Marc Behm
LADRÓN DE TIENDAS
—Mi padre era un famoso ladrón de tiendas —contó en voz alta—. La Interpol, Scotland Yard y el FBI lo persiguieron durante años. Pero nunca podían agarrarlo. Era demasiado astuto. Entonces, una noche, unas Navidades, cayó muerto en unos grandes almacenes, con los bolsillos repletos de joyas robadas. Así es como lo pillaron. Finalmente lo cazaron. Pero ya era demasiado tarde. Simplemente murió. Lo último que dijo fue «Feliz Navidad». Y pasó a mejor vida, burlándoles en su castigo.
Marc Berh, La mirada del observador, cap. 18
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