miércoles, 30 de agosto de 2017

Triunfo Arciniegas / Diario / Los veinte libros favoritos de García Márquez

Gabriel García Márquez
Poster de T.A.


Triunfo Arciniegas
LOS VEINTE LIBROS FAVORITOS DE GARCÍA MÁRQUEZ
30 de agosto de 2017
  1. La metamorfosis, Franz Kafka
  2. Ulises, James Joyce
  3. Las mil y una noches
  4. Luz de agosto, William Faulkner
  5. Moby Dick, Herman Melville
  6. La cabaña del Tío TomHarriet Beecher Stowe
  7. La casa de los siete tejados, Nathaniel Hawthorne
  8. Edipo Rey, Sófocles
  9. Pata de Mono, W.W. Jacob
  10. Bola de sebo, Guy de Maupassant
  11. La montaña mágica, Thomas Mann
  12. El viejo y el mar, Ernest Hemingway
  13. Hijos y amantes, D.H. Lawrence
  14. El Aleph y otras historias, Jorge Luis Borges
  15. Contrapunto, Aldous Huxley
  16. Las uvas de la ira, John Steinbeck
  17. El camino del tabaco, Erskine Caldwell
  18. Cuentos, Katherine Mansfield
  19. Manhattan Transfer, John Dos Passos
  20. Orlando, Virginia Woolf


Esta es la lista de los libros favoritos de García Márquez que circula en Internet por estos días. Es falsa o, al menos, inexacta, como tantas otras cosas que circulan en el ciberespacio. No se incluyen cinco libros muy amados de García Márquez: "Guerra y paz", "El Conde de Montecristo", "Los Idus de marzo", "La casa de las bellas durmientes" y "Pedro Páramo". Las obras maestras "Bola de sebo" y "Pata de mono" no son libros sino cuentos. García Márquez, maravilloso lector, no hubiera caído en esta equivocación. Tampoco creo que en su lista figuren los cuentos de Katherine Mansfield ni "Hijos y amantes", menos "Contrapunto" o "El camino del tabaco". No digo que estos libros no valgan la pena, desde luego, pero las ausencias mencionadas están muy por encima de cualquiera de estos títulos. "¿El Aleph y otras historias?" Borges no tituló así ninguna de sus obras. García Márquez hubiera precisado "El Aleph" o "Ficciones". Además, me atrevería decir que de Hemingway prefería los cuentos en vez de la novela mencionada. No estoy seguro de "Manhattan Transfer" ni si "Orlando" era su libro favorito de Virginia Woolf.

La lista acierta al menos con cinco títulos: "La metamorfosis", "Las mil y una noches", "Moby Dick", "Edipo Rey" y "Luz de agosto". De los cuatro primeros no hay duda. Toda la vida el maestro habló de estos libros. De Faulkner, su maestro, en realidad no sé qué obra prefería.

¿Joyce? García Márquez no era lector apasionado de "Ulises". Ni de Proust. Ni de Sartre. La lista, por suerte, solo menciona a Joyce. ¿"La cabaña del tío Tom" o "La casa de los siete tejados"? No estoy seguro. "¿Las uvas de la ira?" Tampoco estoy seguro. Tal vez "La montaña mágica". Tendríamos que repasar entrevistas y numerosas columnas.

García Márquez mencionaba tres escritores que habían sobrevivido a las relecturas: Herman Melville, Robert Luis Stevenson y Alejandro Dumas. De manera que es fácil suponer que en su lista incluiría "La isla del tesoro". 



martes, 29 de agosto de 2017

Casa de citas / George R.R. Martin / El corazón del caballo



George R.R. Martin
BIOGRAFÍA
EL CORAZÓN DEL CABALLO



El corazón humeaba en el aire fresco de anochecer. Khal Drogo lo puso ante ella, crudo y sangriento. Tenía los brazos rojos hasta el codo. Tras él, sus jinetes de sangre estaban de rodillas en la arena ante el cadáver del caballo salvaje, con los cuchillos de piedra todavía en las manos. La sangre del animal parecía casi negra a la luz anaranjada de las antorchas que bordeaban las altas paredes calizas del pozo.


