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viernes, 25 de octubre de 2024

“La lección de griego” , de Gan Kang, o la poética del silencio






Triunfo Arciniegas
LA LECCIÓN DE GRIEGO O LA POÉTICA DEL SILENCIO
25 de octubre de 2024

 La clase de griego, de Han Kang, es la novela que nunca escribió Alejandra Pizarnik: una feroz pelea con el lenguaje. Cuánta sangre habrá corrido para que lleguen hasta nosotros estas páginas limpias, luminosas, vibrantes, como los restos de un naufragio:

El lenguaje se fue deteriorando en el transcurso de miles de años, desgastado por el uso de incontables lenguas y plumas. Ella misma lo fue deteriorando a lo largo de su vida, con su propia lengua y su propia pluma. Cada vez que empezaba a escribir una oración, notaba su corazón gastado; su corazón remendado, consumido, inexpresivo. Cuanto más lo sentía, más se aferraba a las palabras, hasta que un día las soltó y sus manos quedaron vacías. Los fragmentos mellados cayeron a sus pies. Los dientes del engranaje dejaron de girar. Una parte de ella, el lugar de su interior más desgastado por el uso, se desprendió dejando solo el hueco, como un mordisco, como la marca que deja una cuchara en el blando tofu.

No es una novela fácil.

Uno sabe que enfrenta un texto importante pero no cómo abordarlo. Quien ha leído La vegetariana, una novela con más puentes y pasadizos seguros, pasa las páginas con la certeza de que se encuentra ante una escritora de hondo calado. Y aprende, ansioso de la recompensa. El texto hace al lector. Como décadas atrás en las grandes novelas de Vargas Llosa, Conversación en La Catedral o La casa verde, como Rayuela, de Cortázar, como en las primeras páginas de Proust, Faulkner o Bernhardt, sobre la marcha, tropezándose, encendiendo una y otra vez la lumbre que el viento insiste en apagar, hasta que el lector entiende que, si una mano sostiene la lumbre, la palma de la otra se convierte en barrera protectora y que su propio cuerpo impedirá las jugarretas del viento caprichoso. Una vez superados los obstáculos, el texto se vuelve pradera, tarde plácida, nube que puede masticarse,

La anécdota no es lo importante en La lección de griego sino el detalle, la atmósfera, el ritmo. Más que los acentos de las palabras griegas escritas en el pizarrón, la tiza “que se rompe en dos y cae al suelo”, más que el rostro “la pálida y fina cicatriz curva que se extiende desde su ojo izquierdo hasta la comisura de la boca”. Más que el lenguaje, “que penetraba en sus sueños como un punzón, provocando que se despertase sobresaltada”, las palabras anotadas sin relación ni propósito en las últimas hojas del diario. Por ejemplo, bosque, que en coreano, recuerda a una antigua pagoda. O cuando en el lavamos se abre el grifo para lavar el estlógrafo y “un fino hilo de color azul se diluyó en el agua dibujando curvas serpenteantes”.

A veces ni siquiera lo que se dice es lo importante.

La poética del silencio, “un silencio todavía más nítido e intenso, como el interior de una tinaja a oscuras”: los huellas que se desvanecen como hilos cada vez más finos, los movimientos que seguimos con los ojos cerrados, los rastros de lo que se ha ido.

La corriente que se establece entre una mujer que ha perdido el habla y el profesor de griego que se está quedando ciego. Las palabras que la mujer muda escribe en la palma del ciego.

Dos seres solitarios, extraviados en Seúl. La mujer, divorciada, ha perdido la custodia de su pequeño hijo por diversas razones, y la familia más cercana del profesor vive en Alemania. 

No hay nombres.

Leemos la traducción de Sunme Yoon, la versión en español de una lengua que jamás conoceremos. Y la lengua es casi el tema fundamental del texto. No es raro que los personajes se encuentren en las clases de griego, una lengua muerta y supremamente complicada. Supongo que para los coreanos la experiencia de leer a Hon Kang es alucinante, como nos sucede a nosotros con Rulfo, Borges o García Márquez. Regocijante privilegio.

***

En ese instante ella se acuerda de una palabra antigua que recuerda solo a medias y trata de atraparla en su mente. Es una palabra que empieza con el ideograma chino 呼 (ho) y que alude a la penumbra inmediatamente anterior a la salida o a la puesta del sol. Una palabra que hace referencia a ese momento en que hay que preguntar en voz alta a la persona que se acerca quién es, porque no se la ve bien. Se parece, en su origen, a la expresión occidental «la hora entre el perro y el lobo» y empieza con esa sílaba, ho... No puede completar la palabra, que se le queda dando vueltas en algún lugar más profundo que la garganta.

***

Esforzándose por mantener abiertos los pesados párpados que se le cierran, recuerda, como sumida en un sueño ligero, una escena de su infancia: caía la tarde sobre el callejón que había delante de su vieja casa, y se disponía a salir de la mano de su entonces joven madre para ir a visitar a sus abuelos maternos. Ella era tan pequeña que no podía subirse sola la cremallera del abrigo. «Pasaremos por el mercado a comprar mandarinas», dijo su madre. Al oír aquellas palabras, aparecieron ante sus ojos las frutas de color naranja. Se sorprendió de poder verlas tan vívidamente aunque no las tuviera delante de verdad. Probó a pensar en un árbol y, como por arte de magia, ocurrió lo mismo: fue como si tuviera el árbol delante de sus ojos, aunque ante ella solo se divisaban la callejuela y los interminables muros de cemento de las casas bajo el sol de la tarde. Entonces las letras del alfabeto que había aprendido hacía poco empezaron a superponerse a la imagen del árbol. «Árbol», pronunció en voz alta, y se rio sola: «Árbol... árbol...».

