miércoles, 31 de agosto de 2022

Un puente / El puente inca de Huarautambo

 


EL PUENTE INCA HUARAUTAMBO

▪︎ Han pasado más de 500 años y el Puente Inca Huarautambo, sigue intacto

Huarautambo fue construido durante el gobierno del Inca Pachacútec. Este lugar se encuentra ubicado a 7 km. de Yanahuanca, departamento de Pasco, frente al poblado de Astobamba, donde existen restos pre-incas. Además forma parte del Qhapaq Ñan (Gran camino Inca) y es uno de sus más elegantes lugares de reposo. Está ubicado en el centro del camino que une Cusco y Cajamarca, en plena cordillera, a 3.600 metros.

Lo primero que llama la atención al visitar Huarautambo es, sin duda, el puente Inca. Este puente está construído completamente de piedra y posee diecisiete ventanas en forma trapezoidal por las que discurre el río Huarautambo. Una maravilla de la ingeniería inca.

El puente es usado como camino peatonal que conecta el centro poblado de Huarautambo con su vecino Astobamba.

PERÚ conócelo




lunes, 29 de agosto de 2022

Casa de citas / Patrick Süskind / Morir en París


Patrick Süskind
MORIR EN PARÍS


    Grenouille caminaba de noche. Como al principio de su viaje, evitaba las ciudades, eludía los caminos, se echaba a dormir al amanecer, se levantaba a la caída de la tarde y reemprendía la marcha. Devoraba lo que encontraba en el campo: plantas, setas, flores, pájaros muertos, gusanos. Atravesó la Provenza, cruzó el Ródano al sur de Orange en una barca robada y siguió el curso del Ardéche hasta el corazón de las montañas Cévennes y después el del Allier hacia el norte.

Casa de citas / Patrick Süskind / La ejecución

 


Patrick Süskink
LA EJECUCIÓN


    La ejecución estaba fijada para las cinco de la tarde. Los primeros curiosos llegaron ya por la mañana y se aseguraron un lugar, llevando consigo sillas y taburetes, cojines, comida, vino y a sus hijos. Cuando la multitud empezó a acudir en masa desde todas las direcciones más o menos al mediodía, el Cours ya estaba tan atestado que los recién venidos tuvieron que acomodarse en los jardines y campos que formaban terrazas al otro lado de la plaza y en el camino de Grenoble. Los vendedores ya hacían un buen negocio, la gente comía y bebía, zumbaba y bullía como en un mercado. Pronto se congregó una muchedumbre de unos diez mil hombres, mujeres y niños, más que en la fiesta de la reina del jazmín, más que en la mayor de las procesiones, más que en cualquier otro acontecimiento celebrado en Grasse. Se habían encaramado hasta las laderas. Colgaban de los árboles, se acurrucaban sobre muros y tejados, se apiñaban en número de diez o de doce en las ventanas. Sólo en el centro del Cours, protegido por la barricada de la valla, como un recorte entre la masa de seres humanos, quedaba un espacio libre para la tribuna y el cadalso, que de repente parecía muy pequeño, como un juguete o el escenario de un teatro de títeres. Y se dejó libre una callejuela que iba desde la plaza de la ejecución a la Porte du Cours y se adentraba en la Rue Droite.

Casa de citas / Patrick Süskind / La hija de Antoine Richis





Patrick Süskind
LA HIJA DE ANTOINE RICHIS


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    Había, no obstante, un hombre en Grasse que no se fiaba de la paz. Se llamaba Antoine Richis, desempeñaba el cargo de Segundo Cónsul y vivía en una casa señorial al principio de la Rue Droite.

domingo, 28 de agosto de 2022

Casa de citas / Patrick Süskind / Asesinatos

 



Woman with red hair
Ilustración de John Money


Patrick Süskind
ASESINATOS


    En mayo del mismo año se encontró en un campo de rosas, a medio camino entre Grasse y el pueblo de Opio, situado al este de dicha ciudad, el cuerpo desnudo de una muchacha de quince años. Había sido golpeada en la nuca con un garrote. El campesino que lo descubrió quedó tan trastornado por el macabro hallazgo que casi atrajo hacia su persona las sospechas de la policía declarando al teniente con voz trémula que nunca había visto nada tan bello, cuando lo que quiso decir era que nunca había visto nada tan espantoso.

sábado, 27 de agosto de 2022

Casa de citas / Patrick Süskind / El tiempo de los narcisos



Patrick Süskind
EL TIEMPO DE LOS NARCISOS


No lejos de la Porte des Fénéants, en la Rue de la Louve, descubrió Grenouille un pequeño taller de perfumería y pidió trabajo.
    Resultó que el patron , el maître parfumeur Honoré Arnulfi, había muerto el pasado invierno y su viuda, una mujer morena y vivaz, de unos treinta años, llevaba el negocio con ayuda de un oficial.

