EL PULPO
En el fondo del océano, donde la presión aplastaría un coche y el frío congelaría la sangre en minutos… una madre se niega a moverse.
Esta es Muusoctopus robustus, una hembra de pulpo profundo, acurrucada entre rocas volcánicas, envuelta con firmeza alrededor de su racimo de huevos —huevos que jamás abandonará.
Durante más de 4 años:
– No caza.
– No se alimenta.
– Apenas se mueve.
Su piel pierde color. Su cuerpo se debilita.
Pero ella permanece.
Lo que los científicos encontraron en el Dorado Outcrop no fue solo un criadero.
Fue un monumento a la resistencia biológica.
Los huevos se desarrollan lentamente —división celular por división celular—
porque en aguas tan frías, el metabolismo casi se detiene.
Pero las fuentes termales cercanas ofrecen justo el calor necesario para mantener los embriones vivos… y creciendo.
Mientras que la mayoría de los pulpos nacen como larvas frágiles,
los hijos de Muusoctopus emergen ya como juveniles completamente formados,
listos para sobrevivir en la oscuridad y la presión aplastante del abismo.
Es uno de los períodos de incubación más largos jamás documentados.
Y tal vez el acto de maternidad más desinteresado de todo el reino animal.
Ella nunca los verá nadar.
Pero cuando lo hagan, estarán.
COSMOS / FACEBOOK
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