Blanco Buenaventura, 2012 Fotografía de Triunfo Arciniegas |
FRENESÍ
Cuando el clarinete aúlla y el tambor brama, comienza la función. Las muchachas sacuden las caderas con el frenesí del oleaje marino, y los muchachos se van detrás, arrastrados por la corriente, ávidos de ser engullidos por las entrañas del maremoto. En el Chocó las mujeres son la semilla y la zafra, el nacimiento y la desembocadura. Cuando en la danza los machos se dejan remolcar por las ancas de sus hembras, no están simplemente mendigando, por el amor de Dios, una generosa cópula. También están escudriñando la raíz primigenia. Meterse en la falda de la mujer es regresar, por fin, a su vientre, es volver a la única tierra segura que, a la hora de la verdad, conocen. Todo lo demás es incierto y a menudo terrible.
Alberto Salcedo Ramos
La eterna parranda
Crónicas 1997-2011
Caracas, Aguilar, 2011, p. 39
Nota:
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Alberto Salcedo Ramos en Casa de citas
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