viernes, 26 de agosto de 2022

Casa de citas / Patrick Süskind / Niña


Patrick Süskind
NIÑA

Ante uno de los palacios camuflados se detuvo más rato. La casa se encontraba al principio de la Rue Droite, una calle principal que atravesaba la ciudad en toda su longitud, de este a oeste. Su aspecto no tenía nada de extraordinario; era algo más ancha y vistosa que las demás, pero no imponente, ni mucho menos. Ante la puerta cochera había un furgón lleno de cubas que eran descargadas mediante una plataforma. Otro furgón esperaba tras el primero. Entró en la tienda un hombre con unos papeles, volvió a salir en compañía de otro hombre y ambos desaparecieron dentro del portal. Grenouille se hallaba al otro lado de la calle y observaba toda su actividad. Nada de lo que sucedía le interesaba y, no obstante, permanecía inmóvil. Algo lo retenía.

jueves, 25 de agosto de 2022

Casa de citas/ Patrick Süskind / Un perfume singular





Patrick Süskind
UN PERFUME SINGULAR


    Al día siguiente —el marqués se disponía en aquel momento a enseñarle los gestos, posturas y pasos de baile más necesarios para la inminente recepción social—, Grenouille fingió un desmayo y se desplomó en un diván como si le fallaran las fuerzas y estuviera a punto de ahogarse.

miércoles, 24 de agosto de 2022

Casa de citas / Patrick Süskind / La muchacha de cabellos rojos

 



Patrick Süskind
LA MUCHACHA DE CABELLOS ROJOS

    El 1 de septiembre de 1753, aniversario de la ascensión al trono del rey, en el Pont Royal de la ciudad de París se encendió un castillo de fuegos artificiales. No fueron tan espectaculares como los de la boda del rey ni como los legendarios fuegos de artificio con motivo del nacimiento del Delfín, pero no por ello dejaron de ser impresionantes. Se habían montado ruedas solares en los mástiles de los buques y desde el puente caían al río lluvias de estrellas procedentes de los llamados toros de fuego. Y mientras tanto, en medio de un ruido ensordecedor, estallaban petardos y por el empedrado saltaban los buscapiés y centenares de cohetes se elevaban hacia el cielo, pintando lirios blancos en el firmamento negro. Una muchedumbre de muchos miles de personas, congregada en el puente y en los “quais” de ambas orillas del río, acompañaba el espectáculo con entusiasmados “ahs”, “ohs”, “bravos” e incluso “vivas”, aunque el rey ocupaba el trono desde hacía treinta y ocho años y había rebasado ampliamente el punto culminante de su popularidad. Tal era el poder de unos fuegos artificiales.

martes, 23 de agosto de 2022

Triunfo Arciniegas / Diario / El gusano y la mosca

 

Juanes y Diosdado cabello


Triunfo Arciniegas
JUANES EN EL AVISPERO
o EL GUSANO Y LA MOSCA
20 de agosto de 2022

Me pregunto qué necesidad de meterse a la boca del lobo tiene Juanes. No va a cambiar nada en Venezuela con su concierto y, en cambio, expone el pellejo de manera muy pendeja. Diosdado Cabello ya alebrestó el avispero.

“Defiéndalo si quieren”, precisó el Roy Barreras de Maduro. “La gusanera tiene derecho a defender a su gusano”. 

(Gusanos les dicen en Cuba a los cubanos que buscan mejor vida en Estados Unidos. Estos políticos refundadores de la patria piensan, dicen y hacen lo mismo. Sus discursos son fácilmente intercambiables.)

En Caracas, sin duda, le van a recordar a Juanes una de sus frases, una muy reciente: “El socialismo es una mierda”.

Los chavistas todavía creen que no.

Por supuesto, estoy de parte de los cantantes y no de los tiranos. Tanto allá como acá. Y confirmando la frase de Juanes, Diosdado no sería más que una mosca.




lunes, 22 de agosto de 2022

Casa de citas / Patrick Süskind / Diccionario de aromas

 


Patrick Süskind
DICCIONARIO DE AROMAS

Y no obstante, visto de manera objetiva, no tenía nada que inspirase miedo. No era muy alto —cuando creció— ni robusto; feo, desde luego, pero no hasta el extremo de causar espanto. No era agresivo ni torpe ni taimado y no provocaba nunca; prefería mantenerse al margen. Tampoco su inteligencia parecía desmesurada. Hasta los tres años no se puso de pie y no dijo la primera palabra hasta los cuatro; fue la palabra “pescado”, que pronunció como un eco en un momento de repentina excitación cuando un vendedor de pescado pasó por la Rue de Charonne anunciando a gritos su mercancía. Sus siguientes palabras fueron “pelargonio”, “establo de cabras”, “berza” y “Jacqueslorreur”, nombre este último de un ayudante de jardinero del contiguo convento de las Filles de la Croix, que de vez en cuando realizaba trabajos pesados para madame Gaillard y se distinguía por no haberse lavado ni una sola vez en su vida. Los verbos, adjetivos y preposiciones le resultaban más difíciles. Hasta el ”sí“ y el ”no" —que, por otra parte, tardó mucho en pronunciar—, sólo dijo sustantivos o, mejor dicho, nombres propios de cosas concretas, plantas, animales y hombres, y sólo cuando estas cosas, plantas, animales u hombres, le sorprendían de improviso por su olor.