Daenerys se tocó la suave hinchazón del vientre. El sudor le perlaba la piel y le corría por la frente. Sentía las miradas de las ancianas, las viejas de Vaes Dothrak, de unos ojos que brillaban negros como el pedernal en los rostros arrugados. No debía titubear ni parecer asustada. "Soy de la sangre del dragón", se dijo al tiempo que cogía el corazón del caballo con las dos manos, se lo llevaba a la boca y clavaba los dientes en la carne dura y fibrosa.

Sus doncellas la habían ayudado a prepararse para la ceremonia. Pese a que durante las dos últimas lunas había tenido náuseas, Dany había comido cuencos de sangre medio cuajada para acostumbrarse al sabor, y además Irri le hizo masticar tiras de carne seca de caballo hasta que le dolieron las mandíbulas. Antes de la ceremonia se había pasado un día y una noche sin comer, con la esperanza de que el hambre le ayudara a retener la carne cruda.

El corazón del caballo salvaje era puro músculo, y Dany tuvo que arrancar cada bocado y masticarlo largo rato. En los confines sagrados de Vaes Dothrak, bajo la sombra de la Madre de las Montañas, no se permitía el acero. Tenía que desgarrar el corazón con los dientes y las uñas. El estómago se le revolvía, pero ella resistió y siguió adelante, con el rostro lleno de sangre que a ratos parecía estallarle en la boca.

Khal Drogo, con el rostro impenetrable como un escudo de bronce, permaneció a su lado mientras comía. La larga trenza negra le brillaba, aceitada. Llevaba anillos de oro en el bigote, campanillas de oro en las trenzas y un pesado cinturón, también de oro, en torno a la cintura, pero lucía el pecho desnudo. Lo miraba cada vez que sentía que las fuerzas le fallaban. Lo miraba, masticaba y tragaba, masticaba y tragaba. Casi al final, a Dany le pareció ver un fuego de orgullo en los ojos oscuros y almendrados, pero imposible saberlo a ciencia cierta. El rostro de khal rara vez traicionaba sus pensamientos.

Y, por último, lo logró. Consiguió tragar el último bocado, con las mejillas y los dedos pegajosos. Solamente volvió la vista hacia las ancianas, hacia las viejas del dosh khaleen.



-¡Khalakka dothrae mr'anha! -proclamó en su mejor dothraki. "¡En mis entrañas cabalga un príncipe!" También llevaba semanas ensayando la frase con su doncella Jhiqui.

La más vieja de las ancianas, una mujer encorvada y flaca que tenía solo un ojo, alzó los brazos hacia el cielo.

-¡Khalakka dothrae! -gritó. "¡El príncipe cabalga!"

-¡Cabalga! -respondieron las otras mujeres-. ¡Rakh! ¡Rakh! ¡Rahk haj! -proclamaron. "¡Un varón, varón, un varón fuerte!"


George R.R. Martin
Juego de tronos
Bogotá, Ramdom House, 2015, pp. 470 -471

Casa de citas / George R.R. Martin / Ni la mitad de hermosa
Casa de citas / George R.R. Martin / Mano del Rey
Casa de citas / George R.R. Martin / A veces
Casa de citas / George R.R. Martin / Rumores
Casa de citas / George R.R. Martin / Arañas
Casa de citas / George R.R. Martin / Miedo II
Casa de citas / George R.R. Martin / Enemigo
Casa de citas / George R.R. Martin / El exilio

lunes, 28 de agosto de 2017

Casa de citas / George R.R. Martin / El exilio




George R.R. Martin
BIOGRAFÍA
EL EXILIO

Una copa muy amarga.


George R.R. Martin
Juego de tronos
Bogotá, Ramdom House, 2015, p. 469

Casa de citas / George R.R. Martin / Ni la mitad de hermosa


Casa de citas / George R.R. Martin / Enemigo

Juego de tronos


George R.R. Martin
BIOGRAFÍA
ENEMIGO

Un enemigo muerto es el espectáculo más hermoso que existe.