***

Sólo un poeta contempla las palabras de esta manera. En ciertas páginas el lector no sabe si enfrenta una novela o un poema. El penúltimo capítulo (21, “Bosque submarino”) es un poema que sólo puede entenderse si se ha leído la novela completa y que brota de otros dos capítulos fundamentales: 17, “Oscuridad”, y 19, “Diálogo en la oscuridad”. En el primero, debido a un accidente, los personajes se conectan como no pudieron hacerlo en las clases de griego, y en el 19 se acercan en la oscuridad y el silencio hasta conjugarse en el poema del penúltimo capítulo, donde son palabras o líneas de luz, y saltan al abismo de la última página, titulada 0. ¿Un nuevo comienzo?


lunes, 21 de octubre de 2024

Triunfo Arciniegas / Diario / De estreno en La Mancha

 



Triunfo Arciniegas

DE ESTRENO EN LA MANCHA

20 de octubre de 2024


Un domingo esplendoroso para estrenar una carretera que nos costó un ojo de la cara y que aún requiere trabajo. Antes de empezar la cuesta hay un río que requiere un puente y que ahora atravesamos porque no es temporada de lluvias. El regocijo es grande porque se trata de la primera vez que esta camioneta, recién reparada, sube hasta la entrada de la casa. Un tramo para expertos, y aun así, sólo de día y sin lluvia. 

De ahí, a la hamaca. Durante dieciocho años soñamos con llegar a la puerta y tendernos en la hamaca.

Para celebrarlo hicimos café y crispeta y nos repartimos un aguacate de la vereda que teníamos madurando en periódicos desde hace tres semanas. El agua para el café viene de un nacimiento de La Mancha.

Detalles así hacen la vida.

La vida elemental, glorioso espectáculo.


miércoles, 16 de octubre de 2024

Triunfo Arciniegas / Diario / La substancia


Triunfo Arciniegas
LA SUBSTANCIA
16 de octubre de 2024

No la vean. Sé que no me harán caso.
El manejo de la cámara, los escenarios, el dominio del color, excelentes.
Así se hace una película.
Pero no la vean.
Demi Moore y Margaret Qualley, inmejorables.
Pero no la vean.
Le hizo falta historia, más sustancia, más fondo.
Margaret Qualley, que en la vida real no tiene el cuerpazo que enseña la película, será una de las grandes actrices de nuestro tiempo.
No la vean.
Si van a cenar, no la vean.
Si los espera una cita o van dulcemente acompañados, no la vean.
Pero ustedes son necios y no harán acaso.





miércoles, 9 de octubre de 2024

Triunfo Arciniegas / Diario / Nobel de Literatura 2024

 

Haruki Murakami

Triunfó Arciniegas

NOBEL DE LITERATURA 

9 de octubre de 2024

En cuanto al Nobel de Literatura uno piensa con el deseo. Quiere que gane alguno de sus escritores favoritos. Uno de los pocos que conoce. La vida no alcanza para leer a tantos buenos escritores regados por el mundo.

La Academia examina a sus finalistas desde hace medio año y no tienen nada que ver con las casas de apuestas. De ahí que siempre hay sorpresas.

Haruki Murakami se está convirtiendo en el eterno candidato. Ya es hora de que la Academia se decida a premiarlo. Sus méritos son más que suficientes. 

En vez del polémico Michel Houellebecq, me gustaría que se quedara con el premio otro francés cuya obra me parece más sólida e importante, Emmanuel Carrère.

Otro de mis favoritos pero seguramente fuera de la ilustre lista sueca es Stephen King. 

El húngaro László Krasznahorkai sería una bonita sorpresa. Su difícil obra y la lista de premios, que incluye el Man Booker Internacional y el Formentor, seguramente complacen a la Academia.

Otro peso pesado, el irlandés John Banville. La Academia le debe a Irlanda más de un Nobel.

Aunque, siguiendo la corrección política de estos tiempos, el Nobel de este año será para una mujer, y en mis afectos dos canadienses ocupan el primer lugar: Anne Carson y Margaret Atwood. La prolífica norteamericana Joyce Carol Oates se ha convertido en otra eterna candidata. La rusa Liudmila Ulítskaya es otra escritora importante pero la situación de su país juega en su contra.

Las casas de apuestas favorecen dos nombres, la china Can Xue y el australiano Gerald Murnane. Poco o nada sabemos de sus obras. No sucede lo mismo con el rumano Mircea Cartarescu. La lista de las apuestas incluye al estadounidense Thomas Pynchon, pero no creo que la Academia se atreva a premiar a un fantasma, sobre todo después del trago amargo llamado Bob Dylan. Aunque no pertenece a mis afectos, seguramente el atentado habrá puesto en consideración de la Academia otro nombre que sube y baja en las apuestas, Salman Rushdie. Hace apenas un año las listas incluían a dos mujeres que ya no están con nosotros, Marisé Condé y Edna O’Brien. La irlandesa seguirá por siempre en mis afectos. Otras dos mujeres se mencionan con frecuencia: Jamaica Kincaid y Elena Poniatowska.

(Tengo en el baúl de los secretos unos cuantos nombres para los años venideros: Javier Cercas, Tomás González, Mariana Enríquez, Samanta Schweblin, Siri Hustvedt, Jhumpa Lahiri, Zadie Smith, Sofi Oksanen y, para cerrar con la gloriosa Irlanda, Sally Rooney. Sigo pensando con el deseo.)

