lunes, 27 de marzo de 2023

Casa de citas / Jaime Bayle / Los genios

 

Jaime Bayly


Jaime Bayly

Los genios


Hace muchos años, allá por 1982, un joven alto, delgado, de barba negra y mirada penetrante de intelectual, se presentó en un periódico conservador en el centro de Lima, “La Prensa”, y pidió trabajo. Dijo que se llamaba Álvaro Vargas Llosa, era el hijo mayor del famoso escritor y había abandonado sus estudios en la universidad de Princeton, en Nueva Jersey, porque quería ser periodista y escritor, como su padre. También dijo que era de izquierdas y simpatizaba con la revolución sandinista y la revolución cubana. El director del periódico lo fichó de inmediato.


Contrariado porque su hijo mayor había suspendido sus estudios en Princeton, una de las mejores universidades del mundo, Mario Vargas Llosa le exigió que se retirase de la casa familiar en Barranco, Lima, y volviese de inmediato a Nueva Jersey para reanudar su vida académica. Álvaro se negó a seguir estudiando. Después de vivir unas semanas en casa del pintor Fernando de Szyszlo, se mudó al apartamento en el centro de Lima de un fotógrafo del periódico, Jorge Seoane, Coco Seoane. Siendo Coco homosexual y Álvaro heterosexual, encontraron la manera de cohabitar sin intercambiar besos ni caricias.

Álvaro era extraordinariamente inteligente, aún más que su padre, y hacía gala de una prosa lúcida y aguerrida cuando escribía editoriales en el periódico. Yo era columnista de ese diario. No tardamos en hacernos amigos. Curiosamente, ambos decíamos estar enamorados de la actriz Brooke Shields: Álvaro la había conocido en el campus de Princeton, yo solo la había visto en sus películas.

Por esos días Álvaro me contó que su padre estaba en Lima y lo había citado a conversar en un parque de Miraflores. No sabía si debía reunirse con él. Mario era estricto: si su hijo quería disfrutar de su protección económica, debía retomar sus estudios en Princeton y abandonar la bohemia periodística en Lima. Por su parte, Álvaro era porfiado: quería ser un periodista, y decía que eso no se aprendía en Princeton ni en ninguna universidad, sino en la vibrante redacción de un periódico como “La Prensa”. Como Mario, en su juventud, había sido reportero de un periódico y luego jefe de noticias de una radio, temía que el ejercicio del periodismo hundiera en la mediocridad intelectual y la ruina económica a su hijo mayor, que, de sus tres hijos, era ciertamente quien más se le parecía, por su curiosidad intelectual, su pasión por la política y su familiaridad con las ideas, las palabras y las historias.

Álvaro salió una tarde del periódico, tras decirme que se reuniría con su padre donde este lo había citado: no en la casa familiar de Barranco, ni en la del pintor de Szyszlo en San Isidro, sino en un parque de Miraflores. Le aconsejé que hablase con su padre, tal vez porque yo no hablaba con mi padre, a quien no quería ver más. Unas horas después, Álvaro regresó al periódico ofuscado, tembloroso y con el ojo morado. Me dijo que su padre y él habían discutido acaloradamente en el parque, que él se había negado a volver a Princeton y que Mario, en un momento de amargura y frustración, le había dado un puñetazo.

Recordé entonces que seis años atrás, en 1976, en un teatro de la capital mexicana, Vargas Llosa le había dado una trompada a Gabriel García Márquez, dejándolo nocaut, inconsciente, con el ojo morado, después de decirle:

-Esto es por lo que le hiciste a Patricia.

