publicado en Barcelona hace cinco meses por Alba Trayectos. Nunca estarán completos estos diarios. Ted Hughes, su marido, destruyó el último cuaderno, por obvias razones, y hay otro "desaparecido". No hay una sola entrada de los últimos siete meses de vida. El diario concluye cuando Sylvia Plath aún vivía con Ted Hughes. Sin duda se perdieron páginas desgarradoras. Ted Hughes se fue a vivir con otra mujer y Sylvia Plath se quedó sola con Nicholas y Frieda, sus dos pequeños hijos. Una cruda mañana del invierno del 63, en Londres, puso a salvo a los niños, abrió la llave del gas y eso fue todo.

El marido vale huevo. ¿Pero qué pasó con los niños? Nicholas Farrar Hughes Plath fue un hombre solitario y maníaco depresivo, se refugió en Alaska como profesor de Ciencias del Mar y se ahorcó en su casa en 2009. Había cumplido 47 años. Nunca se casó ni tuvo hijos. Frieda Rebecca Hughes Plath, escritora y columnista, sobrevive pesar de sus trastornos depresivos, la anorexia y la esclerosis múltiple. Hace unos días cumplió 57. Vida  malparida.

Cito el tercer párrafo del prólogo de Karen V. Kuril: "Los dos diarios que Plath escribió durante los últimos tres años de su vida no están incluidos. uno de ellos "desapareció", según cuenta Ted Hughes en su prefacio a la edición de Frances McCullogh, Journals of Sylvia Plath (Nueva York, Dial Press, 1982), y no ha aparecido hasta la fecha. El segundo "cuaderno con el dorso marrón", que contenía las entradas hasta tres días antes del suicidio de Plath, fue destruido por el propio Hughes."



sábado, 15 de abril de 2017

Triunfo Arciniegas / Diario / El otro

Valldemossa, Mallorca
14 de abril de 2017


Triunfo Arciniegas
El otro
Palma de Mallorca, 15 de abril de 2017

Uno quisiera un par de pies de repuesto. Sería bonito pasar por el hotel y ponerse los otros pies para seguir recorriendo la ciudad. El cuerpo es el límite, y el cuerpo cada vez aguanta menos.

Uno quisiera  viajar y seguir en casa. Dejar al otro en casa para que lleve los asuntos y le haga frente a las desgracias, que nunca faltan. Uno quisiera dejar al otro leyendo y escribiendo en casa. O atendiendo las visitas y contando lo que uno anda haciendo por acá. O sacando a los perros y bebiendo café desde las tres de la mañana. 

Sería bueno, por ejemplo, que el otro se encargara de registrar el viaje: trabajar las fotos, adelantar el diario, leer las maravillas que uno va encontrando en las librerías.

El diario es un asunto urgente y dispendioso. No es una tarea fácil ni rápida. Lo peor es que no tengo a la mano quien me señale las erratas. Ni dispongo de días para reposar el texto y expresar las ideas con alguna precisión. El diario sale así, y a menudo demoro días para encontrar una incoherencia o un error de sintaxis.

La fotografía requiere de tiempo. Seleccionar y trabajar una foto no es cuestión de minutos. Los blogs son exigentes. El material preparado en casa se acaba tarde o temprano.

Y, aparte de todo esto, llega algún contrato, llegan unas pruebas para corregir, llega un pedido de un extraño.

Si uno no puede viajar y quedarse en casa al mismo tiempo, definitivamente, una parte de uno mismo debería quedarse trabajando en el hotel mientras la otra parte explora el mundo.

Amanece en Palma de Mallorca pero no he salido con mi cámara a registrar el espectáculo porque estoy trabajando en estas líneas.


viernes, 14 de abril de 2017

Triunfo Arciniegas / Diario / La tumba de Robert Graves

Tumba de Robert Graves
Deyá, Mallorca, 14 de abril de 2017
Fotografía de Triunfo Arciniegas


Triunfo Arciniegas
La tumba de Robert Graves
Deyá, 14 de abril de 2016

Si quieres conocer un lugar hermoso, pregúntale a un poeta. No recuerdo ahora quién dijo la frase. Robert Graves encontró ese lugar en Deyá. Llegó en 1929 con Laura Riding y tuvo que irse en 1936 debido a la guerra. Entonces ya había publicado su obra más famosa, Yo, Claudio. Rey Jesús, otra novela, y La Diosa Blanca. una singular exploración de la poesía, son parte de sus títulos más conocidos.