domingo, 21 de agosto de 2022

Casa de citas / Patrick Süskind / La casa de madame Gaillard


Patrick Süskind
LA CASA DE MADAME GAILLARD

Aunque no contaba todavía treinta años, madame Gaillard ya tenía la vida a sus espaldas. Su aspecto exterior correspondía a su verdadera edad, pero al mismo tiempo aparentaba el doble, el triple y el céntuplo de sus años, es decir, parecía la momia de una jovencita. Interiormente, hacía mucho tiempo que estaba muerta. De niña había recibido de su padre un golpe en la frente con el atizador, justo encima del arranque de la nariz, y desde entonces carecía del sentido del olfato y de toda sensación de frío y calor humano, así como de cualquier pasión. Tras aquel único golpe, la ternura le fue tan ajena como la aversión, y la alegría tan extraña como la desesperanza. No sintió nada cuando más tarde cohabitó con un hombre y tampoco cuando parió a sus hijos. No lloró a los que se le murieron ni se alegró de los que le quedaron. Cuando su marido le pegaba, no se estremecía, y no experimentó ningún alivio cuando él murió del cólera en el Hôtel-Dieu. Las dos únicas sensaciones que conocía eran un ligerísimo decaimiento cuando se aproximaba la jaqueca mensual y una ligerísima animación cuando desaparecía. Salvo en estos dos casos, aquella mujer muerta no sentía nada.

sábado, 20 de agosto de 2022

Casa de citas / Patrick Süskind / La infanticida de la Rue aux Fers

 




Patrick Süskind
LA INFANTICIDA DE LA RUE AUX FERS


    En el siglo XVIII vivió en Francia uno de los hombres más geniales y abominables de una época en que no escasearon los hombres abominables y geniales. Aquí relataremos su historia. Se llamaba Jean-Baptiste Grenouille y si su nombre, a diferencia del de otros monstruos geniales como De Sade, Saint-Just, Fouchè Napoleón, etcétera, ha caído en el olvido, no se debe en modo alguno a que Grenouille fuera a la zaga de estos hombres célebres y tenebrosos en altanería, desprecio por sus semejantes, inmoralidad, en una palabra, impiedad, sino a que su genio y su única ambición se limitaban a un terreno que no deja huellas en la historia: al efímero mundo de los olores.

viernes, 19 de agosto de 2022

Casa de citas / Patrick Süskind / La bicicleta, la señorita Funkel y el moco


Ilustración de Jean-Jacques Sempé

Patrick Süskind

LA BICICLETA, LA SEÑORITA FUNKEL 
Y EL MOCO


    Un año después aprendí a montar en bicicleta. Ya no era tan pequeño: medía un metro treinta y cinco, pesaba treinta y dos kilos y calzaba zapatos del treinta y dos y medio. Pero la bicicleta nunca me había interesado especialmente. En el fondo, esta forma de ir de un sitio a otro, en equilibrio sobre dos finas ruedas, me parecía insegura y hasta misteriosa, porque nadie había podido explicarme por qué una bicicleta, al parar, se caía enseguida si no la sostenías o la apoyabas en algún sitio y no había de caerse cuando una persona de treinta y dos kilos se sentaba encima de ella y, sin ningún soporte ni apoyo, la ponía en movimiento. En aquel entonces, yo ignoraba las leyes naturales que rigen este fantástico fenómeno, concretamente, las leyes de los giroscopios y el principio mecánico del mantenimiento del impulso inicial que aún hoy no acabo de comprender, y cuyo solo enunciado hace que, de pura confusión, empiece a sentir el hormigueo y los latigazos en el occipital.

jueves, 18 de agosto de 2022

Casa de citas / Patrick Süskind / Carolina Kückelmann

Ilustración de Jean-Jacques Sempé

Patrick Süskind
CAROLINA KÜCKELMANN

    En la clase había una niña que se llamaba Carolina Kückelmann.
    Tenía los ojos oscuros, las cejas oscuras y el pelo castaño oscuro, recogido con un pasador a la derecha de la frente. Y tenía, en la nuca y en el hueco entre las orejas y el cuello, una pelusa que brillaba al sol y, a veces, temblaba un poquito al viento. Cuando se reía, con una risa ronca que sonaba muy bien, alargaba el cuello, echaba atrás la cabeza y casi cerraba los ojos, y toda la cara le resplandecía de alegría. Yo hubiera podido estar siempre mirando aquella cara, y la miraba cuando podía, en clase y en el recreo, pero con disimulo, para que nadie, ni la misma Carolina, lo notara, porque yo era muy tímido.