Yo había leído los libros de Vargas Llosa. Sus mejores novelas me parecían “Conversación en La Catedral” y “La guerra del fin del mundo”. Sabía que había tenido un padre, Ernesto Vargas, que lo insultaba y le pegaba, como hizo mi padre conmigo. Sabía que había aprendido a pelear a golpes en el colegio militar: mi padre amenazó con meterme en ese colegio, pero no lo hizo. Sabía por qué le había pegado a su hijo Álvaro, por no volver a la universidad de Princeton, pero no por qué le había dado una trompada a García Márquez. Por supuesto, se lo pregunté a Álvaro, quien me dijo, sin entrar en detalles, replegándose, ensimismándose, que Gabo le había hecho una cosa muy fea a Mario y por eso Mario lo había derribado de un puñetazo en un evento público en el DF.

También se lo pregunté, en aquellos años, a un periodista peruano de origen vasco, Francisco Igartua, Paco Igartua, director de la revista “Oiga”, donde yo colaboraba como columnista, tras la quiebra del diario “La Prensa”. De bigotes y con ponchos de colores que le daban un aire sacerdotal, Igartua era un periodista culto, valeroso, insobornable. Había estado con Vargas Llosa, en el teatro de la capital mexicana, en febrero de 1976, cuando este le dio el puñetazo a García Márquez. Luego del incidente, cenó esa misma noche con Mario y Patricia Llosa, la esposa del escritor. Paco Igartua creía saber qué había pasado entre los dos talentosos escritores para que uno hubiese acusado al otro de traidor, dándole a continuación un derechazo fulminante. Paco Igartua me contó su versión, que en cierto modo reivindicaba el honor de Vargas Llosa y dejaba mal parado a García Márquez.

Yo tenía entonces solo dos versiones, y ambas se parecían bastante: la de Paco Igartua y la de Álvaro. Conocía ya a Vargas Llosa, pero no me atrevía a preguntarle por qué se había peleado con Gabo. Se lo mencioné tímidamente una vez, a mediados de los ochenta, en su auto BMW dorado, manejando por las playas de Paracas, al sur de Lima, pero sonrió con gran elegancia y me dijo que no hablaría nunca de ese tema, que eso debían averiguarlo sus biógrafos, y enseguida me contó que García Márquez había enfermado de cáncer. Unos años después, entrevisté a Patricia Llosa en la televisión, pero no encontré valor para preguntarle por qué su esposo le había pegado a García Márquez y por qué eran enemigos irreconciliables desde entonces. No quise incomodar a Patricia, una señora elegante y reservada, que ya bastante se arriesgó dándome una entrevista en la televisión.

A García Márquez lo conocí unos años más tarde, en Washington DC, cuando Clinton era presidente. Clinton había leído varias novelas de Gabo y era capaz de citar párrafos de memoria. Con frecuencia invitaba a cenar a Gabo y a Carlos Fuentes, que hacía de traductor, porque Gabo no hablaba en inglés, aunque había tratado de aprenderlo en Londres. Me lo presentó un amigo, César Gaviria, expresidente colombiano, un político raro, sensible al arte, a la cultura, a las novelas. Cuando le pregunté a Gabo, en un aparte, por qué se había peleado con Vargas Llosa, sonrió con aires de mago magnánimo y me dijo:

-Yo no me peleé con él. Él se peleó conmigo.

Luego le pregunté cuál había sido el origen de la pelea. Astuto, evasivo, encantador, me dijo que había comprado mi novela “No se lo digas a nadie” en una librería en París y le había gustado mucho. Nos reímos. Después me sugirió que hablase con sus amigos, porque él no me diría nada. Le tomé la palabra. Invité a mi programa de entrevistas en Miami, todos los gastos pagados, incluyendo hotel cinco estrellas y limusina, a algunos de sus mejores amigos, tres escritores de gran talento: el colombiano afincado en el DF, Álvaro Mutis; el profesor argentino en Nueva Jersey, Tomás Eloy Martínez; y el colombiano itinerante, varias veces embajador de su país, Plinio Apuleyo Mendoza. A los tres los leí, los entrevisté en la televisión y después, en el hotel, tomando unos tragos, les pregunté, off the record, por qué Vargas Llosa le había pegado a García Márquez en 1976, dando por terminada una amistad que había sido legendaria, una amistad que duró nueve años, una amistad que los tuvo casi como vecinos en Barcelona, pues vivían a una cuadra de distancia, y que hizo de Gabo el padrino de Gonzalo Vargas Llosa, el segundo hijo de Mario y Patricia. Escuchando las versiones de Mutis, de Tomás Eloy y de Plinio, que no siempre coincidían, pero que dejaban bien parado a García Márquez, empecé a armar el rompecabezas.