Como Paul Bowles con Tánger, Robert Graves decidió su vida en Deyá. Volvió a la isla, de manera definitiva, en 1946. Tan definitiva que allí, en el pequeño cementerio de Deyá, descansan sus huesos. Murió en 1985. Treinta y dos años después, por fin he podido venir a conversar con él un rato.

Se llega desde Palma de Mallorca por una carretera sinuosa y angosta, atestada de ciclistas. El taxi desde el aeropuerto cuesta cincuenta euros. Como es Viernes Santo, pululan los turistas. A la entrada de Deyá se voltea a la izquierda y se sube por calles estrechas y escaleras, hasta encontrar el cementerio en la cima de la montaña, muy cerca de una venta de mermeladas.

Tumba de Robert Graves
Deyá, Mallorca, 14 de abril de 2017
Fotografía de Triunfo Arciniegas


Desde la puerta, una puerta común y corriente, un poco más ancha que la de cualquier casa, ya se ve la tumba de Robert Graves: simple, junto a un árbol, en la tierra cruda. Sobre el cemento están escritos de manera torpe su nombre, sus fechas primordiales y una sola palabra: "Poeta". Eso es todo.

La visita me ha conmovido hasta las huesos. Así termina todo, me dije, y se me salieron las lágrimas. Ya pasó todo. Ya se fueron a otros aires sus mujeres, ya se regaron por el mundo sus hijos, ya se acabaron todos los afanes. Desde el cementerio se ve la casa del poeta, ahora un museo muy visitado. Y más allá, el mar. Se ve con absoluta nitidez la carretera, como una serpiente. Se ven los autos, que no dejan de pasar, muy lujosos, por cierto, y los ciclistas.

De pronto vi llegar al cementerio una mujer que en otros años amé profundamente. La miré con fijeza, desbocado, y el fantasma desapareció. Así será ahora, supuse, contemplando la mujer de carne y hueso, tan alta y tan delgada, tan blanca, toda elegante, reposada por los años. Y sola. Ya debe descansar bajo tierra el viejo pintor inglés que la alejó de mi sendero, y con su fortuna recorrerá el mundo.

Tierra de delirios, al fin y al cabo.

De verdad, el lugar es de una belleza indescriptible. Valdría la pena pasar el resto de la vida en estas montañas, con ese mar, con esta brisa tan antigua y tan nueva.

Aunque aún no lo sé, algo ha cambiado en mí en este día. Algo muy profundo, y de manera definitiva.


martes, 11 de abril de 2017

Triunfo Arciniegas / Diario / Milú


Porcelana
Paris, 2017
Foto de Triunfo Arciniegas

Triunfo Arciniegas
Milú
Palma de Mallorca, 11 de abril de 2017

Murió Milú. La noticia atravesó el océano y me encontró en la isla. Alejandra me había dicho que estaba muy enferma y había que prepararse para lo peor. Hace cuatro o cinco días dejó de comer. Tenía cáncer. Alguna vez, cuando vivía conmigo, estuvo perdida un par de meses. Alejandra pegó carteles y la encontró en el monte, cerca de Los Garabatos. Cosa curiosa, volvió muy educada. Era muy especial, muy noble, una maravilla con los niños, y apenas tenía cuatro años. René la enterró ayer en La Mancha, junto a Linda y Pedrillo. Duele tanto la muerte de los animalitos. La distancia da un sentido de irrealidad. Como si todavía esperara su vozarrón al volver a casa, su gruesa pata en mi pecho. Sé que tan pronto pueda iré con René a desyerbar las tumbas.

viernes, 7 de abril de 2017

Triunfo Arciniegas / Diario / David

David, de Miguel Angel, detalle
Florencia, 2017
Foto de Triunfo Arciniegas


Triunfo Arciniegas
David
Florencia, 6 de abril de 2017

Vine a Florencia en el tren rápido desde Bologna: 35 minutos, 27 euros. Un helado en Florencia; 8 euros. Sin taxis ni autobuses. Recorrí a pie la ciudad durante siete horas. Hice mil doscientas fotos. Serían menos de seiscientas en realidad porque suelo hacer tomas dobles. O triples. Serían menos de quinientas. Unas cien valdrán la pena. Y de las cien, me quedaré con unas diez. Esas son las cuentas, más o menos.

Como fotógrafo, me he sentido en pleno carnaval: soy invisible. Quiero decir, no tengo problemas con la cámara. Todo el mundo está tomando fotos. Todo mundo se está tomando fotos. Ni siquiera contemplan las catedrales o las esculturas: se toman la foto y listo.