George R.R. Martin
Juego de tronos
Bogotá, Ramdom House, 2015, p. 393





Casa de citas / George R.R. Martin / Miedo II



George R.R. Martin
BIOGRAFÍA
MIEDO II

El miedo hiere más que las espadas.


George R.R. Martin
Juego de tronos
Bogotá, Ramdom House, 2015, p. 331





domingo, 27 de agosto de 2017

Casa de citas / George R.R. Martin / Arañas


Lord Varys (Conleth Hill)

George R.R. Martin
BIOGRAFÍA
ARAÑAS

Lord Varys: "Yo soy lo que soy. El Rey me utiliza, pero se avergüenza. Nuestro Robert es muy respetuoso y viril, y a los hombres como él no le gustan las serpientes, las arañas ni los eunucos. Si un día Cersei susurra al oído: 'Mata a ese hombre', Ilya Payne me cortará la cabeza antes de que tenga tiempo de pestañear, y ¿quién llorará por el pobre Varys? Ni en el norte ni el sur se componen canciones en honor de las arañas".


George R.R. Martin
Juego de tronos
Bogotá, Ramdom House, 2015, p. 311






viernes, 25 de agosto de 2017

Casa de citas / Quiromancia / Saturno es triste



Quiromancia
SATURNO ES TRISTE

El monte de Saturno se encuentra bajo el dedo medio. Saturno es triste; es el rey del cielo, destronado; es el tiempo que devora, al cabo de doce meses, a su hijo, el año. Es el Tiempo, encargado de ejecutar los mandatos del Destino.

Leo Dumesnil
Quiromancia

jueves, 24 de agosto de 2017

Casa de citas / Quiromancia / Literato

Fotografía de Jean-Baptiste Huynh

Quiromancia
LITERATO

Un literato con dedos largos fatigará al lector o al espectador por el excesivo lujo de detalles que obscurecerán el conjunto.

Leo Dumesnil
Quiromancia


miércoles, 23 de agosto de 2017

Casa de citas / Quiromancia / Mujeres insaciables y pérfidas



Quiromancia
MUJERES INSACIABLES Y PÉRFIDAS

Las mujeres insaciables y pérfidas son de talla grande o mediana, morenas, de cabellos negros y largos, ojos brillantes, tez pálida, cejas negras y muy juntas, la frente estrecha y cráneo deprimido, la nariz puntiaguda, los dientes blancos y frágiles, los pómulos salientes: las manos son generalmente largas, secas, nudosas, y la línea del corazón sin ramas; la línea de la cabeza es larga y recta.

Leo Dumesnil
Quiromancia


Casa de citas / Quiromancia / Mujeres de placer


Ilustración de Vargas


Quiromancia
MUJERES DE PLACER

Ya hemos hablado en su lugar de las mujeres de placer: pulgar corto, manos grasas, blandas, rollizas, surcadas por el anillo de Venus. Añadiremos aún otros signos: doble línea de la vida, larga y roja, puntos rojos sobre la raíz del dedo auricular, línea de la vida láctea (vía lasciva) en las dos manos, monte de Venus muy elevado, abombado y rayado, línea del corazón bifurcada al principio, líneas numerosas en el plano de Marte.

Las mujeres con grandes manos (manos de hombrunas) y aquellas de manos abultadas y piel blanca con venas azules pueden clasificarse en esta categoría, siempre que en sus manos se encuentren algunos de los signos antes indicados, o bien el pulgar corto y el anillo de Venus.

Leo Dumesnil
Quiromancia

Casa de citas / Quiromancia / Las mujeres fáciles



Quiromancia
LAS MUJERES FÁCILES

Entre las mujeres fáciles hay varias categorías; escogeremos las dos principales: las que se entregan por amor y las que lo hacen por dinero.