También me ayudó conversar con el gran escritor chileno Jorge Edwards, quien, como Plinio Apuleyo Mendoza, había obrado el milagro de seguir siendo amigo de Mario y de Gabo al mismo tiempo, sin que ninguno desconfiara de él ni lo acusara de desleal: a Edwards lo invité a mi programa de televisión en Miami y después escuché su versión caballerosa y diplomática sobre el pleito entre los genios literarios, una cuidadosa narración que me obsequió tanto en el vestíbulo de un hotel en Miami, como en el restaurante de un hotel en Santiago de Chile, donde cenamos tiempo después.

Fue entonces, hace veinticinco años, cuando comprendí que estaba fatalmente condenado a escribir una novela sobre los tiempos gloriosos en que Vargas Llosa y García Márquez fueron amigos, vecinos y compadres, mucho antes de que ambos ganaran el premio Nobel, y sobre las circunstancias íntimas que envenenaron aquella relación que parecía inquebrantable y dieron origen al puñetazo que Mario le dio a Gabo, dejándolo nocaut y sepultando para siempre la amistad, pues nunca más se vieron ni se hablaron, a pesar de los esfuerzos de su agente literaria Carmen Balcells para reconciliarlos.

La novela se titula “Los genios” y saldrá en los próximos días en España y América, editada por Galaxia Gutenberg. En ella he armado por fin el rompecabezas, he postulado mi visión literaria de los años en que los genios fueron amigos, he descrito los hechos más o menos íntimos que Vargas Llosa entendió como una traición y he tratado de explicar por qué se jodió lo que nunca debió joderse: la amistad entre los genios.




sábado, 25 de marzo de 2023

viernes, 24 de marzo de 2023

Triunfo Arciniegas / El delantal


Triunfo Arciniegas
EL DELANTAL

Lo único que dejó Antonia, un delantal manchado de aceite, encima de la nevera. No más. Un delantal de rombos verdes y negros, separados por líneas amarillas, que me hace pensar en la bandera de Jamaica. Hasta el momento no he sido capaz de quemarlo o arrojarlo a la basura. Antonia barrió con todo lo suyo y parte de lo mío durante mi ausencia. Me dejó sin numerosos libros amados y parte esencial de la música. Sin la miserableza de una nota debajo de la almohada. Sin una línea que sellara su destino y el mío: Volví a la Madre Patria. Es decir, volvió a su hombre. ¿Dónde dejó mis cosas? ¿Con quién? Las aerolíneas limitan cada vez más el peso del equipaje, y el exceso cuesta un ojo de la cara. Revisando a fondo comprobé que no le interesó ninguna de mis fotografías. No supe si sentirme ofendido o aliviado. La maldije una y otra vez porque me había enamorado, deseé que la matara un rayo o la aplastara un tren, maldije al desgraciado que ahora se la gozaba, aposté que no durarían más de tres meses y hasta el sol de hoy siguen juntos y, según Celia, ya tienen un crío.

