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miércoles, 26 de agosto de 2020

Bill Bryson / Suerte


ESA - Space for Kids - El Universo
Bill Bryson
SUERTE


Una especie media sólo dura en la Tierra unos cuatro millones de años, por lo que, si quieres seguir andando por ahí miles de millones de años, tienes que ser tan inconstante como los átomos que te componen.

    Debes estar dispuesto a cambiarlo todo (forma, tamaño, color, especie, filiación, todo) y a hacerlo reiteradamente. Esto es mucho más fácil de decir que de hacer, porque el proceso de cambio es al azar. Pasar del «glóbulo atómico protoplasmático primordial», como dicen Gilbert y Sullivan en su canción— al humano moderno que camina erguido y que razona te ha exigido adquirir por mutación nuevos rasgos una y otra vez, de la forma precisa y oportuna, durante un periodo sumamente largo. Así que, en los últimos 3.800 millones de años, has aborrecido a lo largo de varios periodos el oxígeno y luego lo has adorado, has desarrollado aletas y extremidades y unas garbosas alas, has puesto huevos, has chasqueado el aire con una lengua bífida, has sido satinado, peludo, has vivido bajo tierra, en los árboles, has sido tan grande como un ciervo y tan pequeño como un ratón y un millón de cosas más. Una desviación mínima de cualquiera de esos imperativos de la evolución y podrías estar ahora lamiendo algas en las paredes de una cueva, holgazaneando como una morsa en algún litoral pedregoso o regurgitando aire por un orificio nasal, situado en la parte superior de la cabeza, antes de sumergirte 18 metros a buscar un bocado de deliciosos gusanos de arena.

    No sólo has sido tan afortunado como para estar vinculado desde tiempo inmemorial a una línea evolutiva selecta, sino que has sido también muy afortunado —digamos que milagrosamente— en cuanto a tus ancestros personales. Considera que, durante 3.800 millones de años, un periodo de tiempo que nos lleva más allá del nacimiento de las montañas, los ríos y los mares de la Tierra, cada uno de tus antepasados por ambas ramas ha sido lo suficientemente atractivo para hallar una pareja, ha estado lo suficientemente sano para reproducirse y le han bendecido el destino y las circunstancias lo suficiente como para vivir el tiempo necesario para hacerlo. Ninguno de tus respectivos antepasados pereció aplastado, devorado, ahogado, de hambre, atascado, ni fue herido prematuramente ni desviado de otro modo de su objetivo vital: entregar una pequeña carga de material genético a la pareja adecuada en el momento oportuno para perpetuar la única secuencia posible de combinaciones hereditarias, que pudiese desembocar casual, asombrosa y demasiado brevemente en ti.

Bill Bryson / Una breve historia de casi todo / Una introducción



Casa de citas / Bill Bryson / El milagro de la vida

Las 11 cosas más raras del universo que conocen los astrónomos y ...
Bill Bryson
EL MILAGRO DE LA VIDA

Pese a lo que pueda pasar en otras esferas, en el mundo de la química la vida es fantásticamente prosaica: carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno, un poco de calcio, una pizca de azufre, un leve espolvoreo de otros elementos muy corrientes (nada que no pudieses encontrar en cualquier farmacia normal), y eso es todo lo que hace falta. Lo único especial de los átomos que te componen es que te componen. Ése es, por supuesto, el milagro de la vida.

    Hagan o no los átomos vida en otros rincones del universo, hacen muchas otras cosas: nada menos que todo lo demás. Sin ellos, no habría agua ni aire ni rocas ni estrellas y planetas, ni nubes gaseosas lejanas ni nebulosas giratorias ni ninguna de todas las demás cosas que hacen el universo tan agradablemente material. Los átomos son tan numerosos y necesarios que pasamos con facilidad por alto el hecho de que, en realidad, no tienen por qué existir. No hay ninguna ley que exija que el universo se llene de pequeñas partículas de materia o que produzcan luz, gravedad y las otras propiedades de las que depende la existencia. En verdad, no necesita ser un universo. Durante mucho tiempo no lo fue. No había átomos ni universo para que flotaran en él. No había nada..., absolutamente nada en ningún sitio.