Leo Dumesnil
Quiromancia


martes, 22 de agosto de 2017

Casa de citas / Manuel Vicent / Beckett

Samuel Beckett

Manuel Vicent
BECKETT
BIOGRAFÍA
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El talento de Joyce anulaba el que pudieran tener sus discípulos, a quienes regalaba corbatas a cambio de que le leyeran fragmentos de la Divina Comedia cuando estaba casi ciego. Beckett desarrolló con el maestro un amor precavido, a veces muy cerca del odio, porque sabía que era peligroso permanecer mucho tiempo al lado de un genio, con una traba añadida: Lucia, la hija de Joyce, una chica muy inestable y convulsa, se había enamorado de él. "Vengo a ver a tu padre, no a ti", le decía, y a partir de ahí comenzaba la tormenta, hasta que un día se vio obligado a dejar de visitar la casa. No consta que Joyce le regalara a su devoto Samuel ninguna corbata, pero le dio este consejo: estéticamente tiene el mismo valor la caída del ángel que la caída de una hoja.

Beckett vivía con Suzanne Deschevaux, siete años mayor que él, con la que se casaría en 1961. En su apartamento del bulevar Saint Jacques no había sillas ni cuadros, ni más enseres que el propio vacío. Allí Suzanne cosía y daba clases de piano para alimentarlo, pero Beckett también era una gran máquina de amar mujeres. Tuvo muchas amantes. La más conocida fue Peggy Guggenheim, quien le creía un escritor frustrado, pero muy atractivo a causa de su rareza, un tipo siempre imprevisible, que se pasaba toda la mañana en su cama sin hacer nada. Cuando un día esta judía millonaria se lo reprochó, él le dijo que se dedicara a comprar pintura y que le dejara en paz. Entonces a Beckett comenzaron a salirle unos granos en el cuello y, creyendo que era cáncer, se puso a escribir como si braceara con la máxima furia contra la muerte. Arrástrate por el polvo, pero hazlo luchando.
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MANUEL VICENT
Póquer de ases
Alfaguara, Madrid, 2009, págs. 36 y 37



lunes, 21 de agosto de 2017

Casa de citas / Manuel Vicent / Putin III

Vladímir Putin



Manuel Vicent
PUTIN III

No preguntes cómo llegó a la cumbre sorteando y repartiendo puñaladas, hasta conseguir el favor del beodo y destartalado Boris Yeltsin. Era el tiempo en que el derribo de la Unión Soviética exportaba a Europa levas de prostitutas y criadas, mafiosos gordos con cadenas de oro que nutrían los bajos fondos y eran a su vez procaces y brutalmente ricos. Putin se propuso devolver a la patria humillada el orgullo perdido de primera potencia. Ante todo había que hacerse respetar. Conocía el alma rusa y sabía que su convulsión de olla podrida en plena ebullición no podía ser controlada sin el látigo de un buen domador.






Casa de citas / Manuel Vicent / Putin II

Vladimir Putin

Manuel Vicent
PUTIN II

El imperio soviético comenzó a resquebrajarse y Putin seguía siendo un pobre diablo, que tuvo que volver a Leningrado en su Volvo descalabrado con el que pensaba trabajar de taxista si las cosas le iban mal dadas. Pero junto con el coche, el lavaplatos y otros enseres domésticos, se llevó consigo también el archivo secreto de la Stasi, la siniestra policía secreta alemana, que había arramblado en medio de la confusión, y Putin supo jugar con este alijo plagado de sabandijas, como cartas muy firmes en una partida de póquer entre políticos corruptos, y esa fue la primera palanca de su poder. A Putin lo aupó el alcalde de Leningrado, Anatoli Sobchak, su protector, al que después ayudaría a huir a París cuando fue perseguido por corrupción.