El Nobel es una lotería. En todo caso, sea uno de estos nombres o no, ojalá la Academia no se equivoque y nos ponga a leer una obra que valga la pena. Amanecerá y veremos el afortunado conejo guardado en el sombrero.










viernes, 4 de octubre de 2024

Triunfo Arciniegas / Diario / Sobre el oficio

 



Triunfo Arciniegas

SOBRE EL OFICIO

3 de octubre de 2024

En mi adolescencia era capaz de escribir toda la noche y amanecía con la mano inflamada y los tendones trabados. Mi madre me sobaba con Yodosilato. Me había aferrado a la escritura con la fiereza de los ciclistas colombianos que escalan montañas o la terquedad de los corredores que recorren Kenia día tras día para escapar de una vida miserable. Con el ojo de tigre de los boxeadores pobres. De los pobres boxeadores. La miseria afina el ojo y el hambre purifica la ambición.

Me recuerdo al amanecer tocando la puerta del cuarto de mi madre, frente al patio, y veo mi mano derecha entre sus manos. Ya no puedo hacerlo. Ni lo uno ni lo otro. Hace años que no soy escritor nocturno. Tampoco tengo a mi madre. Tampoco existe el patio. Ni la casa.

Hace un rato, como a las seis de la tarde, terminé una intensa jornada de catorce horas, pero no escribiendo sino ilustrando. He estado puliendo unas ilustraciones con Photoshop y tengo la mano derecha inflamada y adolorida. Me duele hasta el hombro. Estamos sobre el tiempo y los editores funcionan con fechas muy precisas. Bendigo los días así. Nunca he renegado de una larga e intensa jornada. Ojalá siempre fuera así. Empiezo muy temprano, entre tres y cuatro, cuando Mío viene a pedir su primera comida. Los gatos tienen un reloj por dentro. Si hay suerte continúo hasta mediodía. Las tardes son como para arrojarlas a los perros: no sirvo para nada. Pero de cuando en cuando hay gasolina para volar un poco más y de pronto hasta que el día se desvanece y uno queda como como un trapo pero con un regocijo que vuelve soportable la vida.




No siempre es así. La dicha no siempre funciona. Benditos días. Hambrientos pero gozosos. Como no hay tiempo para cocinar algo sabroso, paso la jornada con café, pan y huevos,  como un muerto de hambre deslumbrado en París o Nueva York. La escritura es paraíso. No sólo por la belleza sino por la recuperación del mundo perdido. Por la elaboración de la nostalgia mediante la palabra. Tal es la magia.

Ya en la cama y hasta que el sueño haga presencia, un repaso a las desgracias del mundo en El País y The Guardian o un par de capítulos de una serie en Netflix. No hay entusiasmo para un libro. Tal vez cuando baje el ritmo de la escritura. Tal vez cuando la magia no sea tan hechizante. 




El dolor me ha hecho recordar a mi madre y su bella complicidad. Debido a su insistencia logré terminar la Escuela Normal. Me sostuvo en las horas de debilidad y me salvó de terminar como mecánico o camionero. Me divierte imaginar al camionero, gordo y satisfecho, con una mujer en cada pueblo y un reguero de hijos, y la certeza de que torcí mi destino me alimenta. 

Mi madre alcanzó a ver mis primeros libros y supo de mis primeros premios. Le debo tanto. Ana María Machado dijo en el 2000 en Cartagena de Indias, con toda razón: “Lo que soy se lo debo a los libros”. En mi caso, o en mi casa, precisando las cosas, lo que soy se lo debo a mi madre.

Esta noche quisiera decirle que sigo en la pelea. Que no me ha ido mal. Ojalá hubiera una manera de hacerle saber que ya son setenta libros. Que sigue dando vueltas en mi corazón y que su tenacidad me acompaña en las horas oscuras. Que gracias por todo.


3 de octubre de 2024

jueves, 5 de septiembre de 2024

Triunfo Arciniegas / Diario / Paros y vuelos


Fotografía de Triunfo Arciniegas






Triunfo Arciniegas
PAROS Y VUELOS
4 de septiembre de 2024


Estaba en la programación del martes 3 y el miércoles 4 de septiembre del Festival de Literatura Oiga Mire Lea, en Cali, pero se me atravesó el paro camionero, pues tenía que salir de las montañas de Norte de Santander, donde seguimos absolutamente bloqueados. Así que me quedé con la maleta hecha y las ganas de conversar con Harold Kremer. El otro evento era una charla sobre la lectura con profesores y bibliotecarios. Lamento la situación, pero reconozco las razones del paro. 

El año antepasado tuve que viajar a Bogotá con lo que tenía puesto para no perder un vuelo. Estaba en Cúcuta esperando un repuesto de la camioneta y mi equipaje en Pamplona, que no tiene aeropuerto. No sólo había bloqueos en la carretera sino, además, uno de los famosos derrumbes del invierno. Si me arriesgaba a viajar a Pamplona podía quedarme por el camino o sencillamente no podría regresar a tiempo a Cúcuta. En Bogotá tuve  que comprar ropa a medida que pasaban los días.

Y en otra oportunidad estaba en Bogotá y perdí el vuelo de regreso debido a una manifestación de los profesores: cerraron el centro y no tuve valor para arrastrar el equipaje por una zona de putas y ladrones. Ya había renunciado para entonces, pero el magisterio me seguía jodiendo.

Cosas que pasan.





lunes, 12 de agosto de 2024

Un rinoceronte es la nueva obra de Banksy

 

BANKSY


Triunfo Arciniegas
UN RINOCERONTE ES LA NUEVA OBRA DE BANKSY
12 de agosto de 2024


Hoy lunes apareció en una pared de Charlton, Londres, una nueva obra, un rinoceronte montado en un Nissan plateado. El cono sobre el capó hacer ver al auto como otro rinoceronte.

Es la octava obra el tema de los animales, después de la tanda de la semana pasada. La intensa tarea comenzó precisamente el lunes 5 de agosto con una cabra haciendo equilibrio sobre un pilar mientras caen unas rocas, en Kew Green.

El martes 6 aparecieron dos elefantes en Edith Terrace, Chelsea, y el miércoles tres monos balanceándose en un puente de Brick Lane.

