Marilyn Monroe, 1953
Qué foto, madre mía. Qué criatura tan perturbadora. Es Marilyn Monroe en 1953. Su sonrisa penas alivia el erotismo que recorre ese cuerpo, tan salvaje como el paisaje del fondo. El verano, el calor, el sudor. La mancuerna tirada, casi abandonada, nos habla de la tersura del cuerpo, por ahora entregado a la placidez, pero también podría ser un instrumento de muerte. Esta muchacha es capaz de cualquier cosa. La mancuerna, el trasero y la punta del pie izquierdo forman un triángulo donde cualquiera quisiera sumergirse pese a las advertencias.
3 de octubre de 2025
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