miércoles, 17 de agosto de 2022

Casa de citas / Patrick Süskind / El señor Sommer bajo la lluvia




Patrick Süskind
EL SEÑOR SOMMER BAJO LA LLUVIA

Una sola vez le oí al señor Sommer una frase completa, una frase clara y bien articulada que aún me suena en los oídos. Fue un domingo de finales de julio, por la tarde, durante una fuerte tormenta. El día había amanecido hermoso, radiante, sin una sola nube en el cielo y al mediodía hacía aún tanto calor que no hubieras hecho más que beber té frío con limón. Mi padre, como tantos otros domingos, me había llevado a las carreras de caballos, porque él iba a las carreras todos los domingos. Desde luego, no a apostar —dicho sea de paso— sino por afición. Aunque él nunca había montado a caballo, era un apasionado de la hípica y un entendido. Por ejemplo, podía recitar de memoria, al derecho y al revés, todos los ganadores del Derby alemán desde 1869 y los del Derby inglés y del Prix de l’Arc de Triomphe francés, por lo menos, los más importantes, desde 1910. Sabía qué caballo prefería la tierra blanda y qué caballo la tierra seca, por qué los caballos viejos saltaban obstáculos y los jóvenes no corrían más de 1.600 metros, cuánto pesaba el jockey y por qué la esposa del propietario llevaba en el sombrero una cinta con los colores rojo, verde y oro. Su biblioteca sobre hípica constaba de más de quinientos tomos, y hacia el fin de su vida llegó incluso a tener un caballo —mejor dicho, medio— que, para indignación de mi madre, compró por seis mil marcos, para hacerlo correr en las carreras con sus colores, pero ésta es otra historia que contaré otro día.

martes, 16 de agosto de 2022

Un libro / James George Frazer / La rama dorada

James George Frazer

LA RAMA DORADA

El 'grand tour' de Frazer


Carlos García Gual
3 de diciembre de 2011


Esta es una reedición de la extensa obra de Sir James Frazer, en nuevo resumen y con una espléndida y actual introducción de Robert Fraser, el mejor conocedor actual de tan monumental y mítico texto (1ª edición en 1890, ampliada en 12 tomos en 1914, y con uno más en 1935). La rama dorada marcó una época en los estudios de mitología, logró un sorprendente y duradero éxito de ventas y ejerció una fascinante influencia en antropólogos y estudiosos del mundo antiguo (J. Harrison y G. Murray), escritores de vanguardia (como D. H. Lawrence, W. B. Yeats, T. S. Eliot, etcétera) y en la teoría de Freud sobre el origen de la cultura (Totem y Tabú). En el panorama intelectual fue un hito de larga resonancia por su portentosa erudición, reflexiones audaces y estilo brillante, como bien señala en su prólogo Fraser. B. Malinowski, que se convirtió a la antropología al leer a Frazer, y luego la orientaría en una línea francamente opuesta a la de su libresco maestro, reconoció su memorable grandeza: "La obra monumental de Frazer hace comprender al sabio y al amateur la amplitud de los problemas, el gran interés humano y la belleza dramática de los datos de la antropología". "La rama dorada" que menciona el título es la que alzaba en su mano Eneas en su descenso al mundo de los muertos (según Virgilio cuenta en la Eneida), tal vez un ramo de muérdago de un árbol mistérico. Esta impresionante colección de relatos mitológicos que el sabio Frazer reúne nos invita a un viaje turístico a un maravilloso más allá de raros escenarios quiméricos y encuentros mágicos. Con su magnífico conocimiento de los clásicos y una infatigable memoria convoca cultos, dioses, tabúes, misterios y fantasmagorías de todos los rincones del mundo, y los comenta con fresca agilidad e ironía y un evidente gusto por la narración bien sazonada. (Es, como Burton o Gibbon, un maestro de la prosa inglesa). Luego encaja sus datos en su esquema hermenéutico según la teoría evolucionista: magia-religión-ciencia. Pero no es esa teoría ilustrada lo fundamental; él nunca se creyó un filósofo o un gran teórico. En el fondo, Frazer está más cerca de un ilustrado del XVIII que de un progresista como H. Spencer o A. Comte. Lo mejor es el grand tour fabuloso, y sus inolvidables personajes y sus fascinantes iconos y símbolos míticos (Adonis, Osiris, el dios ahorcado, las fiestas, el dios que muere y renace, etcétera). Nuestra rama dorada, o un hilo de Ariadna, para un recorrido laberíntico inigualable. Frazer, que acabó ciego de tanto leer, fue el huésped perpetuo de su biblioteca en Cambridge. Nunca dio clases, siempre vivió de becas en aquella inmensa biblioteca, y estuvo al tanto de los progresos de los antropólogos de su tiempo por correspondencia. Junto al éxito de sus libros, también suscitó críticas y escándalo de creyentes piadosos. Su vida fue larga: nació en 1854 y murió en 1941. De formación clasicista, fue un humanista que vivió siempre entre libros y nunca frecuentó salvajes. Recuerdo su figura en una vieja foto que ofrece R. Ackerman en su excelente biografía ( J. G. Frazer, Cambridge, 1987). En ella está Sir James junto a R. Kipling, cuando en 1921 recibieron en París su doctorado honoris causa en la Sorbona. Ambos eran muy famosos en toda Europa, dos glorias literarias de la Inglaterra imperial, muy distintos, con sus togas y recortadas barbas blancas, con noble aire victoriano, pero tristes. Imagino que se veían ya como héroes melancólicos del crepúsculo, tras la Gran Guerra que trajo la agonía del bello mundo victoriano en el que ambos tenían sus raíces. ¡Qué placer explorar de nuevo esta selva mitológica en esta excelente reedición si no tenemos el tiempo para los 13 tomos de la última inglesa! (que, por otra parte, aún puede encontrarse en algunas librerías londinenses de segunda mano a buen precio).

