martes, 22 de diciembre de 2020

Maggie O'Farrell / La extraña desaparición de Esme Lennox V

 


Maggie O'Farrell

La extraña desaparición de Esme Lennox 

V

Al otro lado de la ciudad, Esme está en la ventana. Un tramo de escaleras sube a su izquierda; a la derecha, las escaleras bajan. El aliento se le agolpa en el cristal frío. Agujas de lluvia golpean el otro lado y el atardecer comienza a teñir los huecos entre los árboles. Está observando la carretera, los dos carriles de tráfico en dirección contraria, el lago más allá, los patos que dibujan líneas en la superficie de pizarra.
    Los coches han estado yendo y viniendo todo el día. La gente sube por las portezuelas traseras, el motor se pone en marcha y el vehículo arranca engullendo grava al tomar la curva. Adiós, se despide la gente en la puerta, moviendo las manos en el aire. Adiosadiosadiós.
    —¡Eh! —El grito proviene de arriba.
    Esme se vuelve. Hay un hombre en la escalera. ¿Lo conoce? Su cara le suena, pero no está segura.
    —¿Qué haces? —grita el hombre, sorprendentemente exasperado para ser alguien que a Esme le parece no haber visto nunca.
    No sabe qué contestar, de manera que no contesta.
    —No te quedes así en la ventana. Vamos.
    Esme echa un último vistazo al camino particular y ve a una mujer que antes dormía en la cama de al lado. Está junto a un coche marrón. Un anciano mete el equipaje en el maletero. La mujer llora y se quita los guantes. El hombre no la mira. Esme se da la vuelta y sube la escalera.


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