martes, 31 de marzo de 2015

Casa de citas / Lillian Hellman / Pentimento


Pentimento
Nicolás Uribe

Lillian Hellman

 PENTIMENTO

La antigua pintura al óleo, al correr del tiempo, pasa en ocasiones a ser transparente. Cuando esto sucede, es posible, en algunos cuadros, ver los trazos originales: aparecerá un árbol a través del vestido de una mujer, un niño abre paso a un perro, un barco grande ya no se ve en un mar abierto. A esto se le llama “pentimento”, porque el pintor se “arrepintió”, cambió de idea. Quizá también sería correcto decir que la primitiva concepción, reemplazada por una preferencia posterior, es una manera de ver y luego ver una vez más.




lunes, 30 de marzo de 2015

Casa de citas / Eufrasio Guzmán Mesa / Sobre la amistad


Eufrasio Guzmán Mesa
SOBRE LA AMISTAD

La amistad ha cambiado con los tiempos, las culturas y las sociedades. Hay una gran diferencia entre lo que se nombra con el término en algunos de los diálogos de Platón y lo que se define como tal filiación en los poemas de Homero. Y lo mismo podríamos decir de muchos contextos diferentes. Es indiscutible que las tecnologías de la comunicación han introducido un gran variación en la forma de interrelacionarnos pero opino que lo que nos ofrece, por ejemplo Facebook, no son amistades sino interrelaciones, oportunidades de saber sobre otros seres. Para mi humilde criterio la amistad tiene un componente afectivo y otro cognitivo y creo que ambos se desarrollan de manera muy endeble en este mundo que llamamos “la red”. Esto no lo refuta que puedan personas iniciar y sostener relaciones intensas y de culminación satisfactoria pero la regla me parece otra: Uno borra y admite “amistades” que no son tales y en ocasiones hasta llega a admitir intercambios de opiniones e ideas con personas que por sus opiniones nos pueden parecer “imbéciles” y allí hay un pequeño abismo o riesgo y es caer en términos inusuales al final de los cuales uno no está muy seguro si el imbécil es el otro o uno.



miércoles, 25 de marzo de 2015

Casa de citas / Marguerite Yourcenar / Amores

Desnudo II, 1952
Henri Matisse

Marguerite Yourcenar
AMORES

No hay amores estériles. Y es inútil tomar precauciones. Cuando te dejo llevo dentro de mí el dolor, como una especie de hijo terrible.

