viernes, 30 de septiembre de 2022

Poemas como heridas / Geo Bogza / Recuerdos de Polonia

 



Geo Bogza

Recuerdos de Polonia

I
En Varsovia, una muchacha hablaba así:
si quieres acariciarme, yo no me opondría
si quieres besarme, puedes hacerlo
te permitiría que me desnudes los senos.
Pero debes saber que a papá lo fusilaron los alemanes
y a un hermano mío lo quemaron en los hornos.

Si quieres acariciarme, yo no me opondría
pero debes saber que todos estos muertos aúllan en mí
y yo toda, toda soy de ceniza.
Bésame, pero que no te sepa amarga.
 

II
En Cracovia, una muchacha hablaba así:
si quieres puedes abrazarme
si quieres puedes acariciarme los senos
pero no me compres abalorios, nunca.
Tenía trece años cuando los alemanes
ahorcaron a mamá en un árbol de la calle.

Si quieres podemos atravesar nadando el Vístula
pero no me digas que tengo el cuello blanco y bello
y no me compres abalorios, nunca.



Geo Bogza

Nació en Blejoi, comunidad del condado de Prahova, Rumania, en 1908. Fue poeta, teórico y periodista. Su poesía fue fundamental en el desarrollo de la vanguardia rumana. Más allá de explorar la médula libertaria de sus ideales políticos a través de su labor periodística, Bogza asumió un riesgo mayor en su creación, no sólo en cuanto a su temática —tomar, por ejemplo, la explotación petrolífera como veta literaria y motivo para la indagación de la vasta conciencia humana—, sino que su visión poética logró configurar un lenguaje vívido cuya materia lírica, descarnada y directa, es a la vez la mirada y la morada del asombro que revela en el cuerpo mismo de las cosas la eternidad. El amor otorga un matiz específico a su obra. La ternura y el erotismo son fuerzas que distinguen su voz. Al considerarse obscenos algunos de sus poemas, Bogza fue encarcelado en dos ocasiones. Murió en Bucarest en septiembre de 1993.


ALTAZOR




jueves, 29 de septiembre de 2022

Poemas como heridas / Alejandra Pizarnik / Amantes


Alejandra Pizarnik
AMANTES

Una flor
            no lejos de la noche
            mi cuerpo mudo se abre
a la delicada urgencia del rocío


Alejandra Pizarnik
Los trabajos y las noches
Buenos Aires, Sudamericana, 1965


miércoles, 28 de septiembre de 2022

Una foto / Graciela Iturbe / Mujer ángel







LEYENDO “MUJER ÁNGEL” DE GRACIELA ITURBIDE


Por Óscar Colorado Nates*

Mujer Ángel es una imagen emblemática de Graciela Iturbide, la figura más importante de la fotografía mexicana contemporánea según numerosos entendidos.

Quisiera presentar a mi lector una breve lectura de la fotografía Mujer Ángel de Graciela Iturbide. La imagen en cuestión podría ser un tema de tesis, por lo que solamente abordaré los aspectos contextuales, morfológicos y compositivos de la imagen.

martes, 27 de septiembre de 2022

Josef Joedelka / Gitanos


Fotografía de Josef Koudelka


Josef Koudelka
GITANOS

En mi pueblo no había ni gitanos ni judíos, llegué a ellos a través de la música folclórica y creo que fue la música lo que me hizo seguir. Empecé a fotografiarlos y también usaba una grabadora, veían mi interés. Pero mi trabajo no era documental, los gitanos no son solo como se ven en mis fotos, esa es mi proyección. Lo que sí tenía claro es que no quería perjudicarlos. Ellos no estaban en el sistema, pero tampoco en la lucha por la libertad, peleaban por sobrevivir. ¡No imaginas la cantidad de animales en mal estado que comí! Ahora no podría hacer esas fotos, pero entonces tampoco podía hacer lo que hago ahora.


lunes, 26 de septiembre de 2022

Una foto / Eugene Smith / El baño de Tomoko

 



EL BAÑO DE TOMOKO
“Tomoko Uemura in her bath"
Una fotografía de Eugene Smith

Cuando me pregunto qué foto me hubiese gustado hacer, sin duda sería El baño de Tomoko, de Eugene Smith. Con esa foto cumplió con la más noble de las premisas del periodismo gráfico, la denuncia social. Gracias a esa imagen el mundo tuvo conciencia del gravísimo vertido de mercurio en las aguas del pequeño pueblo de pescadores de Minamata, en Japón, donde perdieron la vida más de mil personas. Fue en 1972 y la presión mundial consiguió el cierre de la fá­brica.