Bill Bryson / Una breve historia de casi todo / Una introducción






martes, 25 de agosto de 2020

Casa de citas / Bill Bryson / Virus

VÍDEO: Así es cómo se forman los virus

Bill Bryson
VIRUS


Ciertos tipos de virus regresan de cuando en cuando. Un desagradable virus ruso llamado h2N1 produjo varios brotes en 1933, de nuevo en los años cincuenta y, una vez más, en la de los setenta. Adónde se fue, durante ese tiempo, no lo sabemos con seguridad. Una explicación es que los virus permanezcan ocultos en poblaciones de animales salvajes antes de probar suerte con una nueva generación de seres humanos. Nadie puede desechar la posibilidad de que la epidemia de la gran gripe porcina pueda volver a levantar cabeza.
    Y si no lo hace ella, podrían hacerlo otras. Surgen constantemente virus nuevos y aterradores. Ébola, la fiebre de Lassa y de Malburg han tendido todos a brotar de pronto y apagarse de nuevo, pero nadie puede saber si están o no mutando en alguna parte, o simplemente esperando la oportunidad adecuada para irrumpir de una manera catastrófica. Está claro que el sida lleva entre nosotros mucho más tiempo del que nadie sospechaba en principio. Investigadores de la Royal Infirmary de Manchester descubrieron que un marinero que había muerto por causas misteriosas e incurables en 1959 tenía en realidad sida. Sin embargo, por la razón que fuese, la enfermedad se mantuvo en general inactiva durante otros veinte años.
    El milagro es que otras enfermedades no se hayan propagado con la misma intensidad. La fiebre de Lassa, que no se detectó por primera vez hasta 1969, en África occidental, es extremadamente virulenta y se sabe poco de ella. En 1969, un médico de un laboratorio de la Universidad de Yale, New Haven, Connecticut, que estaba estudiando la fiebre, la contrajo. Sobrevivió, pero sucedió algo aún más alarmante: un técnico de un laboratorio cercano, que no había estado expuesto directamente, contrajo también la enfermedad y falleció.
    Afortunadamente, el brote se detuvo ahí, pero no podemos contar con que vayamos a ser siempre tan afortunados. Nuestra forma de vida propicia las epidemias. Los viajes aéreos hacen posible que se propaguen agentes infecciosos por todo el planeta con asombrosa facilidad. Un virus ébola podría iniciar el día, por ejemplo, en Berlín y terminarlo en Nueva York, en Hamburgo, en Nairobi o en los tres sitios. Esto significa también que las autoridades sanitarias necesitan cada vez más estar familiarizadas con prácticamente todas las enfermedades que existen en todas partes, pero, por supuesto, no lo están. En 1990, un nigeriano que vivía en Chicago se vio expuesto a la fiebre de Lassa durante una visita que efectuó a su país natal, pero no manifestó los síntomas hasta después de su regreso a Estados Unidos. Murió en un hospital de Chicago sin diagnóstico y sin que nadie tomase ninguna precaución especial al tratarle, ya que no sabían que tenía una de las enfermedades más mortíferas e infecciosas del planeta. Milagrosamente, no resultó infectado nadie más. Puede que la próxima vez no tengamos tanta suerte.