jueves, 23 de marzo de 2023

La mano en el bosque


Triunfo Arciniegas
LA MANO EN EL BOSQUE


1
Lucas Malerba, estudiante universitario y destacado atleta, encontró la mano mutilada cubierta de moscas en el bosque de sus ejercicios sexuales la tarde del 13 de noviembre de 1997. Por supuesto, no era la primera vez que recorría el bosque con la amiga de turno. Lo conocía a profundidad, casi árbol por árbol, hasta los rincones más secretos, donde no llegaba la curiosidad de los niños que burlaban la escuela, e incluso lo había recorrido alguna noche desnudo y sin extraviarse, y pretendía el mismo conocimiento con la hija del doctor Malaver. Habían bailado un par de veces en El Decamerón, habían visto televisión hasta tarde y apenas se habían tocado. Las películas de Tom Hanks la hacían llorar. "Las parejas que atraviesan el bosque de la mano, quedan encantadas", dijo Lucas medio en broma, medio en serio. Ella le ofreció la mano y él la guió hacia uno de esos lugares secretos. Acababan de recostarse y encender un tabaco de marihuana cuando descubrieron la mano mutilada entre los tréboles. La hija del doctor Malaver se desmayó y Lucas tuvo ante sí dos tareas: despertar a la muchacha y entregar la mano a la policía. Por suerte no la habían destrozado los perros ni la habían devorado las hormigas. De pronto, Lucas supo que la mano podía esperar y ni siquiera espantó las moscas. La mano no tenía a dónde ir, entre otras cosas: ningún saludo pendiente, ningún adiós, ninguna partida de naipes. Una mano de hombre con una uña pintada. Lucas fumó el tabaco despacio, regocijado, hasta quemarse los dedos, como dándole tiempo a la muchacha para que despertara por su propia cuenta. ¿Cuántos cuerpos había tocado esa mano, cuántos billetes, cuántas copas de vino? ¿Cuántos sexos húmedos, cuántas lágrimas, cuántos pies tibios? Y ahora, sólo una mano muerta, un desperdicio. Después de la última chupada y excitado por el lujurioso pasado de la mano, Lucas acarició el rostro de la bella durmiente, se atrevió a besarla, le separó los labios con la lengua y hasta la consagró con un trébol en la frente. "Soy un sapo, mi reina de tréboles", dijo con voz ronca. "Vas a desencantarme." Bajó a su cuello y, una vez abierto el cierre de la chaqueta, a sus senos. Mordisqueó los pezones dormidos y luego recorrió con la lengua un vientre pálido, suave y salado, y se extasió ante la profundidad del ombligo. Citó un verso de Neruda: "Soy más pequeño que un insecto". Estrechándose, aplanándose, la araña de su mano penetró en el más bello y profundo de los bosques, de breves, suaves y bien pulidos árboles, y exploró la fuente de los deseos. Luego, con la garganta seca, Lucas Malerba deslizó el pantalón y los calzones por debajo de las nalgas mientras la muchacha realizaba un movimiento cómplice. Lucas descubrió y separó los muslos, y luego la hizo suya, y la muchacha despertó toda empapada, gritando de pasión. En fin, llevaron la mano a la estación envuelta en un pañuelo, y un policía con cara de palo registró la información. "¿Qué hacían ustedes en el bosque?", preguntó el policía. "Caminar", dijo la muchacha. A pregunta idiota, respuesta ídem. Después de la penosa diligencia, se detuvieron en una heladería y, cuando Lucas quiso saber si se había desmayado de verdad, ella dijo con cierto placer: "¿Estás desencantado, lobo feroz?" Lamió con regocijo el helado de chocolate y añadió: "¿Para qué llevan las niñas al bosque?"

miércoles, 22 de marzo de 2023

Astilla


Triunfo Arciniegas
ASTILLA

La mujer presionó el timbre con firmeza, una sola vez, y casi de inmediato la muchacha se asomó por la ventana del segundo piso.
          –Diga.
          –¿Elisa?
          –Sí.
          –Vengo a hablar con usted –dijo la mujer.
          –¿Qué se le ofrece?
          –Sobre Humberto –dijo la mujer.

martes, 21 de marzo de 2023

Triunfo Arciniegas / Locas historias de Numancia

Antonio López
Día
Estación de Atocha, Madrid
 Triunfo Arciniegas
LOCAS HISTORIAS DE NUMANCIA