La foto en blanco y negro describe una situación de una belleza descomunal. Ese gesto tan hermoso de una madre que abraza a su hija enferma está envuelto de una atmósfera que sobrecoge. Eugene Smith invade la escena sin perturbarla, logra un efecto camaleónico, una virtud de los grandes fotógrafos. La placidez del baño no es en absoluto violentada por la presencia del fotógrafo. No hay pintor ni escultor en la historia que haya plasmado, me atrevería a decir, una escena tan dramática con tanta belleza plástica.

Esta imagen me retrotrae a La Piedad que Miguel Ángel esculpió para el Vaticano, y más recientemente a la instantánea del fotógrafo colomense Samuel Aranda, que también captó la pasión de un momento casi indescriptible como el abrazo de una madre a su hijo en Yemen, una imagen que ganó el premio World Press Photo en el 2012.

Pedro Madrueño
La Vanguardia, 17 de abril de 2021


domingo, 25 de septiembre de 2022

Hilary Mantel / La trilogía de Cromwell

 




Hilary Mantel
LA TRILOGÍA DE THOMAS CROMWELL
24 de septiembre de 2022

Mantel escribió 14 novelas, dos libros de relatos y uno de memorias. Además de una gran cantidad de ensayos y artículos en donde reflexionaba de diferentes temas como la literatura y la historia, entre otros. Ha sido la primera mujer, y la primera autora británica en conseguir el prestigioso Man Booker Prize en dos ocasiones, una en 2009 y la otra en 2012, por sus novelas En la corte del lobo y Una reina en el estrado, qué hacen parte de la Trilogía de Thomas Cromwell.

Esta trilogía le permitió ganar fama mundial a Mantel y la ubicó como una de las escritoras más importantes del Reino Unido en los últimos 50 años. Los títulos se publicaron con bastante distancia el uno del otro. El último apareció en 2020, durante la pantemia. La historia está centrada en la vida Thomas Cromwell, un estadista y abogado que sirvió al rey Enrique VIII como su secretario de Estado y ministro principal entre 1532 y 1540, año en el que es ejecutado por orden del propio rey. Muere decapitado en la Torre de Londres.



El primer libro, En la corte del lobo, se ubica en el año 1520, en Inglaterra, cuando la nación está al borde del abismo. El rey Enrique VIII no consigue engendrar un heredero varón y quiere divorciarse de su mujer, Catalina de Aragón, para casarse con Ana Bolena, pero el cardenal Wolsey, su principal asesor, no obtiene más que negativas del papa. En este clima de desconfianza y necesidad llega a la corte Thomas Cromwell, al principio como segundo de Wolsey y más tarde como su sucesor.

Cromwell es un hombre con una trayectoria original: hijo de un herrero que le trataba con gran brutalidad, llega a ser un genio político, sobornador, encantador y fanfarrón, y con una delicada y mortífera habilidad para manipular los hechos y las personas. Implacable en la consecución de sus propios intereses, es tan exigente con los demás como lo es consigo mismo. Su programa de reformas tiene que abrirse camino entre un parlamento que sólo vela por los intereses de sus miembros y un rey que fluctúa entre las pasiones románticas y las pulsiones asesinas.

Setecientas páginas del gran espectáculo que es la depredación humana.



Una reina en el estrado, la segunda parte de la Trilogía, presenta a Thomas Cromwell, en el año 1535, ya muy lejos de sus humildes orígenes. Como primer ministro de Enrique VIII, su fortuna ha florecido, como también la de Ana Bolena, segunda esposa del rey por cuyo amor Enrique ha roto con Roma y ha creado su propia Iglesia. Pero las decisiones del rey están provocando un peligroso aislamiento político de Inglaterra, y además Ana no ha cumplido la promesa dd procurar un heredero que asegure la línea Tudor.

Durante la visita de Enrique a Wolf Hall, Cromwell presencia los amores del rey con la sibilina y silenciosa Jane Seymour. El ministro comprende que lo que está en juego es mucho más que el placer del rey: está en juego la seguridad de la nación. Así que a medida que despeja el camino de Enrique entre la corte y su miasma de chismes, negocia una «verdad» que satisfaga al rey y asegure su propia carrera. Pero ni ministro ni rey saldrán indemnes del teatro sangriento de los últimos días de Ana.



El último libro, El trueno en el reino, transcurre un año después, en 1536, cuando Ana Bolena ha muerto, decapitada, a manos de un verdugo francés. Mientras sus restos descansan bajo tierra, Thomas Cromwell desayuna con los vencedores y continúa su ascenso al poder y a la riqueza. Su maestro, Enrique VIII, se conforma con una felicidad a corto plazo en los brazos de su tercera reina, Jane Seymour.

Cromwell sabe que sólo puede confiar en sí mismo. No tiene una gran familia que lo respalde, ni un ejército privado. Y a pesar de la rebelión interna, de los traidores que se multiplican en el extranjero y de la amenaza de invasión que pone a prueba el reinado de Enrique VIII, Cromwell busca convertir Inglaterra en un nuevo país que se mire en el espejo del futuro.

