miércoles, 3 de junio de 2020

Marc Behm / La tormenta

Dominique Marriott: Artist based in the Whāingaroa/Raglan region ...
Dominique Marriott, 2016

Marc Behm
LA TORMENTA

Se quedó allí sentado, escuchando la tormenta.
    Ella regresó al embarcadero. Amarró el bote y saltó a la orilla, pasando a escasos metros de él sin verlo.
    Volvía a ser invisible, parte del paisaje y de los elementos. Barro. Una ciénaga. El viento y la lluvia.
    Ella entró en la cabaña, encendió una lámpara, se quitó la gabardina y se caló un par de guantes. Desnuda, cogió el dinero de la maleta y lo dejó caer en la almohada de la cama; fue al armario y lió un fardo con la ropa de Paul, luego entró en el cuarto de baño y recogió sus enseres. Lo metió todo en la maleta. La botella de Gaston de Lagrange también. Y la radio.
    Tarareaba. El Ojo, en cuclillas junto a la ventana, tratando de seguir de cerca sus movimientos, escuchó con atención la melodía de La Paloma.
    Ella encendió un Gitanes, fregó los vasos y los metió en el aparador; luego recorrió la cabaña entera con una toalla, limpiando huellas dactilares de los grifos de los lavabos, los pomos de las puertas, los ceniceros, las tablas de las mesas, los brazos de las sillas, la cómoda, la puerta del armario negro, los accesorios del cuarto de baño y los interruptores de la luz.
    Aún con los guantes puestos, se dio una ducha; luego se vistió y arrojó los guantes a la maleta, cogió los dieciocho mil y se sentó en la cama. Se apoyó sobre la almohada, con el dinero en su regazo, y se durmió.
    Dejó de llover. El Ojo se quedó donde estaba, temeroso de moverse en la repentina quietud. Podía ver sus pies y tobillos, brillando en la neblina plateada de la luz de la lámpara. El resto estaba envuelto en sombras.


Marc Behm / La novia de Paul


Marc Behm, La mirada del observador, cap.2







FICCIONES
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