La rama dorada. Magia y religión

James George Frazer

Edición, introducción y notas de Robert

Fraser. Traducción de Elizabeth

Campuzano, Tadeo I. Campuzano

y Óscar Figueroa. FCE. México, 2011

645 páginas. 35 euros


EL PAÍS




lunes, 15 de agosto de 2022

Casa de citas / James George Frazer / El aliento


James George Frazer
ALIENTO SAGRADO

Un jefe maorí no soplará con la boca un fuego, pues su aliento sagrado comunicaría su santidad al fuego, la que pasaría de éste al puchero, del puchero a la carne del puchero y de la carne a la persona que comiera la carne del puchero puesta en el fuego así santificado por el santo aliento del hombre sagrado; el que comiera la carne infectada por el aliento del jefe comunicado por estos intermedios, seguramente moriría.

"Personas tabuadas"
James Frazer
La rama dorada
FCE, México, 1993, p. 247




Casa de citas / James George Frazer / Osiris




James George Frazer
OSIRIS

… cuando Isis encontró el cadáver de su marido Osiris, ella y su hermana Neftys se sentaron junto a él y rompieron en lamentos que en épocas posteriores fueron el tipo de todas las lamentaciones egipcias por los muertos. “Vuelve a tu casa -gemían-, vuelve a tu casa, tú, que no tienes enemigos. Oh, bello joven, vuelve a tu casa para que puedas verme. Soy tu hermana, la que amabas: no te apartarás ya de mí, oh, bello muchacho. Vuelve a tu casa. No te veo y, sin embargo, mi corazón te adora y mis ojos te desean. Vuelve a la que te ama, a la que amas…”

***

Las llorosas quejas de las dos apenadas hermanas no fueron en vano; apiadado por sus lágrimas, el dios Sol, Ra, envió desde el cielo al dios cabeza de chacal, Anubis, el que, con la ayuda de Isis y Neftys, de Thot y de Horus, reunió pedazo tras pedazo del cuerpo destrozado del dios muerto, lo envolvió en vendas de lino y ejecutó todos los demás ritos que los egipcios solían cumplir con los cuerpos de los difuntos. Después, Isis abanicó la fría arcilla con sus alas, Osiris revivió y desde entonces gobernó entre los muertos como rey en el otro mundo. Allí gozaba de los títulos de Señor del Mundo Subterráneo, Señor de la Eternidad y Rey de los Muertos.

***

En la resurrección de Osiris los egipcios vieron la promesa de una vida eterna para ellos mismos más allá de la tumba. Creyeron que todos los hombres vivirían sempiternamente en el otro mundo si los amigos supervivientes ejecutaban en su cadáver lo que los dioses hicieron con el de Osiris. Por esto, las ceremonias funerales eran copias de lo ejecutado con el Dios muerto. “En cada funeral se representaba el misterio divino efectuado de antiguo sobre Osiris, cuando su hijo, sus hermanos y amigos se congregaron alrededor de sus destrozados restos y con sus conjuros y manipulaciones consiguieron convertir su cuerpo roto primeramente en momia, reanimándola y proveyéndola después de los medios para ingresar en una nueva vida individual más allá de la muerte. La momia del que fallecía era el propio Osiris; las lloronas profesionales o plañideras eran las dos hermanas Isis y Neftys; Anubis, Horus , todos los dioses de la leyenda osiriana, estaban allí reunidos ante el cadáver.”