El jueves, un lobo aullando en una antena parabólica, en Rueda Lane, fue robado por un par encapuchados, unas horas después de que Bansky confirmara su autoría en Instagram.

En la mañana del viernes 9 aparecieron dos pelícanos comiendo pescado en Edward Road, en Cricklewood, y el sábado 8, un gato estirándose sobre una valla destartalada.

El domingo 11, BANKSY remató con unas pirañas en una cabina de la policía en Ludgate Hill.





domingo, 11 de agosto de 2024

BANKSY / Una semana agitada

 




Triunfo Arciniegas
Banksy / Una semana agitada
11 de agosto de 2024

BANKSY ha tenido una semana agitada en Londres: un lobo en una antena parabólica, un gato estirándose en una valla publicitaria vacía en Cricklewood, una cabra con una caída de rocas cerca del puente Kew, dos elefantes con las trompas estiradas en el costado de un edificio en Chelsea, tres monos balanceándose en un puente de Brick Lane, un par de pelícanos sobre el cartel de una tienda en Walthamstow y, finalmente, unas pirañas en una cabina de cristal en el centro.

Las seis primeras obras son apenas siluetas negras. Las pirañas, más elaboradas y con un fondo de colores delicados, transforman la cabina en un acuario. Desde su cuenta de Instagram, el artista ha reconocido la autoría de las siete obras.

La antena con el lobo fue robada por dos encapuchados. Los contratistas, por su parte, retiraron el gato. The Guardian informa que fueron abucheados por la multitud.

¿Qué pasará con el resto de los animales?
















viernes, 2 de agosto de 2024

Triunfo Arciniegas / Diario / Julio

 

Ilustración de Fernando Vicente
Cumbres borrascosas, de Emily Brontë

Triunfo Arciniegas

JULIO

1 de agosto de 2024


Ayer se fue el pobre. Andaba tan mal que no pasó de la medianoche. Hasta le dispararon en una oreja. 

Y la oreja es lo de menos: nos dejó muertos. Una gran escritora, la irlandesa Edna O’Brien. Ya tenía sus añitos, pero no tenía por qué llevársela. Nos dejó sin un guionista genial, el norteamericano Robert Towne, y con la vergüenza de miles de colados al estadio de Miami. Nos dejó sin Ismaíl Kadaré, Shirley Duvall y Shannen Doherty. Julio dirá que soy rencoroso, pero debe reconocer la magnitud de sus desmanes. O tal vez no se entere. Andaba tan mal que ya al ni sabia lo que hacía. Arrasó con bailarines, cantantes, ciclistas, boxeadores y hasta con Sueko Katsu, una japonesa de ciento doce años. No hay derecho. No hay respeto con la antigüedad. La mujer había resistido los feroces ataques de otros meses, pero este infame julio la encontró con las defensas bajas.

Nos dejó las cuentas de los viajes de Petro y su gente a París y Panamá, entre otros turísticos destinos. Así como le pagamos la luna de miel a la vice en África, ahora respondemos por los desvaríos presidenciales. El café nos está saliendo caro. Ya están maquinando cómo sacarnos el dinero que no tenemos. “Aquí todo va de mal en peor”, como dijo Rulfo.

Nos deja un reguero de muertos y detenidos en Venezuela. Nos deja lo que podría considerarse el robo del año, el robo de las elecciones por parte del tirano y sanguinario Maduro, aunque Colombia es un competidor tenaz en este ramo. 

Es cierto, Julio puso las elecciones de Estados Unidos patas arriba: el atentado a Trump y la renuncia de Biden a la reelección. Y en Colombia se comportó igual, como un huracán: ha sido el gran mes de la corrupción. Este gobierno, que no tiene semana sin escándalo, se las ingenua para sorprendernos.

Y ahora llega agosto con los vientos de la desgracia. No creo que se vean cometas de alegría en los cielos. 

1 de agosto de 2024


martes, 2 de julio de 2024

Triunfo Arciniegas / Diario / La cita

Ilustración de Triunfo Arciniegas 


Triunfo Arciniegas
LA CITA
28 de junio de 2024

Ayer en la tarde estuve enfermo, con fiebre y dolores y solo. Con el único consuelo del gato. No pude escribir. En la mañana fui al médico pero me sentí mal precisamente después, tal vez por el impacto de las noticias. Es tan complejo el organismo. Al fin me dormí, bastante tarde, y caí en el tormento de las pesadillas.

Es demasiado confuso. Tenía una cita a las dos de la tarde y estaba sobre el tiempo. El sueño empieza en un teatro, donde la muchacha de la silla adjunta me acusa de escupir su brazo. Se levantó para retirarse y empezó a tirar un carrusel, una especie de dragón chino. Todos nos levantamos para darle espacio

Estoy retrasado y tengo a una niña en brazos, una bebé, mi hija. Necesito ducharme y vestir algo decente. No llegaré a tiempo. En alguna parte del sueño una de mis hermanas me ayuda a sacarme un saco. Pero ahora estoy con la niña y necesitamos un baño con urgencia. Entró a una tienda y pido permiso. Sostengo a la niña mientras orina y luego lo hago yo. Abro una llave para lavarla un poco.

El sueño acaba y nunca llego a la cita. El alivio, al despertar, es enorme.



lunes, 24 de junio de 2024

Triunfo Arciniegas / Diario / Ilusos

 



Triunfo Arciniegas
24 de mayo de 2024


ILUSOS DEL MUNDO QUE TODAVÍA CREEN EN PARAÍSOS Y PAÍSES BONITOS

Hay imbéciles dispuestos a hacerse matar por un tipo que ni siquiera sabe que existen. Parecen fanáticos del fútbol o enceguecidos fieles de una congregación religiosa.

En algo se parecen: repiten consignas. Y las repiten a diario para convencerse. No piensan. Les dicen qué pensar.