Antonio López
Noche
Estación de Atocha, Madrid

En Numancia supe de un hombre que se arrancaba la cabeza por las mañanas y la llevaba al mercado en una cesta de mimbre. No lo vi, me lo dijeron. En Numancia, sucia y polvorienta, muy al norte, más allá de Puerto Escondido y Magallanes, cerca de Punta Gallinas, pues en aquella época de mi vida iba por todas partes. Me había dejado el bigote, escribía sobre ciertos amores desgraciados una novela que nunca publiqué y, durante algunos meses, hasta que perdí credibilidad, fui corresponsal de El Pregón.

lunes, 20 de marzo de 2023

Mujeres

Fotografía de Klaus Peter Nordmann

Triunfo Arciniegas
MUJERES


La urgencia me hizo marcar tres, cuatro, cinco veces, el número de Pilarica Trespalacios, pero no me contestó. No quería verme desde que me sorprendió con las manos en la masa en El Decamerón. Digamos que entonces era mi novia oficial, casi mi mujer, mi equilibrio sexual, el pan de cada día y todo eso. Ay, Pilarica y sus tres palacios. Decidí caerle de sorpresa a Beatriz, pero el sorprendido fui yo. Estaba borracha con dos señores. Abrió la puerta a medio vestir o, con más exactitud, a medio desnudar, descalza y despeinada. Me invitó a seguir. Pero no me pareció buena idea, sobre todo al ver a los señores: un periodista que reseñaba libros en revistas de vanidades y un vendedor de electrodomésticos. Donde comen dos, comen tres, pero todos quedan con hambre.

domingo, 19 de marzo de 2023

Triunfo Arciniegas / La casa de las lunas


Triunfo Arciniegas
LA CASA DE LAS LUNAS

Debo confesarlo: toda la vida he sido un lector apasionado, desde mucho antes de enamorarme de Melissa Walter. Di con ella luego de leer una extenuante biografía de Picasso, tres novelas de Calvino, todos los cuentos de Poe y Crónica de pobres amantes, pues así de dispersas han sido siempre mis lecturas. Entonces, hechizado por Flaubert, sobrellevaba con Emma Bovary, su personaje, un sudoroso romance que pervirtió mi adolescencia. Quise salvarla del seductor y del médico mediocre y terminé perdido. Aún veo la zapatilla balanceándose en la punta de su pie, el carruaje del deseo que atraviesa la ciudad con sus amantes dentro, la mano pálida y desnuda que se asoma a la ventanilla para arrojar la lluvia de papel de la carta del rechazo. Aún me veo en la cama del solitario, ansioso y delirante.

sábado, 18 de marzo de 2023

Triunfo Arciniegas / La mujer del payaso

Payaso y mujer
Alberto Cadavid
Fotografía de Triunfo Arciniegas
Triunfo Arciniegas
LA MUJER DEL PAYASO

Toqué con suavidad tres veces, según mi estilo, y en seguida abrieron. Saludé con la voz grave y lenta, dolorida, que usaba para estos casos.
          –Siga, por favor –dijo Carmen Jerez, la viuda, y me condujo por un corredor mal iluminado, adornado de matas gigantes que me buscaban el rostro como mujeres confianzudas, hasta un cuarto donde el aire se había vuelto una sopa pestilente.

viernes, 17 de marzo de 2023

Triunfo Arciniegas / En la hamaca


Triunfo Arciniegas
EN LA HAMACA

Le llevé la cerveza al patio y seguí con mis oficios.
            ─He tenido mala suerte ─dijo el hombre, Bernardino Alarrota, y la punta de su pie le dio nuevo impulso a la hamaca─. Las mujeres me pudrieron el corazón.