James George Frazer
La rama dorada
FCE, México, 1993, pp. 422-423

domingo, 14 de agosto de 2022

Triunfo Arciniegas / Diario / Desayunando en el mercado

 


Triunfo Arciniegas
DESAYUNANDO EN EL MERCADO
14 de agosto de 2022

Este desayuno de caldo de papa con carne, arepa y chocolate, en provincia, vale cinco mil pesos colombianos, algo más de un dólar, y en Bogotá y otras ciudades, el doble. Así, elemental y barato, es para mí un manjar de dioses. Para un santandereano como yo, nada mejor. Y si el hambre es mucha, se puede engrandecer el pedido con un tamal o unos huevos.

Un mercado de pueblo es una versión del paraíso. Acá se dan los buenos días y se pregunta por los conocidos. Se hace mercado sin tarjeta, sin máquinas, es decir, con billetes y monedas. Los productos llegaron de madrugada, traídos por los mismos campesinos, y el aroma es un privilegio. Con tantos colores se le cae la baba a los pintores. A unos pasos están las ventas de frutas y un poco más allá los puestos de jugos. No cae mal un jugo de maracuyá, licuado en nuestra presencia. Somos afortunados porque el trópico nos permite este paisaje los doce meses del año.

No más por esto es tan jodido vivir en otra parte. O empezando por esto, digamos. ¿En qué otro país le van va a decir a uno “Qué te provoca, mi amor”?

Dicen que la nostalgia empieza con la comida. 


sábado, 13 de agosto de 2022

Casa de citas / Alberto Salcedo Ramos / Ollas

 





Alberto Salcedo Ramos
OLLAS

Un día eres joven, es decir, perezoso para los oficios domésticos, y al otro día, de repente, piensas que lavar platos y ollas da paz espiritual.







viernes, 12 de agosto de 2022

Bibliotecas / Joaquín Sabina

 

La biblioteca de Joaquín Sabina




Joaquín Sabina tiene en las estanterías de la biblioteca de su casa un ejemplar de la primera edición de Ulysses, de James Joyce. Y que además está firmado por el propio Joyce, en aquel año de 1922 en que apareció, y dedicado a su editora, Sylvia Beach. El volumen está encuadernado en piel y la cubierta original es de color verdiazul egeo. Hace dos años un ejemplar de esa primera edición (y no dedicado por su autor) alcanzó en una venta en Londres el precio de 275.000 libras.

Luis Roncancio






jueves, 11 de agosto de 2022

Triunfo Arciniegas / Diario / De la naturaleza de los políticos


John Kennedy, Judith Campbell y Sama Giancana


Triunfo Arciniegas
DE LA NATURALEZA DE LOS POLÍTICOS
11 de agosto de 2022

“Nena, de no ser por mí tu novio no estaría en la Casa Blanca”, le dijo alguna vez el mafioso Sam Giancana a Judith Campbell Exner. El novio, por supuesto, era John Kennedy. Judith Campell fue amante de Giancana, Frank Sinatra y John Kennedy. Sinatra, famoso por su voz y sus relaciones con la mafia, fue quien puso en contacto a Campbell con Kennedy en las Vegas, el 7 de febrero de 1960, y poco después con Sam Giancana en Miami. De hecho, presentarle mujeres al político ya era una costumbre del cantante. Pero además, como es sabido, le brindó todo su apoyo en la campaña presidencial. Otra mujer que Sinatra y Kennedy compartieron, aunque no al mismo tiempo, fue Marilyn Monroe.

Una vez obtuvo la presidencia, John Kennedy rompió relaciones tanto con Giancana como con Sinatra y Campbell.

La ruptura con Sinatra sucedió en junio de 1962 durante la visita presidencial a California. Se suponía que Kennedy se alojaría en Palm Springs, en la mansión de Frank Sinatra, quien se precipitó a mandar a hacer una placa conmemorando el hecho, aparte de una pista de aterrizaje para helicópteros, un enorme centro de comunicaciones y dormitorios suficientes para el servicio secreto y la comitiva presidencial. Pero, como los asesores le hicieron ver que no le convenía pasar la noche en territorio de un cantante con tan mala reputación, Kennedy prefirió a última hora la menos polémica compañía de Bing Crosby. Sinatra se sintió tan humillado que años después cambió de bando y colaboró con la campaña de los republicanos.

(Según Donald Spoto, Kennedy y Marilyn Monroe pasaron la noche juntos en la casa de Crosby, aunque adelanta la fecha para finales de marzo. Spoto no sólo dice que se trata de la única noche sino que Marilyn no estaba interesada en una relación permanente con el presidente y, como si fuera poco, libra a los Kennedy de toda responsabilidad en la muerte de la actriz. Tres asuntos que otros biógrafos discuten.)

La ruptura entre Judith Campbell y Kennedy se dio casi al mismo tiempo. Campbell guardó silencio respecto a la naturaleza de sus relaciones con el político y, de paso, salvó el pellejo. Campbell fue el vínculo entre Kennedy y la mafia e incluso transportó sobres de dinero. Sólo muchos años más tarde divulgó la relación amorosa pero siguió ocultando el resto.

