Anaïs Nin
UN INCIDENTE GRACIOSO
Febrero de 1932
Traducción de María José Rodellar
En el tren, camino de Suiza, se produjo
un incidente gracioso. Para no intranquilizar a Hugo, no me había pintado los
ojos, me había maquillado muy poco, me había pintado apenas los labios y no me
había arreglado las uñas. Estaba contenta de mi negligencia. Tampoco me había
vestido con esmero y llevaba un traje viejo de terciopelo negro que me encanta
y que está raído en los codos. Me sentía como June. Mi perro Ruby estaba
sentado a mi vera y por tanto tenía el abrigo y la chaqueta de terciopelo
llenos de pelos blancos. Un italiano que durante el viaje lo había intentado
todo para llamar mi atención, finalmente, desesperado, se me acercó y me
ofreció un cepillo. Me hizo gracia y me reí. Al terminar de cepillar (con el
cepillo lleno de pelos blancos) le di las gracias. Él dijo con nerviosismo:
–¿Quisiera tomar un café conmigo?
Le dije que no y pensé qué hubiera
pasado de haberme pintado los ojos.
Anaïs Nin
Henry y June / Diario inédito
Plaza & Janés Editores, Barcelona, 1987, pp. 43-44
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