Marguerite Yourcenar, Fuegos






viernes, 20 de marzo de 2015

Triunfo Arciniegas / Diario / Plagiarios III


Triunfo Arciniegas
PLAGIARIOS III
20 de marzo de 2015

La entrada quedó elegante pero el tema es duro y hasta cruel. La escritora Verónica Murguía, con toda razón, acusa de plagio al muy conocido novelista español Arturo Pérez-Reverte. El 10 de noviembre de 1997, Verónica Murguía publicó en  una modesta revista mexicana que ya no existe, “El laberinto Urbano”, la singular y dolorosa crónica de un perro callejero, “Historia de Sami”. Muy bien escrita, con ritmo, con gracia, desde la primera frase hasta la última. Me encanta. Al año siguiente, el 15 de marzo, Pérez-Reverte publicó la misma historia en “El Semanal” con otro título: “Un chucho mejicano”. Se fusiló la historia sin vergüenza alguna y ahora la incluye en su libro “Perros e hijos de perra”, con algunas frases exactas o parecidas y otras recreadas. Se trata del mismo perro tuerto, en las mismas calles de miseria de Ciudad de México, de los mismos personajes, del mismo accidente y de la misma clínica. Pérez-Reverte ambientó la cosa en una cantina, con tequila y consabidos mexicanismos. La anécdota se la cuenta otro famoso plagiario, Saltiel Alatriste, pero el novelista ni siquiera cita al plagiario: no le concede la caridad de unas comillas. Y tampoco cita a la autora del texto original: apenas la menciona como una de las personas que le dan su ayuda al perro.
En esta “elegante” entrada, ustedes mismos pueden leer el texto de Verónica Murguía  y más adelante pueden confrontarlo con el texto de Pérez-Reverte. Raúl Herrera y Laura Leucona han hecho un trabajo preciso. Y al final, pueden leer el texto completo de Pérez-Reverte. Aquí no se inventa nada, aquí nos atenemos a los hechos. Lo escrito, escrito está, dicen por ahí. Un enlace los puede remitir al lúcido análisis de Alberto Chimal.
Al justo reclamo de Verónica Murgía, Pérez-Reverte responde con la altanería propia de los plagiarios (léase Alatriste, léase Bryce Echenique, léase Paz) y de los leones que comen corderos. La frase es de Octavio Paz. Acusado de fusilar las ideas de Rubén Salazar Mallén para su más famoso libro, “El laberinto de la soledad”, Octavio Paz contestó con soberbia: “No estoy en contra del plagio cuando la víctima desaparece. Ya se sabe que el león se alimenta de corderos”. Lo mismo hubiera dicho Camilo José Cela, que plagió a una profesora, una total desconocida, y se ganó el premio Planeta en 1994. ¿Tienen idea de cuánto fue el robo?
Lean, al final de la entrada, las palabras de asombro e indignación del Pérez-Reverte. Lean, por ejemplo, esta frase: “Hablar de plagio en un asunto como éste, cuando un escritor refiere lo que le han contado, cita el nombre de la fuente y cita el nombre de una protagonista de la historia, me parece una irresponsabilidad temeraria y un absurdo disparate.” Y no olviden las comillas, por favor. Tampoco olviden el título del libro de Pérez-Reverte, “Perros e hijos de perra”. No dejo de pensar que en este caso el título se ha vuelto contra el autor.
En fin, pulsen el enlace.




jueves, 19 de marzo de 2015

Triunfo Arciniegas / Diario / Plagiarios II


Triunfo Arciniegas
Plagiarios II
19 de marzo de 2015

Así responde Pérez-Reverte a la acusación de plagio:

“Con todo el respeto para la señora Verónica Murguía, compruebo con asombro cómo se ha desmesurado hasta el esperpento el contenido de un artículo mío de hace casi veinte años. En ese artículo, que puede encontrarse íntegro en Internet ("Un chucho mexicano"), yo empezaba señalando que la historia me la había contado Sealtiel Alatriste, recogía su versión oral con la mayor fidelidad que pude, y entre los protagonistas de la historia cité el nombre de la escritora Verónica Murguía, a la que yo nunca conocí pero que Sealtiel mencionó como una de las protagonistas del asunto, y de cuya autoría de un artículo anterior sobre el mismo perro (por otra parte, según entendí, muy conocido en el barrio y en la ciudad) me entero ahora. Basta la confrontación de ambos artículos para comprender que sin duda Sealtiel había leído el artículo de la señora Murguía, y que me lo refirió a mí de buena fe. Hablar de plagio en un asunto como éste, cuando un escritor refiere lo que le han contado, cita el nombre de la fuente y cita el nombre de una protagonista de la historia, me parece una irresponsabilidad temeraria y un absurdo disparate. Comprendiendo los intereses y sentimientos de la señora Murguía, a la que ofrecí públicamente mis explicaciones y disculpas cuando fui informado por el diario mexicano La Jornada, le ruego sentido común y prudencia, pues la palabra "plagio" aplicada a este asunto resulta por completo fuera de lugar. Precisamente una escritora, como es ella, debería ser aun más consciente de ello.”