La pregunta aquí es, ¿puede realmente una nación, o una persona, desprenderse de su pasado como si fuera piel muerta?



El trueno en el reino fue considerada en su momento como una pieza más que contundente y se alcanzó a comentar que podría llegar a merecerle a Mantel su tercer Man Booker Prize, tras ocho años de espera. La crítica calificó la trilogía de Coomwell como una de las mejores sagas de novela histórica del siglo XXI.

INFOBAE

(En el texto publicado por INFOBAE no figura el nombre del autor. Y, en todo caso, se trata de textos de solapa, promocionales, citados sin comillas en una y otra parte.)






Una foto / Hans Runeson / Mujer con bolso

 


La mujer con el bolso cruza una calle corriendo, golpeando su bolso en la cabeza de un miembro de un grupo neonazi, mientras marchaban por su ciudad natal. Suecia, 13 de abril de 1985.

Fotografía de Hans Runesson.

El 13 de abril de 1985, un grupo de neonazis marchó por las calles de Växjö, Suecia. De repente, una mujer saltó de la multitud, rompiendo su bolso en el cráneo del seguidor más cercano. El fotoperiodista Hans Runesson vio el momento y agarró su cámara. Hoy, su disparo se presenta como una imagen icónica de protesta.

Pero no se sabe mucho sobre Danuta Danielsson, la mujer del bolso. Creció en una familia judía polaca y su madre había sobrevivido a un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Unos años antes de la foto, se mudó a Suecia con su esposo.

Al ver a los nazis marchando en su nuevo hogar, estalló.

La imagen le trajo reconocimiento internacional, con gente que la celebraba y la vilipendiaba. Su hijo dijo que nunca se recuperó de la notoriedad que le trajo la imagen. Dos años después, ya luchando contra una enfermedad mental que agravó la atención de los medios, saltó de una torre de agua y se suicidó.

El nombre del neonazi era Seppo Seluska, un militante nazi del Partido del Reich Nórdico, luego condenado por asesinato. Torturó y asesinó a un judío homosexual ese mismo año.

En 2014, la escultora sueca Susanna Arwin propuso una iniciativa para erigir una estatua de "La mujer del bolso", sin embargo, los políticos locales negaron la propuesta creyendo que podría promover la violencia. Más tarde, otra ciudad de Suecia dijo que se llevarían la estatua porque creían que debería ser recordada por sus heroicas acciones.

Fuente: Historia, Mitología y Curiosidades interesantes



viernes, 23 de septiembre de 2022

Poemas como heridas / Pablo Neruda / Oda a la cebolla


Pablo Neruda
Biografía
ODA A LA CEBOLLA

Cebolla,
luminosa redoma,
pétalo a pétalo
se formó tu hermosura,
escamas de cristal te acrecentaron
y en el secreto de la tierra oscura
se redondeó tu vientre de rocío.
Bajo la tierra
fue el milagro
y cuando apareció
tu torpe tallo verde,
y nacieron
tus hojas como espadas en el huerto,
la tierra acumuló su poderío
mostrando tu desnuda transparencia,
y como en Afrodita el mar remoto
duplicó la magnolia
levantando sus senos,
la tierra
así te hizo,
cebolla,
clara como un planeta,
y destinada
a relucir,
constelación constante,
redonda rosa de agua,
sobre
la mesa
de las pobres gentes.

Generosa
deshaces
tu globo de frescura
en la consumación
ferviente de la olla,
y el jirón de cristal
al calor encendido del aceite
se transforma en rizada pluma de oro.

También recordaré cómo fecunda
tu influencia el amor de la ensalada,
y parece que el cielo contribuye
dándote fina forma de granizo
a celebrar tu claridad picada
sobre los hemisferios de un tomate.
Pero al alcance
de las manos del pueblo,
regada con aceite,
espolvoreada
con un poco de sal,
matas el hambre
del jornalero en el duro camino.
Estrella de los pobres,
hada madrina
envuelta
en delicado
papel, sales del suelo,
eterna, intacta, pura
como semilla de astro,
y al cortarte
el cuchillo en la cocina
sube la única lágrima
sin pena.
Nos hiciste llorar sin afligirnos.
Yo cuanto existe celebré, cebolla,
pero para mí eres
más hermosa que un ave
de plumas cegadoras,
eres para mis ojos
globo celeste, copa de platino,
baile inmóvil
de anémona nevada
y vive la fragancia de la tierra
en tu naturaleza cristalina.



Poemas como heridas / Pablo Neruda / Un perro ha muerto


Pablo Neruda
UN PERRO HA MUERTO
A DOG HAS DIED

Mi perro ha muerto.

