CIERTAS COSAS
Había ciertas cosas de las que quería hablarle pero no lo hacía, cosas que a él no iba a gustarle saber, pensaba Noreen. Por ejemplo, aquella noche en el hotel St. George cuando tenía diecinueve años y subió a la habitación con un tipo que le pareció simpático y agradable. Fueron a la suite del jefe de él, que se encontraba de viaje. Estuvieron bebiendo su whisky de reserva y luego, sin saber cómo, ella estaba boca abajo en la cama y con las manos atadas a la espalda. Eso pasó en un mundo diferente del de Arthur. El de él era limpio, tierno, clemente.
James Salter, "Palm Court"
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