jueves, 16 de marzo de 2023

Cuando papá se fue de casa

Autorretrato, 1914
Egon Schiele
Triunfo Arciniegas
CUANDO PAPÁ SE FUE DE CASA

Papá se fue de casa. La otra noche discutió a gritos con mamá hasta tarde, cuando por fin me dormí, arrinconado y con la cabeza tapada. El caballero de las cantinas, el hombre adorado por sus amigos de parranda, don Juan del Mar, qué gran persona, en casa se volvía un demonio. Le brotaban cachos y cola, candela de sus ojos y obscenidades de su boca, mientras partía un pocillo contra la mesa o estrellaba un cuadro en el piso. Tenía por costumbre romper fotografías, que al día siguiente mamá remendaba con cinta transparente. “Mi mujer es una santa”, decía don Juan del Mar en las cantinas, pero en casa quería trapear con ella. Una vez le restregó en la boca la foto de un antiguo pretendiente. Mamá estuvo con la boca floreada como una semana. En el mercado se subía la bufanda hasta la nariz para disimular el maltrato y, si se veía obligada a rendir explicaciones, contaba que se había resbalado en el patio.

miércoles, 15 de marzo de 2023

Triunfo Arciniegas / Altagracia


Triunfo Arciniegas
ALTAGRACIA

Mamá cree que todavía soy virgen. Sabe muy pocas cosas de su niña linda. Sabe de las visitas del vampiro y los botones de mis senos, pero no imagina que el olor de un hombre me atrapó en el mercado. Conoce al hombre porque ese día fuimos juntas a su tienda a comprar un conejo, pero no tiene ni la menor idea de la pasión que me arrastra. La tía Adela, que no vivía con nosotros sino con un camionero desde hacía siete meses, tenía antojos. Dejamos para el final la compra del conejo, después de recorrer todo el mercado buscando unos zapatos. Mamá se midió treinta pares y compró los más feos. Luego fuimos por la fruta y la verdura, la papa y la yuca, el café y el arroz. Yo iba atrás, como siempre, cargando todo. Me dolían los brazos y los hombros. Descargué mientras mamá regateaba.

martes, 14 de marzo de 2023

Triunfo Arciniegas / Diario / La buena salud de la literatura colombiana

Piedad Bonnett



Triunfo Arciniegas
LA BUENA SALUD DE LA LITERATURA COLOMBIANA
14 de marzo de 2023

El hecho de que tres novelistas colombianos figuren como finalistas de la Bienal Mario Vargas Llosa es una prueba del buen rumbo de nuestra literatura: Piedad Bonnett (Qué hacer con estos pedazos), Héctor Abad Faciolince (Salvo mi corazón, todo está bien) y Santiago Gamboa (Colombian Psycho).

Ojalá uno de los tres se lleve a casa los cien mil dólares del premio y la escultura de Fernando Syszlo. Como no he leído ninguna de las novelas, estoy pensando con el deseo.

La competencia es dura. Veo en la lista dos mujeres mexicanas: Brenda Navarro (Ceniza en la boca) y Cristina Rivera Garza (El invencible verano de Liliana).

Y una novelista de peso completo, una escritora con una envidiable y reconocida trayectoria, otro nombre de la poderosa escritura de un exquisito grupo de mujeres argentinas: Claudia Piñeiro.

Por desgracia, no conozco ninguno de los españoles de la lista: Juan Tallón, Miguel Ángel Oeste y Aroa Moreno. Tampoco al mexicano David Toscana ni al chileno Pablo Toro.

Resumiendo, compiten por el premio tres colombianos, tres mexicanos, tres españoles, un chileno y una argentina.

domingo, 12 de marzo de 2023

Casa de citas / García Márquez / Tres citas





Gabriel García Márquez
Tres citas de una obra maestra

PILAR TERNERA
Había perdido en la espera la fuerza de los muslos, la dureza de los senos, el hábito de la ternura, pero conservaba intacta la locura del corazón.

EL CORONEL AURELIANO BUENDÍA
Todo el mundo quedó en paz, menos Aureliano. La imagen de Remedios, la hija menor del corregidor, que por su edad hubiera podido ser su hija, le quedó doliendo en alguna parte del cuerpo. Era una sensación física que casi le molestaba parar caminar, como una piedrecita en el zapato.

