domingo, 10 de agosto de 2025

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Cioran
DE LÁGRIMAS Y DE SANTOS


La obsesión divina es incompatible con el amor terrestre. No se puede amar apasionadamente a la vez a una mujer y a Dios. La mezcla de dos eróticas irreductibles crea una oscilación interminable. Una mujer puede salvarnos de Dios, igual que Dios puede librarnos de todas las mujeres.

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En el Juicio Final sólo se pesarán las lágrimas.

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La caída de Adán es el único acontecimiento histórico del paraíso.

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Toda versión de Dios es autobiográfica. No solamente procede de nosotros, sino que es asimismo nuestra propia interpretación . Se trata de una doble visión introspectiva, que nos descubre la vida del alma como un yo y como Dios. Nos reflejamos en El y El se refleja en nosotros. 
¿Podrá soportar Dios todas mis carencias ? ¿No sucumbirá ante semejante carga? 
Yo no me concibo más que a través de la imagen que me hago de El. Sólo así el conocimiento de uno mismo puede tener un sentido y un objetivo. Quien no piensa en Dios continuará siendo un extranjero para sí mismo, pues la única vía del conocimiento de sí pasa por Dios, y la Historia universal no es más que una descripción de las formas que El ha adoptado.

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    No es el conocimiento lo que nos acerca a los santos, sino el despertar de las lágrimas que duermen en lo más profundo de nosotros mismos. Entonces únicamente, a través de ellas, tenemos acceso al conocimiento y comprendemos cómo se puede llegar a ser santo después de haber sido hombre. 
    El mundo se engendra en el delirio, fuera del cual todo es quimera. 
...¿Cómo no sentirse cercano a Santa Teresa, quien, tras habérsele aparecido Jesús un día, salió de su celda corriendo y se puso a bailar en medio del convento, en un arrebato frenético, batiendo el tambor para llamar a sus hermanas a fin de que compartieran su alegría? 
A los seis años leía las vidas de los mártires gritando: «¡Eternidad! ¡Eternidad!». Decidió entonces ir a convertir a los moros, deseo que no pudo realizar, a pesar de lo cual su ardor siguió creciendo hasta el punto de que el fuego de su alma no se ha apagado jamás, puesto que nosotros nos calentamos en él todavía.

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Yo he debido vivir otras vidas. ¿Cómo si no explicar tanto espanto? Las existencias anteriores son la única justificación del terror. Sólo los orientales han comprendido algo sobre el alma . Ellos nos han precedido y nos sobrevivirán. ¿Por qué nosotros, modernos, hemos suprimido nuestras peregrinaciones? Expiamos en una sola vida el devenir infinito.

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Ni suficientemente desgraciado para ser poeta... ni suficientemente indiferente para ser filósofo, sólo soy lúcido, pero lo bastante para estar condenado.


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