Manuel Vicent / Putin I

Vladímir Putin


Manuel Vicent
PUTIN I

Hasta los 40 años era más bien un don nadie, un espía de segunda, el hijo de un humilde ferroviario comunista. Ahora avanza muy seguro deslizando sus espolones de gallo por una alfombra roja a lo largo de los fastuosos salones del Kremlin, rodeado de oro por todas partes, bajo el caudal de luz de mil lámparas y espejos, los mismos que reflejaron el antiguo esplendor de los zares. Es Vladímir Putin, de 1,70 de estatura, músculos de gimnasio, pómulos muy eslavos, que cobijan unos ojos de hielo.









domingo, 20 de agosto de 2017

Casa de citas / Vargas Llosa / Las Ramblas

Ojo de luz
Barcelona, 2017
Foto de Triunfo Arciniegas

Mario Vargas Llosa
LAS RAMBLAS

Para mí, las Ramblas de Barcelona son un lugar mítico. En los cinco años que viví en esa querida ciudad, dos o tres veces por semana íbamos a pasear por ellas, a comprar Le Monde y libros prohibidos en sus quioscos abiertos hasta después de la medianoche, y, por ejemplo, los hermanos Goytisolo conocían mejor que nadie los secretos escabrosos del barrio chino, que estaba a sus orillas, y Jaime Gil de Biedma, luego de cenar en el Amaya, siempre conseguía escabullirse y desaparecer en alguno de esos callejones sombríos. Pero, acaso, el mejor conocedor del mundo de las Ramblas barcelonesas era un madrileño que caía por esa ciudad con puntualidad astral: Juan García Hortelano, una de las personas más buenas que he conocido. Él me llevó una noche a ver en una vitrina que sólo se encendía al oscurecer una truculenta colección de preservativos con crestas de gallo, birretes académicos y tiaras pontificias. El más pintoresco de todos era Carlos Barral, editor, poeta y estilista, que, revolando su capa negra, su bastón medieval y con su eterno cigarrillo en los labios, recitaba a gritos, después de unos gins, al poeta Bocángel. Esos años eran los de las últimas boqueadas de la dictadura franquista. Barcelona comenzó a liberarse de la censura y del régimen antes que el resto de España. Esa era la sensación que teníamos paseando por las Ramblas, que ya eso era Europa, porque allí reinaba la libertad de palabra, y también de obra, pues todos los amigos que estaban allí actuaban, hablaban y escribían como si ya España fuera un país libre y abierto, donde todas las lenguas y culturas estaban representadas en la disímil fauna que poblaba ese paseo por el que, a medida que uno bajaba, se olía (y a veces hasta se oía) la presencia del mar. Allí soñábamos: la liberación era inminente y la cultura sería la gran protagonista de la España nueva que estaba ya asomando en Barcelona.






viernes, 18 de agosto de 2017

Casa de citas / George R.R. Martin / Mano del Rey

Sean Bean como Ned Stark, Mano del Rey

George R.R. Martin
BIOGRAFÍA
MANO DEL REY

-Lord Eddard Stark, te nombro Mano del Rey.

Ned se dejó caer sobre una rodilla. La oferta no lo sorprendía. Si no era para aquello, ¿qué objetivo tenía el viaje de Robert? La Mano del Rey era el segundo hombre más poderoso de los Siete Reinos. Hablaba con la voz del rey, tenía el mando de los ejércitos del rey y redactaba las leyes del rey. En ocasiones incluso se sentaba en el Trono de Hierro para impartir la justicia del rey, cuando éste estaba ausente, o enfermo, o indispuesto por cualquier motivo. Robert estaba poniendo en sus manos una responsabilidad del tamaño del mismísimo reino.

Era la última cosa que Ned deseaba en el mundo.

-Alteza -dijo-, no soy digno de ese honor.

-Si quisiera concederte algún honor -gruñó Robert impaciente, pero de buen humor-, permitiría que te retirases. Mi intención es que controles el reino y pelees en las guerras mientras yo me dedico a comer, a beber y a acostarme con chicas; tres actividades que me llevarán pronto a la tumba. -Se dio una plamada en la barriga y sonrió-. ¿Sabes qué se dice del Rey y su Mano?

-Lo que el rey sueño, la Mano lo crea. -Ned lo sabía.

-Una vez me llevé a la cama una pescadera que me contó que el pueblo llano tiene una versión mejor del dicho: "El rey come y la Mano limpia la mierda".

George R.R. Martin
Juego de tronos
Bogotá, Ramdom House, 2015, p. 54


Casa de citas / George R.R. Martin / Ni la mitad de hermosa