En cuanto a Giancana, Bob Kennedy se encargó de hacerle la guerra. También se encargó, en más de un sentido, de Marilyn Monroe.

miércoles, 10 de agosto de 2022

Triunfo Arciniegas / Diario / Blonde

 


Ana de Armas como Marilyn Monroe

Marilyn Monroe


Triunfo Arciniegas
BLONDE
10 de agosto de 2022

Se está hablando mucho de la nueva película sobre Marilyn Monroe, basada en la novela de la prolífica y eterna candidata al Nobel Joyce Carol Oates, Blonde, y protagonizada por la bellísima Ana de Armas, quien ya figura y con sobrados méritos en las ligas mayores del cine de nuestro tiempo. Marilyn Monroe se enamoraba fácilmente. Tres maridos y numerosos amantes, unos famosos y otros no tanto, hacen parte de su nutrido historial. Tengo curiosidad por la relación de Marilyn con John Kennedy, uno de los hijueputas más horribles de su época. Marilyn Monroe se enamoró como una tonta y hasta creyó que alguna vez sería la primera dama. Pero para Kennedy sólo fue una más de su colección. Y así la presenta Joyce Carol Oates en Blonde, un novelón de 942 páginas: como una más. Carne desechable. La narración del encuentro entre el presidente y la actriz en un cuarto de hotel no es precisamente un cuento de hadas. Catorce crudas y dolorosas páginas le dedica la escritora norteamericana: 895-908.

Unas páginas antes, se lee:

Marilyn había oído que se pasaban las mujeres entre ellos.

Más exactamente, las mujeres pasaban por ellos en orden jerárquico descendente. Primero el Príncipe/Presidente, después sus varios hermanos y cuñados, y finalmente sus amigos.

Pero pensaba ¡Conmigo, no! ¡Él no me haría eso a mí!

(886-887)

No fue así, por supuesto. Pero seguramente el cine endulzará la historia. Los espectadores no suelen soportar tanta crudeza.




martes, 9 de agosto de 2022

Triunfo Arciniegas / Tratado del salchichón y la gaseosa

 



Triunfo Arciniegas
TRATADO DEL SALCHICHÓN Y LA GASEOSA
9 de agosto de 2022

¿Cuántos de estos pendejos que están defendiendo los impuestos de Petro les tocó alguna vez un almuerzo así?

No es más que una triste manera de embolatar el hambre, cuando no se tiene dinero para un almuerzo o una cena de verdad.

También se le llama sancocho de tienda.

O, de manera más vulgar, almuerzo de puta.

De manera que bien puede decirse que Petro empieza su gobierno jodiéndose en las putas.

(Pero no sólo en las putas, por supuesto, porque va terminando jodiendo a medio mundo.)

lunes, 8 de agosto de 2022

Triunfo Arciniegas / Diario / Pintas



Triunfo Arciniegas
PINTAS
8 de agosto de 2022

¿Qué decían de las pintas de la esposa de Duque?
Ahora se quedan calladitos.
¿Cómo defienden semejante esperpento?
El Papa, que sabrá mucho de asuntos espirituales pero muy poco de costura, tal vez dijo: “No los puedo acompañar físicamente el 7 de agosto porque estoy un poco maluco, pero tengo una idea”.
En estos cuatro años, como es obvio desde ahora, habrá mucha tela para cortar.
El mal gusto gobierna tanto en la izquierda como en la derecha.
Como la corrupción.
Amén.






domingo, 7 de agosto de 2022

Triunfo Arciniegas / Diario / Perdido

 

Ilustración de Gale Hart


Triunfo Arciniegas
PERDIDO
7 de agosto de 2022

Estaba tan perdido que ignoraba si había llegado a Londres o Berlín, dos ciudades que nunca he visitado. Al principio me acompañaba un señor muy elegante, con abrigo y sombrero. Era otoño y las calles se veían muy poco transitadas. El señor me explicó que había problemas de transporte en la zona y que en algunos casos la gente esperaba el autobús hasta media hora. Nos acercamos al centro y visitamos un museo. ¿Londres? Luego nos encontramos en una escuela de arte. Podíamos tomar clases de pintura, con materiales gratuitos incluidos. De pronto me vi en una calle muy concurrida, sin la compañía del señor elegante. No sabía ninguna dirección ni cómo llegar a la zona poco transitada donde me alojaba. Me sentí angustiado. Sin saber cómo, aparecí en una habitación y vi a María del Rosario acostada en la cama, dormida y desnuda. Despertó y me miró un momento, hasta reconocerme. Le dije una frase en alemán, la única que me sabía, para hacerle saber cuánto la amaba, y me tendí a su lado. El sueño termina con sus explicaciones sobre el translado a la ciudad, más Berlín que Londres, mientras recorríamos las calles. Nos acompañaba su hijo adolescente. Caminaba en la punta de los pies, como un bailarín de ballet, para verme más alto. Me regocijaba saber cómo se veía todo desde arriba.





