In the name of Jorge Luis Borges Massimo Damico |
Alberto Manguel
SOBRE EL OFICIO DE ESCRIBIR I
Fue quizás en la Edad Media que la imagen del escritor indigente cobró vida: tieso de frío, acurrucado en su silla, inclinado sobre su pergamino, los ojos esforzándose en la débil luz de una candela. No sabemos cuándo surgió la imagen, pero lo cierto es que se arraigó en nuestra imaginación. La pobreza como condición de la inspiración artística, el sufrimiento de la carne para permitir o justificar la comunión con la musa o el Espíritu Santo. Tal vez sea este penoso estereotipo el que ha dado razones a la industria editorial de nuestros días para considerar el pago de regalías como una limosna. El pequeño porcentaje que un autor debe recibir por la venta de cada ejemplar de su libro es retenido durante meses en las oficinas contables de las editoriales y (sin intereses, por supuesto) es vertido en los bolsillos del autor solamente una o dos veces por año, y frecuentemente con varios meses de burocrática demora. Imaginemos a un ministro o a un corredor de Bolsa esperando meses para cobrar su sueldo. Algo en el sistema debe cambiar.
Alberto Manguel / Ganarse la vida como escritor ( o no)
No hay comentarios:
Publicar un comentario