ÚRSULA IGUARÁN
—¡Carajo! — gritó.
Amaranta, que empezaba a meter la ropa en el baúl, creyó que la había picado un alacrán.
—¡Dónde está! —preguntó alarmada.
—¿Qué?
—¡El animal! —aclaró Amaranta.
Úrsula se puso en dedo en el corazón.
—Aquí —dijo.

Gabriel García Márquez
Cien años de soledad

sábado, 11 de marzo de 2023

Triunfo Arciniegas / Diario / Querida Lucy

 



Triunfo Arciniegas
QUERIDA LUCY

Escribí la primera parte de este libro en los años noventa, y la segunda en los dos mil. En enero de este año se hizo una edición, pero quedó tan mal, con tantas erratas y cambios tan absurdos por parte de algún aprendiz de corrector, tan mal ilustrado, que me vi en la necesidad de pedir que volvieran a imprimirlo.

Aproveché el percance para volver a trabajar el libro: hice cinco nuevas versiones. Y hasta escribí una nueva historia, que encaja a la perfección en la naturaleza del libro. Incluí a Esopo como personaje. Nada extraño si ya figuran Olafo, el vikingo de las tiras cómicas, un ángel, un vampiro y un enano que no puede gobernar su propia nariz. Nada extraño si la protagonista, experta en pelos de diablo, reparte lágrimas que alivian la melancolía.

Es uno de mis libros más raros, fruto de una profunda herida. Duro, melancólico, desolado. He tratado de rebajar la intensidad. Se requería con urgencia algo de levedad. Más humor. Le conseguí una amiga a la protagonista.

En estos días entregaré al editor la vigésima segunda versión.

Un libro no se acaba de escribir nunca.

Sólo se suspende.

11 de marzo de 2023




viernes, 10 de marzo de 2023

Poemas como heridas, Rubén Bonifaz Nuño / Qué fácil sería para esta mosca

 



Rubén Bonifaz Nuño
Qué fácil sería para esta mosca


Qué fácil sería para esta mosca,

con cinco centímetros de vuelo

razonable, hallar la salida.


Pude percibirla hace tiempo,

cuando me distrajo el zumbido

de su vuelo torpe.

Desde aquel momento la miro,

y no hace otra cosa que achatarse

los ojos, con todo su peso,

contra el vidrio duro que no comprende.

En vano le abrí la ventana

y traté de guiarla con la mano;

no lo sabe, sigue combatiendo

contra el aire inmóvil, intraspasable.


Casi con placer, he sentido

que me voy muriendo; que mis asuntos

no marchan muy bien, pero marchan;

y que al fin y al cabo han de olvidarse.


Pero luego quise salir de todo,

salirme de todo, ver, conocerme,

y nada he podido; y he puesto

la frente en el vidrio de mi ventana.




jueves, 9 de marzo de 2023

Casa de citas / Marguerite Duras / Se desea como se escribe

 


Marguerite Duras
SE DESEA COMO SE ESCRIBE

No es tener sexo lo que cuenta sino tener deseo. Hay demasiada gente que tiene sexo sin deseo. Todas esas mujeres escritoras hablan tan mal del tema, cuando es un mundo que a una le cae encima. Yo he sabido desde niña que el universo de la sexualidad era fabuloso, enorme. Y mi vida no ha hecho sino confirmarlo. Me interesa lo que se encuentra en el origen del erotismo, el deseo. Lo que no se puede, y quizás no se debe apaciguar con el sexo. El deseo es una actividad latente y en eso se parece a la escritura: se desea como se escribe, siempre."


Marguerite Duras
Escribir
Tusquets, Barcelona



miércoles, 8 de marzo de 2023

Casa de citas / Angela Davis / Cosas

 




Angela Davis
COSAS


Ya no estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar. Estoy cambiando las cosas que no puedo aceptar.