Se mueven en manadas. Llenan estadios o calles o plazas o templos. Contemplan a sus ídolos como si fueran dioses. Algunos creen que de verdad lo son.

En otras palabras, están jodidos.

Todos, por igual, creen que transitan el sendero verdadero, y los demás están equivocado. Ninguno de estos fanáticos considera que está con el partido o el equipo equivocado y solo registra los hechos que lo mantienen en su fe. Se niega a ver la realidad tal cual es porque solo funciona a través de una ideología o una suma de dogmas.

Todos creen que van directo al cielo.

Jodidos.



jueves, 20 de junio de 2024

Triunfo Arciniegas / Diario / Charlie

 




Triunfo Arciniegas
CHARLIE
17 de junio de 2024

Charlie Sheen (Charlie Harper) será recordado como el hombre que mató la gallina de los huevos de oro. Su arrogancia y sus adicciones acabaron con Two and a Half Men, un espectáculo televisivo inolvidable, conformado por personajes perfectamente delineados: Alan, el hermano fracasado (“¡Yo nunca imploro! ¡Me arrastro!), y la empleada dominante y venenosa, Berta, grandioso personaje (“Charlie, Alan, me gustaría que conocieran a mi hija menor, Naomi, la luz de mi vida. Un angelito que descendió del cielo y aterrizó en el pene de un hombre casado”). Evelyn, la madre opresiva y egoísta (“Los niños son la pequeña forma en que Dios nos castiga por tener relaciones sexuales”). La vecina acosadora, el niño torpe y genial y su madre, la típica exesposa, el eterno calvario de Alan. Además, la infinita y deliciosa galería de amantes. Hay capítulos que uno vuelve a ver con igual regocijo año tras año.

Él era la serie y los límites entre actor y personaje se confundían. Ambos mueren por ir a “un lugar de botellas llenas y mujeres vacías”.

Era absolutamente irremplazable. Sin Charlie Sheen, la serie se degeneró y se ridiculizó hasta el punto que precipitó su propio fin. Todos perdimos: productores, actores, libretistas, espectadores.




viernes, 14 de junio de 2024

Triunfo Arciniegas / Diario / Trayectorias

 

Ilustración de Akira Kusaka



Triunfo Arciniegas
TRAYECTORIAS
14 de junio de 2024

Se ha publicado es estos días la lista de los finalistas de Trayectorias, un premio destinado a personas mayores de setenta años y que reconoce la labor de toda una vida. De los 1866 colombianos que se presentaron, provenientes de 429 municipios y 32 departamentos, los jurados seleccionaron 70.

¿Cuántos quedaron por fuera y seguramente con muchísimos méritos? A estas alturas de la vida, las oportunidades son pocas y las fuerzas muy escasas. La vejez no llega sola. Trae enfermedades, soledad, olvido. Quiero decir, las necesidades son muchísimas, y el dinero del reconocimiento, poco o mucho, es un alivio.

Gente que fue famosa, muy famosa, y ahora nadie contrata, como los actores que terminan en asilos o los cantantes que pasaron de moda y perdieron sus atractivos y hasta su voz. O pintores que ya no hacen las grandiosas obras de arte de otros tiempos o escritores que perdieron el toque. O bailarines grandiosos que ahora tienen dificultades hasta con la taza del café. La edad nos vuelve torpes y lentos.

El mundo del arte es azaroso, imprevisible. No todos tienen el inmenso talento y la suerte de Shakira ni cosechan fortunas como Botero ni venden como García Márquez. La inmensa mayoría vive una vida modesta y algunos bastante desagraciada. Toda, toda esa gente maravillosa merece una mejor vida.





lunes, 3 de junio de 2024

Triunfo Arciniegas / Diario / Jennifer López

 





Triunfo Arciniegas
JENNIFER LÓPEZ
2 de junio de 2024

Igual que los políticos, la actriz y cantante disfraza la situación. Dice que cancela la gira para estar con su familia, como si no la tuviera desde antes, como si de pronto se hubiera acordado, cuando en realidad las entradas no se están vendiendo muy bien. De que está completamente desconsolada y devastada, no hay duda: perdió veinte millones de dólares.

Talvez la gente se cansó de tanta fantasía. La cantante intenta vender su problemático matrimonio como la más grande historia de amor del mundo y la gente ya no cree en cuentos de hadas. Tal vez se hastiaron de encontrarse a Jennifer López hasta en la sopa. Su última película, “Atlas”, es un fiasco, y a su personaje le faltó definición. Una actuación francamente patética.

O definitivamente el matrimonio se acabó, demostrando que no era la más grande historia de amor, y todo se fue al carajo.




lunes, 20 de mayo de 2024

Triunfo Arciniegas / Diario / Sobre abejas y moscas

 



Triunfo Arciniegas

SOBRE ABEJAS Y MOSCAS

20 de mayo de 2024

He leído que hoy es el día de las abejas, nada más ni nada menos. Y he leído, además, que las abejas no pierden el tiempo explicando a las moscas por qué la miel es mejor que la mierda. Las moscas seguirán pensando que viven sabroso en el país bonito. 


jueves, 18 de abril de 2024

Piscis, nunca cambies

 




Triunfo Arciniegas

PISCIS, NUNCA CAMBIES

12 de abril de 2024


Uno trata de comportarse pero dan papaya. El horóscopo para los Piscis que hoy publica El Espectador (o El Tiempo), con errata incluida, está muy culo, aparte de que funciona para cualquier signo. ¿Qué tiene que ver la primera frase con la segunda? ¿Qué es eso de elegirse a uno mismo? ¿Como para qué? ¿Y por qué resulta tan dificil? Supongamos que no hay más. 