Bill Bryson
Capítulo 20, "Un mundo pequeño"
Una breve historia de casi todo (2003)





lunes, 24 de agosto de 2020

Casa de citas / Bill Bryson / De algún modo

Bill Bryson

Bill Bryson
DE ALGÚN MODO



En primer lugar, para que estés ahora aquí, tuvieron que agruparse de algún modo, de una forma compleja y extrañamente servicial, trillones de átomos errantes. Es una disposición tan especializada y tan particular que nunca se ha intentado antes y que sólo existirá esta vez. Durante los próximos muchos años —tenemos esa esperanza—, estas pequeñas partículas participarán sin queja en todos los miles de millones de habilidosas tareas cooperativas necesarias para mantenerte intacto y permitir que experimentes ese estado tan agradable, pero tan a menudo infravalorado, que se llama existencia.
    Por qué se tomaron esta molestia los átomos es todo un enigma. Ser tú no es una experiencia gratificante a nivel atómico. Pese a toda su devota atención, tus átomos no se preocupan en realidad por ti, de hecho ni siquiera saben que estás ahí. Ni siquiera saben que ellos están ahí. Son, después de todo, partículas ciegas, que además no están vivas. (Resulta un tanto fascinante pensar que si tú mismo te fueses deshaciendo con unas pinzas, átomo a átomo, lo que producirías sería un montón de fino polvo atómico, nada del cual habría estado nunca vivo pero todo él habría sido en otro tiempo tú). Sin embargo, por la razón que sea, durante el periodo de tu existencia, tus átomos responderán a un único impulso riguroso: que tú sigas siendo tú.
    La mala noticia es que los átomos son inconstantes y su tiempo de devota dedicación es fugaz, muy fugaz. Incluso una vida humana larga sólo suma unas 650.000 horas y, cuando se avista ese modesto límite, o en algún otro punto próximo, por razones desconocidas, tus átomos te dan por terminado. Entonces se dispersan silenciosamente y se van a ser otras cosas. Y se acabó todo para ti.


Bill Bryson / Una breve historia de casi todo / Una introducción





Casa de citas / Bill Bryson / Reflexiones


En casa. Una breve historia de la vida privada, de Bill Bryson
Bill Bryson

BILL BRYSON
REFLEXIONES


No es fácil imaginar de qué modo el vello de las axilas puede enriquecer la existencia humana. 



Lo más sorprendente del cerebro es cuán innecesario resulta. Para sobrevivir en la Tierra no necesitamos saber escribir música o ser capaces de filosofar. 


El mentón es exclusivo de los humanos y nadie sabe por qué lo tenemos. 


El corazón no tiene tiempo para distracciones. 


Las jirafas a veces tienen vesícula biliar y a veces no. 


Los riñones procesan cada día 180 litros de agua, el equivalente a una bañera llena a rebosar. 


La muerte es inconfundible. Las personas vivas parecen vivas, y más aún por dentro que por fuera. 


Se ignora qué hace exactamente por nosotros el bostezo. 


La mayor parte de la mejor tecnología que existe en la Tierra está dentro de nosotros. 


Lo cierto es que el sexo no es necesario y muchos organismos han renunciado a él.



La próstata produce el líquido seminal del hombre durante la edad adulta y una gran ansiedad en sus últimos años. 


En realidad, es bastante difícil suicidarse. Estamos diseñados para no morir. 



Piense en cuántos pares de zapatos ha usado en toda su vida y empezará a hacerse una idea de la durabilidad de su cartílago. 


Los espermatozoides son los astronautas de la biología humana, las únicas células diseñadas para abandonar el cuerpo y explorar otros mundos. 


La placenta es el órgano peor comprendido del cuerpo humano. 


Nada hay en nuestra vida más necesario y peor recibido que el dolor. 


Correr es lo único que hacemos superlativamente bien. 


Morir es lo último que desea hacer nuestro cuerpo.



La comida permanece en el interior de las mujeres casi un día entero más que en los hombres. 

El cáncer no es más que nuestro propio cuerpo haciendo todo lo posible por matarnos. Es un suicidio sin nuestro permiso. 


Dormir es lo más misterioso que hacemos.


Más de 300 millones de personas en el mundo hablan inglés y el resto parece que lo intentan. Sería muy caritativo decir que los resultados son decentes.