lunes, 4 de mayo de 2020

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Henning Mankell
UNA QUINTA MUJER

La quinta mujer, Henning Mankell | Blogs Clubs Lectura das ...   Después tampoco pudo recordar mucho de lo que había pasado. La mujer que yacía en la cama, con una sábana blanca por encima, tal vez tenía el cabello gris. La había visto borrosamente porque la luz que entraba de la calle era muy pálida. Se había despertado en el mismo instante en que él levantó la sábana. Pero no tuvo tiempo de gritar ni de entender lo que pasaba antes de que él, de un solo tajo, le cortara el cuello y diera rápidamente un paso atrás para que la sangre no le salpicara. Luego se dio la vuelta y regresó al pasillo. Todo había ocurrido en menos de medio minuto. En alguna parte de su interior habían sonado los segundos. Estaban a punto de abandonar el pasillo cuando uno de los hombres dijo algo en voz baja. Durante un instante el jefe se quedó petrificado como si no supiese qué hacer.
    Había otra mujer en una de las habitaciones. Una quinta mujer.
    No tenía que haber estado allí. Era forastera. Tal vez estaba sólo de visita.
    Pero era también extranjera. El hombre que la había descubierto lo había comprobado.
    El jefe entró en la habitación. Tras él, Farid vio que la mujer se había encogido en la cama. Su miedo le produjo malestar. En la otra cama yacía una mujer muerta. La blanca sábana estaba empapada en sangre.
    El jefe sacó su cuchillo del bolsillo y le cortó el cuello también a la quinta mujer.
    A continuación abandonaron la casa tan subrepticiamente como habían llegado. El coche les esperaba en la oscuridad. Al amanecer ya habían dejado muy atrás El Qued y a las cinco mujeres muertas.
    Era el mes de mayo de 1993.

Henning Mankell
La quinta mujer
Tusquets Editores, Barcelona, 2003, pp. 16-17

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