Ni idea que había un ángel para cada día. ¿Dónde se consiguen? ¿Cómo se contratan? ¿Aceptan tarjeta? Y otra cosa, ¿cómo se sabe si se trata de un ángel y no de no un estafador? En estos tiempos no se puede confiar en nadie.

Leo los demás signos y me encuentro con un manual de autoayuda. ¿Quién escribe estas pendejadas? Y, sobre todo, ¿alguien se las cree?

¿Pagarán bien? Ya me imagino escribiendo frases y guardándolas en un cajón. Me siento y le asigno a cada signo la frase que saque del cajón con los ojos cerrados. Y luego paso la cuenta de cobro.

No se ve tan difícil. Trataré de que as frases sean cada vez más vagas e insensatas y terminaré ganándome una reputación de sabio. Y si no funciono como sabio, al menos seré muy reputado. ¿O qué tal el asunto de los obituarios? 

Estoy que me decido entre el horóscopo y los obituarios. Al menos con los obituarios empezarán a temerme. Cada vez que me encuentre con alguien que no me guste mucho, le puedo decir que estoy reuniendo información porque veo que le llegó el turno. Será muy divertido verlos cagados del susto. O hasta podría chantajear a algunos: un billetico y confundo su obituario. 





miércoles, 10 de abril de 2024

Triunfo Arciniegas / Diario / Lucy y mi hermano

 

Ilustración de Henry González para “Querida Lucy”


Triunfo Arciniegas
LUCY Y MI HERMANO
10 de febrero de 2024

La semana pasada llegaron las pruebas de Querida Lucy, con las ilustraciones de Henry González, y murió Ramiro. El viernes las bajé a una memoria, con El burro de Juan, y fui donde Mary a sacar las copias. La impresora mía necesita mantenimiento y la relación con mi antigua secretaria, Alejandra, no anda muy bien. De modo que si necesito algo tengo que salir de casa.

Mientras Mary hacía su trabajo, en un nuevo local pero en la misma cuadra, fui a almorzar donde Darío. Salgo poco. Prefiero cocinar. Pero, como tenía las fotocopias pendientes, maté dos pájaros de un tiro. No puedo trabajar en pantalla. No me siento cómodo. Unos ojos azules, muy bellos, me miraron con especial dedicación. Tal vez fue una mujer rubia el siglo pasado. Ahora su cabello resplandece de tan blanco. Usa bastón y está más cerca de los ochenta que de los setenta. Tal vez fue muy hermosa. Ahora es una mujer vieja, gorda y sola. Me pregunto si me vio de la misma manera, con los mismos adjetivos. La puta vejez, destino de los sobrevivientes. Me senté a comer. La mujer se fue con su almuerzo en la mano, pero tuvo la gentileza de despedirse.

Cuando volví donde Mary solo estaba lista la fotocopia de Querida Lucy y, mientras esperaba la otra, llegó Juana a imprimir unos documentos para sus alumnos. Hacía años que no nos veíamos. Desde que me abandonó. Era estudiante en ese entonces. Fue un encuentro plácido, lleno de bromas. Trabaja en Cúcuta, Pamplona y Bucara. Le va bien. La semana pasada, buscando la clave de uno de mis correos o de otro sitio virtual, encontré su número y le escribí. Me respondió pero no quedamos en nada. Tampoco ahora, pero ha sido un placer vernos.

Tengo la rutina de leer tres veces, con lapicero en mano, tanto las pruebas como cada versión impresa de todos mis textos. Esta vez exagero con cinco. La lectura del sábado me conmovió. Vi Querida Lucy de otra manera y hasta pensé que se trata de uno de los mejores libros que he escrito. Qué herida Lucy. Y el dolor de la ausencia. Han sido muy acertados los cambios de estos dos o tres años. La presencia de Ana Ochoa le restó peso al libro con su humor y sus vacas. No se dice en el libro, pero a Lucy le hacía falta una amiga. No encontré una sola errata en estas cinco lecturas. Agregué tres o cuatro frases, tres o cuatro palabras, sin alterar la diagramación, y eso ha sido todo. Lo demás: mi nombre en la tapa y el texto de la contratapa. Sólo falta escribir el informe. 

Pero ya no tengo la lucidez suficiente debido al cansancio de la jornada y debo dejarlo para mañana en la madrugada. Nunca decido nada importante en las tardes. Ha sido un día de trabajo muy bueno: subí entradas a los blogs de madrugada y, después de revisar las pruebas una vez más, pagué en el banco los derechos de la edición de Caperucita y otras historias perversas que hizo para SM María Fernanda Paz-Castillo, ahora dueña y señora de la premiada Cataplum, y que tan sabiamente ilustró Fernando Pivano. Me encanta esta edición. Es la misma que ya se está vendiendo en México, y que pienso negociar para Colombia en la Filbo que comienza en unos días.

Querida Lucy es producto de tres etapas. Cuatro historias son de los noventa, cuando andaba con la Lucy de carne y hueso precisamente, y otras cuatro del 2000. Y la última, “Edipo y yo”, de hace dos o tres años. En la pandemia escribí para Cataplum un libro sobre el burro de Esopo, y otro sobre la zorra. El impulso alcanzó para otro cuento, un enfrentamiento más cercano con este personaje extraordinario. Tal vez lo retome en una historia más larga y detallada. En Querida Lucy, Edipo es un vividor que lee la mano y se aprovecha de la fascinación ajena. No ha escrito un solo libro pero todos se mueren por oír sus historias.

El burro de Juan está en una etapa anterior. Henry González, que también y tan bien ilustró este libro, dice que quiere trabajarlo un poco más. Creo que debo acortar algunos diálogos. Como voy a la Filbo, aprovecharemos para rematarlo juntos. Este “rematar”nos hace ver como un par de sicarios. Imagino a Henry riéndose. Es mejor decir “para dar por terminado” o “para concluir”, que me parecen soluciones sin fuerza pero evitan el equívoco. El lenguaje, un territorio de cuchillos, sobre todo en estos tiempos.

