Ilustración de Sylvain Coulombe |
George V. Higgins
VIEJO
Me estoy haciendo viejo. He pasado toda la vida sentado en un antro cutre tras otro con una pandilla de pringados como tú, bebiendo café, comiendo carne estofada y viendo a otros volar a Florida mientras yo me devano los sesos preguntándome cómo demonios pagaré al fontanero la semana próxima. He estado en el talego y lo he resistido, pero no puedo correr más riesgos. Tú puedes venirme con los cuentos que quieras, que si esto, que si lo otro y blablablá. Pero tú, tú todavía eres un chaval y vas por ahí diciendo «Bueno, yo soy un hombre, puedes confiar en lo que digo y lo tendrás. Sé lo que hago». Pues bien, chico, tú también vas a aprender algo y te aconsejo que lo aprendas ahora, porque cuando dices eso, cuando me haces salir solo ahí fuera porque me fío de lo que dices, será mejor que tú también respondas. Porque si dices que vas a cumplir, tendrás que cumplir de verdad, joder, porque si no cumples, se te quedará enganchada la polla en la cremallera de mala manera. Ahora no quiero que me vengas con mandangas ni palabrería. Quiero comprarte diez pistolas y tengo el dinero para pagarlas y las quiero para mañana por la tarde en el mismo sitio y yo estaré allí y tú estarás allí con las malditas pistolas. Porque si no estás, iré a buscarte y te encontraré, porque no seré el único que te busque y nosotros sabemos encontrar a la gente.
George V. Higgins
Los amigos de Eddie Coyle, cap. 10
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