Marc Behm
NOMBRES Becky era de Charleston, Carolina del Sur. Su nombre verdadero era Azalea Goche.
—Mamá era de Orangeburg —explicó—. De ahí saqué ese nombre mierdoso, Azalea, de los jardines de Edisto que hay allí. Y Goche, ¡menuda mierda! ¿Qué te parece eso? ¡Azalea Goche! Cuando me largué me cambié de nombre. ¿Has leído alguna vez Rebecca, de Daphne du Maurier? Yo lo he leído dos veces. ¿Has visto alguna vez la película en televisión con Joan Fontaine? ¡Ella es probablemente una de las cosas más hermosas que hay en la Tierra! Estuve a punto de llamarme Rebecca Fontaine, pero sonaba demasiado falso. En cambio, escogí Yamassee. Es una pequeña ciudad que hay abajo, en la frontera con Georgia. Me recuerda con frecuencia de dónde vengo.
Su madre había trabajado toda la vida en casas de putas en Walterboro, Charleston y Folly Beach.
—Allí es donde crecí. En burdeles. Para cuando tenía diez años, sabía hacer trabajos manuales de cincuenta maneras diferentes. Solía pelársela a los marines por veinticinco centavos. «Cuidado», me solía decir mamá. «Uno de ellos puede ser tu padre.» Eso te da una idea del tipo de salidas graciosas que solía tener.
Su madre murió cuando ella tenía once años.
Marc Behm / Becky Yamassee
Marc Behm, La mirada del observador, cap.15
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