Hace tres días murió Ramiro, mi hermano, la oveja negra. Nos tratábamos cuando era niño. Su vida delictiva comenzó pronto. En una de sus salidas de la cárcel fue hasta el lejano barrio donde vivíamos y le pegó un tiro al hijo del dueño de la casa. Tuvimos que trastearnos de inmediato. Un tipo muy peligroso. En la cárcel le decían el Cacique. Una vez que llegué a la casa de mi madre lo encontré golpeando a una de mis hermanas. Fue un momento muy tenso. Donde diga o haga algo me hubiera caído encima y tal vez no estaría vivo. Lo vi con un cuchillo en la mano. Parece que me lo hubiera inventado, pero el detalle del cuchillo es la parte más nítida. No puedo recordar la casa ni el vestido de mi hermana, pero sí la mano que empuñaba el cuchillo. No lo usó contra mi hermana pero en su cara se veía que conmigo lo haría. Me retiré con el rabo entre las piernas, sin decir una sola palabra.

Fuimos amigos de niños. Entre su nacimiento y el mío hay cuatro mujeres. ¿O cinco? Alguna vez fuimos a recorrer el monte y nos extraviamos en el bosque. Decidimos pasar la noche de cualquier manera pero nos espantó el frío. Apenas continuamos me desboqué a un abismo. Di un giro completo y caí sobre el morral asegurado en mi espalda. Lo terrible es que en el morral llevaba una piedra grande que me había parecido muy bonita y que por poco me mata. Me quedé sin aire. Fui al más allá, no me gustó y regresé. Ramiro bajó como pudo y me acompañó hasta que tuve fuerzas para levantarme. Seguimos avanzando en la oscuridad, siguiendo la grieta donde tal vez estuvo un río, hasta que vimos un resplandor al otro lado de la montaña, y hacia allá nos dirigimos. Eran las luces de Pamplona.

Alguna vez me escribió desde la cárcel porque se había reconocido en un libro mío. Y no se equivocó. El es el hermano malvado de mis ficciones. El mismo que galopa caballos ajenos en los potreros de la noche. Dejé sin respuesta su mensaje.

Luego del funeral de mi madre quiso acercarse, pero no me pareció. Estábamos todos en el atrio de la iglesia del Señor de la Humildad cuando hizo el gesto, reforzado por la frase de una sobrina. Respondí con otro gesto y una de mis hermanas, seguramente Nelly, me apoyó. Si yo no quería ninguna reconciliación, estaba bien. Todos los demás lo perdonaron pero siguió en las andadas. Darío y Jaime le hicieron un sitio en el taller de herrería y terminó robándoles la herramienta. Nadie lo vio en el acto, pero todas las sospechas recayeron sobre él. Luego se fue y hasta mi padre se mostró aliviado. Su compañía solo representaba problemas. En alguna ocasión estuvo tratando de convencer a  Álvaro para que lo acompañara en una de sus fechorías. Su papel era manejar un camión. Mi hermano tuvo el buen juicio de rechazar el ofrecimiento. Por eso entonces estuvo implicado en un secuestro que no prosperó. No sé si pago cárcel por eso. Lo único que supe es que se le cayó la vuelta.

En fin, una vida desperdiciada y uno de los mayores dolores de mi madre. Jaime dice que nuestro padre no lo reprendió. Que se hizo el de la vista gorda cuando empezó a aparecer con cosas robadas. Mi padre era el único que lo visitaba en la cárcel.

Tenía otra versión. “¿Cuándo les llegué con una panela robada?”, nos dijo una vez nuestro padre, borracho, acosado por los remordimientos. Le respondimos que la culpa no era suya, por supuesto. 

Fue René quien me dijo hace un par de semanas que Ramiro estaba muy enfermo. Que, al parecer, no la libraba. Llamé a Jaime a Milán para preguntarle qué sabía pero no tenía ni idea. Ni él ni Darío ni yo teníamos trato alguno con Ramiro. Y fue Jaime quien me escribió desde las Islas Canarias para contarme que Ramiro había muerto.

Dicen que no hay muerto malo, pero no lo creo. Ramiro fue una mala persona y la muerte no cambia nada. No borra los hechos. Lo que pasa es que no es muy elegante hablar mal del difunto. Deja un montón de hijos de distintas mujeres. Nunca respondió por ninguno.

Pregunté a Jaime por el funeral y me contó que decidieron cremarlo. Creo que desde la pandemia hay un protocolo con las enfermedades respiratorias. ¿Qué van a hacer con las cenizas? Nadie me ha dicho nada. Jaime precisó que ingresó al hospital por una neumonía y René supo que si salía con vida tendría que valerse de una bala de oxígeno. Entonces le descubrieron el cáncer en el pulmón y se acabó el cuento de mi hermano en esta tierra de nadie.







sábado, 6 de abril de 2024

Triunfo Arciniegas / Diario / Petro y los cerdos policías



Triunfo Arciniegas
PETRO Y LOS CERDOS POLICÍAS
5 de abril de 2024

Cuando Petro estaba en campaña les dijo a los jóvenes que estudiaran o terminarían como policías. Palabras más, palabras menos, pero muy mal recibidas. También dijo que los policías no estaban para sacar ojos, pero lo hizo ver como si fuera un oficio, como si los policías no se dedicaran a nada más.

“Cerdos policías”, reza Gustavo Bolívar, financiador de la Prima Línea, tan alabada y defendida por este Gobierno.

Y ahora Petro dice en público y ante los mismos uniformados que todo policía sabe dónde está la olla. Que la olla le paga al policía. Cierto o no, no es la manera. ¿Por qué Petro siente la necesidad de humillar una institución tan importante? Qué tipo tan espantoso es Petro. Se alaba en público y se regaña en privado.