Pérez-Reverte confunde nombrar con citar. Una cosa es mencionar una persona y otra citar sus palabras. En su texto “Un chucho mejicano” usó la historia y frases de Verónica Murguía y se olvidó de las comillas. Pérez-Reverte la nombra como uno de los protagonistas, pero no precisa que Verónica escribió la historia antes que él. No se disculpa el escritor español. Al contrario, considera que la acusación de plagio es  “una irresponsabilidad temeraria y un absurdo disparate”. Y no es así.


***





Los dos párrafos anteriores corresponden al "La historia de Sami", el texto de Verónica Murguia publicado en El Laberinto Urbano el 10 de noviembre de 1997.

Así quedan estos párrafos en "Un chucho mejicano", el texto de Arturo Pérez-Reverte publicado en El Semanal el 15 de marzo de 1998:

"La cosa se acentuó cuando a Sami lo atropelló un coche. Un equipo de emergencia compuesto por la dueña de la librería de la esquina, un señor a quien llaman ‘el licenciado’ –todos los vecinos ignoran su nombre-y la escritora Verónica Murguía, que también vive allí, lo envolvieron en una colchoneta y lo llevaron al veterinario; donde un par de vecinos más acudieron a interesarse por su estado, y antes de que entrara a cirugía le dieron una apresurada sesión de transmisión de energía positiva llamada reiki, ante el asombro de los veterinarios."

***

Verónica Murguía escribe: "El chiste es que el pobre perdió un ojo. Nos dimos cuenta de casualidad porque no se quejaba". Pérez-Reverte saca un danés de la manga y dice: "Un danés grande como un castillo le sacó un ojo. Los vecinos se dieron cuenta por casualidad, pues Sami no se quejaba".

***


Sealtiel Alatriste, por su parte, se lava las manos. El reconocido plagiario no reconoce que le haya contado la historia a Pérez-Reverte. Ni menciona que siempre se trató de una historia ajena. Dijo simplemente que el asunto es entre Pérez-Reverte y la escritora.

En su defensa, Pérez-Reverte cae en el ridículo. Dice que el perro era “muy conocido en el barrio y en la ciudad”. Difícil creer que este pobre perro fuera conocido en Ciudad de México, una de las capitales más grandes del mundo. Y tampoco importa la fama del perro. Lo que importa es que Verónica Murguía escribió la historia primero y Pérez-Reverte no lo reconoce.

Ahora resulta que tenemos dos inocentes plagiarios y “una señora” inconsciente, sin sentido común ni prudencia. Si la cosa sigue así, Verónica Murguía tendrá que pagar daños y perjuicios y suplicar a los dioses que no vuelvan a plagiarla.

Así responde Pérez-Reverte a la acusación de plagio
Sealtiel Alatriste se lava las manos



martes, 17 de marzo de 2015

Triunfo Arciniegas / Diario / Plagiarios I


Triunfo Arciniegas
PLAGIARIOS I
17 de marzo de 2015

Un plagiario, Arturo Pérez-Reverte, acude en su defensa a otro plagiario, Sealtiel Alatriste. De entrada, recuerden que Pérez-Reverte tiene antecedentes (en España pagó una multa de 212.000 euros) y que Alatriste perdió su puesto en la Universidad Nacional Autónoma de México y renunció al premio Xavier Villaurritia por este vicio. Tal para cual. 

¿Qué dirá ahora Alatriste si la versión de Pérez-Reverte es cierta? Al parecer, Alatriste no solo plagia en sus libros sino en sus propias conversaciones. No hay duda de que el texto original pertenece a Verónica Murguía ("La historia de Sami", El laberinto urbano, 10 de noviembre de 1997, y ojo con esta fecha). Alatriste debió decirle a su amigo que leyó (y memorizó) el texto ajeno. 


Pérez- Reverte describe el perro como "un esmirriado chucho blanco con manchas negras, a medio camino entre un zorrillo y un pastor alemán"("Un chucho mejicano", El Semanal, 15 de marzo de 1998). Y estas son palabras de Verónica Murguía. ¿Las dijo Alatriste en la cantina y Pérez-Reverte las copio fielmente? Serán plagiarios, pero con memoria prodigiosa. Órale, carnal. O simplemente, Pérez-Reverte leyó el texto de Verónica Murguía y tiene el descaro de negarlo.