Así que estoy fotografiando mujeres bellas a diestra y siniestra. Se diría que estoy fotografiando edificios, catedrales o estatuas, pero no. 

Le hice unas diez tomas al David, de Miguel Angel. Nada más la escultura hace que el viaje a Florencia valga la pena.


FOTOS DE TRIUNFO ARCINIEGAS
Florencia / Italia

jueves, 6 de abril de 2017

Triunfo Arciniegas / Diario / Fotógrafo callejero


Tal vez Melanie Griffith
Times Square, NY, 2012 
Foto de Triunfo Arciniegas

Triunfo Arciniegas
FOTÓGRAFO CALLEJERO
Bologna, 4 de abril de 2017
Soy un fotógrafo callejero. Es una de las razones de mis viajes. Esta mujer, esta bella mujer en Nueva York, se dio cuenta que le estaba haciendo una foto, y sentí vergüenza, aunque la suya no fue una mirada de reproche: entendió de inmediato mi admiración. Han pasado cinco años y no olvido el instante. Todo fotógrafo es un ladrón. No se roba el alma de nadie, pero algo se roba.
Asombro
Bologna, 2017
Fotografia de Trounfo Arciniegas
Ahora estoy haciendo lo mismo en Italia. Hago fotos de viejos y mujeres bellas, sobre todo. Dos cosechas que nunca acaban. Dos fugaces cosechas que nunca acaban. Contemplo la vejez con respeto y la belleza con devoción.



miércoles, 5 de abril de 2017

Triunfo Arciniegas / Diario / Convento

Forja
Bologna, 2017
Foto de Triunfo Arciniegas

Triunfo Arciniegas
Convento
Bologna, 3 de abril de 2017

Estoy en un convento medieval. Cada noche una monja desnuda recorre los pasillos y escoge un huésped al azar. Anoche me favoreció la suerte. O el delirio. No  puedo decir cómo me fue. No ha terminado.

lunes, 3 de abril de 2017

Casa de citas / Mae West / Solo se vive una vez



Mae West
SOLO SE VIVE UNA VEZ








Mae West / Las muchachas buenas




Mae West
LAS MJUCHACHAS BUENAS

Las muchachas buenas van al cielo. Las malas, a todas partes.







domingo, 2 de abril de 2017

Triunfo Arciniegas / Diario / Venecia sin ti

Góndolas de Venecia
Venecia, Italia, 2017
Foto de Triunfo Arciniegas

Triunfo Arciniegas
Venecia sin ti
Venecia, 2 de abril de 2017

¿Quién no tiene una imagen de Venecia? Hemos visto la ciudad en tantas películas. La hemos leído. La hemos amado a través de los ojos y las palabras de los otros. Era la ciudad amada de Joseph Brodsky, quien le dedicó un bellísimo libro. A Woody Allen le encanta venir acá. Ay, si no fuese tan cara, vendría a escribir una novela.

Una ciudad sobre el agua, no es posible, nos decimos. Una ciudad de calles de agua. Rica y esplendorosa, de grandes títulos, de personajes, de miles de historias, de intrigas. Muerte en Venecia, El mercader de VeneciaVenecia sin ti. Thomas Mann, Shakespeare, Charles Aznavour. "Qué profunda emoción recordar el ayer / cuando toda Venecia me hablaba de ti." La voz de Aznavour, que llegará a las 93 el próximo mayo, hace parte de mi ADN. Aún tengo ese disco, aún siento esa profunda emoción.

Y acá está, eterna e infinita, laberíntica, con sus preciosas máscaras y sus 455 puentes. Venecia no decepciona. Una ciudad para enamorados. Para morir de amor. Acá tengo pendiente un carnaval. Ahora sé que es posible.


sábado, 1 de abril de 2017

Triunfo Arciniegas / Diario / En busca de los sueños perdidos


Basilica di Santo Stefano
Bologna, Itsalia, 2017



Triunfo Arciniegas
En busca de los sueños perdidos
Bologna, Italia, 1 de abril de 2017

Conque así es Italia. Como hecha por los dioses. Lastima tanta belleza. Sobrecoge. Ya me siento mejor. He pasado unos días miserables en Barcelona pero aquí empieza otro cuento, incluso se nota más la primavera. 

Hace muchos pero muchos años soñé que visitaba Italia. Era redonda, como un castillo, algo kafkiano. Empecé a  hacer círculos, adentrándome y subiendo. No entendía nada pero me sentía muy feliz a medida que me acercaba a las nubes. Desperté con una dulzura que no he podido olvidar.

Buscaré esa dulzura en las calles de Bologna.