Es la policía de Colombia, del Gobierno de Petro. Son las ollas y los policías de su mandato. La corrupción, las drogas, el hambre, el desorden, la carestía, la malparidez, son de su Gobierno.

Petro también sabe quiénes financiaron su campaña. ¿Para dónde iban los mil millones de pesos que se robó su hijo Nicolás? Para la campaña de Petro. La pregunta es si se robó todo lo que recibió o entregó alguna parte. Petro sabe que los devaneos de su “Dama” suman más de mil millones de pesos y que sus propios viajes cuestan un ojo de la cara. También sabe dónde está y qué hizo el corrupto y drogadicto Armando Benedetti, quien dirá que también sabe dónde y qué hace Petro. Sabe quién es Roy Barreras y quién fue la difunta Piedad Córdoba. Bellísimas personas. Petro sabe que se alió con bandidos de todas las calañas para llegar al poder. Petro sabe dónde está su olla. Lo que no sabe es dónde se toman los trenes voladores ni dónde anda la pregonada paz total.

En todo caso, joderse en todo un país es peor que vender cachitos de marihuana.



jueves, 4 de abril de 2024

Triunfo Arciniegas / Diario / Errata de Excélsior

 






Triunfo Arciniegas
ERRATA DE EXCÉLSIOR
3 de abril de 2024

Dice Excélsior, periódico mexicano: “Condé comenzó a escribir desde muy joven, publicando su primera novela a los 11 años”. Aparte de mal escrita, la frase no es cierta. ¿Quién publica una novela a los once años? ¿Qué aprendiz se encarga de redactar las noticias en este periódico? ¿No hay un pinche corrector de pruebas? ¿Con qué confianza se puede leer un texto así?

No es el único desastre. Otro párrafo del mismo texto es material suficiente para una sesión de un taller de escritura. Dos frases espantosas, dos frases largas sin pies ni cabeza, donde el lector debe ingeniárselas para adivinar el significado. Anexo prueba: no voy a desperdiciar el día desmenuzando el espanto.

Por accidente leí en este mismo periódico la noticia sobre una mujer linchada por la comunidad, y el desastre es peor. Todo un linchamiento gramatical. 

No soy lector habitual de Excélsior, por suerte. Ni creo que lo seré.









lunes, 1 de abril de 2024

Triunfo Arciniegas / Diario / La aventuras infinita

 

Ilustración de Juan Brufal


Triunfo Arciniegas
LA AVENTURA INFINITA
1 de abril de 2024

Hay lectores que no pueden con un libro y dan por hecho que el libro es malo. No siempre es así. Puede que no sea el momento, que el lector descubra el libro en las circunstancias menos favorables o que el malo sea el lector. Siempre hay que darle una nueva oportunidad al libro. Hay lectores soberbios que se creen superiores a los libros que rechazan y que suelen dar lecciones sobre cómo debió escribirse. No saben ni redactar y pretenden dar lecciones de escritura. Nunca tendrán la suerte de escribir un libro y van por el mundo buscando la oportunidad de destrozar los que encuentren. O han escrito libros pésimos y morirán sin saberlo.

Leer es un ejercicio de libertad. Abandonar un libro es parte del mismo ejercicio. Pero denigrar sobre lo que no se conoce es un acto de estupidez. No se puede juzgar un libro si no se ha leído. No se puede juzgar un libro por la biografía del autor como no se puede condenar a un autor por el comportamiento de sus personajes.

No he podido con Ulises, de Joyce, pero no he caído en la tontería de menospreciar la obra. Prefiero Dublineses, un libro delicioso, una maravilla. Cualquier crítico dirá que el primero es más importante, pero me interesa más el disfrute de la lectura. Por suerte no tengo que preparar una clase para universitarios ni me propongo escribir un ensayo sobre Joyce.

En esta vida le he hecho tres intentos a ese monumento llamado Guerra y paz. La última vez llegué a la mitad. Pero leí con regocijo Anna Karenina y La muerte de Iván Illich. Tolstoi es una exquisitez. Como el ruso es una de las lenguas que no domino, y de hecho no domino ninguna, me resigno con el consuelo de las traducciones, algunas de verdad espantosas. Alguna vez escribí sobre los atropellos cometidos con Guerra y paz.

He tenido más suerte con En busca del tiempo perdido. No he leído la obra de principio a fin, pero es una dulce compañía desde la misma adolescencia. He vuelto cuatro o cinco veces a las grandiosas doscientas páginas de Un amor de Swann. He ido de aquí para allá como supongo que han hecho otros lectores, de asombro en asombro.

Todo lo anterior no significa la ausencia del sentido crítico ni que todas las obras sean obras maestra. Sino que tal vez con menos soberbia y más humildad se obtengan mejores resultados. Tampoco es obligatorio leer todo el tiempo a los grandes autores, que a menudo requieren mayor esfuerzo. El poeta León de Greiff se pasaba el tiempo leyendo novelitas de vaqueros.

Frecuento autores que la crítica no consideraría fundamentales: Stephen King, George R. R. Martin, Mario Puzo. Para mí son importantes.

La lista personal de autores es otro de los derechos del lector. Una lista que cambia con frecuencia. Hay autores y libros que nos fascinaron en una época y ahora apenas soportamos. O lo contrario: libros y autores que crecen con el tiempo, con cada lectura. El reposo de un libro en un estante es aparente: se está transformando a una velocidad vertiginosa. Jamás se lee un libro dos veces, como nunca se atraviesa el río dos veces: ni las aguas ni las páginas son las mismas ni tampoco las personas que se sumergen en las aguas o las páginas.

La lectura es una aventura infinita y, por lo mismo, inagotable. Que suerte que así sea.