Lo enterré en el jardín
junto a una vieja máquina oxidada.

Allí, no más abajo,
ni más arriba,
se juntará conmigo alguna vez.
Ahora él ya se fue con su pelaje,
su mala educación, su nariz fría.
Y yo, materialista que no cree
en el celeste cielo prometido
para ningún humano,
para este perro o para todo perro
creo en el cielo, sí, creo en el cielo
donde yo no entraré, pero él me espera
ondulando su cola de abanico
para que yo al llegar tenga amistades.

Ay no diré la tristeza en la tierra
de no tenerlo más por compañero
que para mí jamás fue un servidor.
Tuvo hacia mí la amistad de un erizo
que conserva su soberanía,
la amistad de una estrella independiente
sin más intimidad que la precisa,
sin exageraciones:
no se trepaba sobre mi vestuario
llenándome de pelos o de sarna,
no se frotaba contra mi rodilla
como otros perros obsesos sexuales.
No, mi perro me miraba
dándome la atención que necesito,
la atención necesaria
para hacer comprender al vanidoso
que siendo perro él,
con esos ojos, más puros que los míos,
perdía el tiempo, pero me miraba
con la mirada que me reservó
toda su dulce, su peluda vida,
su silenciosa vida,
cerca de mí, sin molestarme nunca,
y sin pedirme nada.

Ay cuántas veces quise tener cola
andando junto a él por las orillas
del mar, en el invierno de Isla Negra,
en la gran soledad: arriba el aire
traspasado de pájaros glaciales
y mi perro brincando, hirsuto, lleno
de voltaje marino en movimiento:
mi perro vagabundo y olfatorio
enarbolando su cola dorada
frente al Océano y su espuma.

Alegre, alegre, alegre
como los perros saben ser felices,
sin nada más, con el absolutismo
de la naturaleza descarada.
No hay adiós a mi perro que se ha muerto.
Y no hay ni hubo mentira entre nosotros.

Ya se fue y lo enterré, y eso era todo.


Pablo Neruda
Jardín de invierno
Barcelona, Seix Barral, 1977



Poemas como heridas / Pablo Neruda / Tango del viudo

Fotografía de Joana Kruse

Pablo Neruda
BIOGRAFÍA

TANGO DEL VIUDO

Oh maligna, ya habrás hallado la carta, ya habrás llorado de furia,
y habrás insultado el recuerdo de mi madre
llamándola perra podrida y madre de perros,
ya habrás bebido sola, solitaria, el té del atardecer
mirando mis viejos zapatos vacíos para siempre,
y ya no podrás recordar mis enfermedades, mis sueños nocturnos, mis comidas,
sin maldecirme en voz alta como si estuviera allí aún
quejándome del trópico, de los coolies corringhis,
de las venenosas fiebres que me hicieron tanto daño
y de los espantosos ingleses que odio todavía.

Maligna, la verdad, qué noche tan grande, qué tierra tan sola!
He llegado otra vez a los dormitorios solitarios,
a almorzar en los restaurantes comida fría, y otra vez
tiro al suelo los pantalones y las camisas,
no hay perchas en mi habitación, ni retratos de nadie en las paredes.
Cuánta sombra de la que hay en mi alma daría por recobrarte,
y qué amenazadores me parecen los nombres de los meses,
y la palabra invierno qué sonido de tambor lúgubre tiene.

Enterrado junto al cocotero hallarás más tarde
el cuchillo que escondí allí por temor de que me mataras,
y ahora repentinamente quisiera oler su acero de cocina
acostumbrado al peso de tu mano y al brillo de tu pie:
bajo la humedad de la tierra, entre las sordas raíces,
de los lenguajes humanos el pobre sólo sabría tu nombre,
y la espesa tierra no comprende tu nombre
hecho de impenetrables substancias divinas.

Así como me aflige pensar en el claro día de tus piernas
recostadas como detenidas y duras aguas solares,
y la golondrina que durmiendo y volando vive en tus ojos,
y el perro de furia que asilas en el corazón,
así también veo las muertes que están entre nosotros desde ahora,
y respiro en el aire la ceniza y lo destruído,
el largo, solitario espacio que me rodea para siempre.

Daría este viento de mar gigante por tu brusca respiración
oída en largas noches sin mezcla de olvido,
uniéndose a la atmósfera como el látigo a la piel del caballo.
Y por oírte orinar, en la oscuridad, en el fondo de la casa,
como vertiendo una miel delgada, trémula, argentina, obstinada,
cuántas veces entregaría este coro de sombras que poseo,
y el ruido de espadas inútiles que se oye en mi alma,
y la paloma de sangre que está solitaria en mi frente
llamando cosas desaparecidas, seres desaparecidos,
substancias extrañamente inseparables y perdidas.