sábado, 6 de agosto de 2022

Triunfo Arciniegas / Diario / Sobre el ridículo y la estupidez

 



Triunfo Arciniegas
SOBRE EL RIDÍCULO Y LA ESTUPIDEZ


Da pena ver tanto actor haciendo el ridículo en TikTok. Casi la misma que ver a otros intentando representar dramas y comedias sin los mínimos conocimientos de la actuación. Se ven más falsos que una moneda de cuero. ¿Y qué tal esos otros con las mismas diez preguntas “calientes” que les hacen a todas? La primera es obvia, el colmo de la obviedad, la apoteosis: ¿De uno a diez qué tal caliente eres? Uno no entiende cómo no se les estalla el cerebro de tanta iluminación. Y esta otra: ¿El tamaño importa? Definitivamente, las redes son el reino de la estupidez.



viernes, 5 de agosto de 2022

Poemas como heridas / Jorgelina Soulet / Dos poemas



Jorgelina Soulet
DOS POEMAS

Quise casarme
y celebrar
con flores blancas en el pelo
vestidos de colores
una fiesta con luces y guirnaldas
a orillas del Atlántico
con sol, playas de piedra y buganvillas.
Quise casarme
con tu sonrisa blanda
con tus ojos de monte y mar
y tus manos pequeñitas.
Brindar con vino del país
reírnos y bailar
hasta caer rendidas.
Quise intercambiar anillos de plata
prometer
que estaría con vos
en la salud y en la enfermedad
en la riqueza
en la pobreza
hasta que la muerte nos separe.
Me dijiste que no
el vino se puso agrio
extrañas mareas azotaron la costa
para traerme de regreso
a este sitio sin fiestas
sin orillas.

***


Soy inflamable
te digo
pero te acercás
sigilosa
por la espalda
con tu fósforo-palabra.
Sin medir distancias
arrastrás las vocales
sobre mi costado áspero
y yo me enciendo.
No hay métodos de extinción
para este incendio
soy la llama que no cesa.


Jorgelina Soulet nació en 1972 en Buenos Aires. Es licenciada en Letras y se dedica a la corrección y edición de textos. Desde 2015 participa de los talleres de poesía de Osvaldo Bossi. Publicó en 2018 El amor y otras cosas espantosas (Córdoba, Alción editora, 2018).




Jorgelina Soulet / Poemas como heridas / Las tortugas


JORGELINA SOULET

Ayer aprendí
que las tortugas
pueden comer cactus
y salir victoriosas
de semejante hazaña.
Mastican
tragan
digieren
los afilados tesoros.
Entonces
quiero yo también
caparazón simétrico
patas con escamas
y pico curvado
para arrancar una a una
las espinas
y disolver en mi boca
todas las desgracias.


Jorgelina Soulet nació en 1972 en Buenos Aires. Es licenciada en Letras y se dedica a la corrección y edición de textos. Desde 2015 participa de los talleres de poesía de Osvaldo Bossi. Publicó en 2018 El amor y otras cosas espantosas (Córdoba, Alción editora, 2018).

Poemas como heridas / Federico García Lorca / La casada infiel





Federico García Lorca
LA CASADA INFIEL

Y que yo me la llevé al río

creyendo que era mozuela,

pero tenía marido.


Fue la noche de Santiago

y casi por compromiso.

Se apagaron los faroles

y se encendieron los grillos.

En las últimas esquinas

toqué sus pechos dormidos,

y se me abrieron de pronto

como ramos de jacintos.

El almidón de su enagua

me sonaba en el oído,

como una pieza de seda

rasgada por diez cuchillos.

Sin luz de plata en sus copas

los árboles han crecido,

y un horizonte de perros

ladra muy lejos del río.


Pasadas las zarzamoras,

los juncos y los espinos,

bajo su mata de pelo

hice un hoyo sobre el limo.

Yo me quité la corbata.

Ella se quitó el vestido.

Yo el cinturón con revólver.

Ella sus cuatro corpiños.

Ni nardos ni caracolas

tienen el cutis tan fino,

ni los cristales con luna

relumbran con ese brillo.

Sus muslos se me escapaban

como peces sorprendidos,

la mitad llenos de lumbre,

la mitad llenos de frío.

Aquella noche corrí

el mejor de los caminos,

montado en potra de nácar

sin bridas y sin estribos.

No quiero decir, por hombre,

las cosas que ella me dijo.

La luz del entendimiento

me hace ser muy comedido.

Sucia de besos y arena

yo me la llevé del río.

Con el aire se batían

las espadas de los lirios.


Me porté como quien soy.

Como un gitano legítimo.

Le regalé un costurero

grande de raso pajizo,

y no quise enamorarme

porque teniendo marido

me dijo que era mozuela

cuando la llevaba al río.