 

lunes, 6 de marzo de 2023

Casa de citas / Bryan Cranston / Sobre la perseverancia

 

Bryan Cranston



Bryan Cranston
SOBRE LA PERSEVERANCIA

Muchos actores llegan a la gran ciudad y dicen: “voy a probar suerte durante un año, a ver si tengo éxito” y yo les digo: “puedo ahorrarte un año de tu tiempo” porque entonces esto no es para ti, esto te lleva toda una vida. Yo empecé en 1979 haciendo figuración como extra… y una vez alguien me dijo “¿quieres hacer un casting? Pasa y hazlo ahora mismo” y tienes que estar preparado, yo era un actor con trabajo, me iba bien, pagaba mis facturas, llevaba una vida de clase media y entonces tuve un golpe de suerte con 40 años cuando me dieron un papel en "Malcolm El De En Medio" y con 50 años, tuve aún más suerte cuando me dieron el papel de Walter White en "Breaking Bad". Todo llegó cuando tenía que llegar y eso es lo interesante sobre la suerte, no se ajusta a tus planes, tiene sus propios planes.

jueves, 2 de marzo de 2023

miércoles, 1 de marzo de 2023

Triunfo Arciniegas / Marzo y muertas de amor

Autorretrato



Triunfo Arciniegas
MARZO Y MUERTAS DE AMOR

Marzo llega con libro, como enero (Querida Lucy, cuya tapa les debo) y febrero (Esopo dijo que era el burro, en la maravillosa Cataplum).
Quien no ama un año así. Pero no hay que confundir el ritmo de publicación con el ritmo de escritura. QUERIDA LUCY fue escrito en dos tandas: la primera en los años noventa y la segunda en los dos mil.
Esopo dijo que era el burro es cosecha de pandemia. Un encargo de la directora de Cataplum, María Fernanda Paz Castillo.
Muertas de amor se cerró entre 2004 y 2005. Es decir, para esa fecha, y producto de los quince años anteriores, ya estaba escrita la totalidad de las historias: veintidós. No he dejado de trabajar en este libro desde entonces. Tengo cincuenta versiones empastadas en mis archivos.
En 2007, con nueve historias y bajo el título de Mujeres muertas de amor, gané el Premio Nacional de Cuento Jorge Gaitán Durán. Las bases limitaban el paginaje. Más adelante, para la colección Palabras Rodantes, que se distribuye de manera gratuita en el metro de Medellín, se editaron diez ejemplares de Cinco muertas de amor. No había tierra para más. Las otras diecisiete se quedaron esperando el entierro. La selección y el prólogo estuvieron a cargo de Luis Fernando Macías Zuluaga.
En 2019, Juan Diego Mejía Mejía seleccionó ocho de estas muertas para la colección Debajo de las estrellas, de Eafit, la universidad paisa. El libro, que recogía algunas páginas de otros dos títulos míos, Noticias de la niebla y El jardín del unicornio y otros lugares para hombres solos, se llamó simple y llanamente Cuentos.
De manera que hasta ahora, en Tusquets, otro de los sellos de Planeta, se edita Muertas de amor completo, con todas sus muertas: veintidós. Y casi trescientas páginas. La foto de la tapa es mía. No me conviene decirles el nombre de la dueña de las piernas. Esa publicidad podría perjudicarme. La otra foto, donde poco me veo, también es mía. A estas alturas uno ya no está para mostrarse.
Laura Melisa Benítez y yo revisamos las pruebas una y otra vez, hasta el hastío. En estos días el libro entra a la imprenta y llegará a las librerías a finales de marzo o principios de abril. Para entonces, damas y caballeros, rompan la alcancía: tengo gatos que mantener. En la FILBO se hará el lanzamiento, por supuesto. Considérense invitados.
Y todo esto, finalmente, para que tengan idea de cómo y con cuánta terquedad se trabaja un libro.

1 de marzo de 2023