Pérez-Reverte sabe muy bien que una cosa es citar y otra cosa nombrar a una persona. Si tomó frases exactas, debe acudir a las comillas y explicar la fuente. Así debía proceder con su amigo Alatriste y con Verónica Murguía. En el texto del chucho mejicano se ve obligado a nombrar a Verónica Murguía pero no revela que la historia es de ella. 

Quien haya leído "La reina del sur", una maravillosa novela, sabe que Pérez-Reverte es un profundo conocedor de la lengua mexicana, y aquí aprovecha muy bien ese conocimiento para adornar el texto. Ambienta la cosa en una cantina, como experto novelista que es, y ahí va el cuento. Asegura que vio al perro y es una mentira. Sabemos por Verónica que el perro murió.

No le creo a Pérez-Reverte (y nadie le creyó a ese otro plagiario, Bryce Echenique, que todavía alega inocencia), y con las explicaciones no sólo ha quedado peor él mismo, sino su amigo Alatriste. Me pregunto qué harán ahora para sacar la pata.

Verónica Murguía no quiere demandar ni quiere plata de Pérez-Reverte. Y estas son sus palabras: "Quisiera que me ofreciera una disculpa y que no confiara en Sealtiel Alatriste, quien nunca fue mi vecino, y que ya tiene una cola que le pisen larguísima”.




lunes, 16 de marzo de 2015

Casa de citas / Lope de Vega / Cervantes


Lope de Vega
MIGUEL DE CERVANTES

De poetas no digo, buen siglo es éste. Muchos en ciernes pera el año que viene pero ninguno hay tan malo como Cervantes, ni tan necio que alabe a don Quijote.




viernes, 13 de marzo de 2015

Casa de citas / Raymond Chandler / Trampa



Raymond Chandler
TRAMPA

No hay trampa más mortal que la trampa que te pones a ti mismo.

Raymond Chandler, El largo adiós


Nota:
“There is no trap so deadly as the trap you set for yourself” (Chandler, The Long Goodbye) también podría traducirse, de manera más elegante y menos precisa, como "No hay nada más mortal que la trampa que te pones a ti mismo".


sábado, 7 de marzo de 2015

Casa de citas / Paola Klug / Trenzar la tristeza



Paola Klug
TRENZAR LA TRISTEZA

Decía mi abuela que cuando una mujer se sintiera triste lo mejor que podía hacer era trenzarse el cabello; de esta manera el dolor quedaría atrapado entre los cabellos y no podría llegar hasta el resto del cuerpo; había que tener cuidado de que la tristeza no se metiera en los ojos pues los haría llover, tampoco era bueno dejarla entrar en nuestros labios pues los obligaría a decir cosas que no eran ciertas. Que no se meta entre tus manos -me decía- porque puedes tostar de más el café o dejar cruda la masa. Y es que a la tristeza le gusta el sabor amargo.

Cuando te sientas triste niña, trénzate el cabello; atrapa el dolor en la madeja y déjalo escapar cuando el viento del norte pegue con fuerza. Nuestro cabello es una red capaz de atraparlo todo, es fuerte como las raíces del ahuehuete y suave como la espuma del atole.

Que no te agarre desprevenida la melancolía mi niña, aun si tienes el corazón roto o los huesos fríos por alguna ausencia. No la dejes meterse en ti con tu cabello suelto, porque fluirá en cascada por los canales que la luna ha trazado entre tu cuerpo. Trenza tu tristeza, decía, siempre trenza tu tristeza…
Y mañana que despiertes con el canto del gorrión la encontrarás pálida y desvanecida entre el telar de tu cabello. Trenza tu tristeza, decía, siempre trenza tu tristeza…