martes, 17 de junio de 2025
Casa de citas / Guillermo Arriaga / Corrupción
Casa de citas / Guillermo Arriaga / Riesgos
Quiero que cada novela sea más arriesgada, pero también tengo el miedo de romper el hilo. Que la editorial me diga: "Muy bonito el riesgo", pero que busque a otros para el próximo libro. Que el lector me diga: "No entendí nada". Nada está garantizado en este trabajo. Conocí a escritores con muchos lectores que ahora se autopublican. La posibilidad de que eso me pase existe. Pero una carrera sin riesgos no me parece que tenga sentido. Y refutar... No quisiera refutar nada de lo escrito. Quisiera abrir avenidas nuevas que tengan vasos comunicantes con los libros anteriores. Los escritores tenemos huellas digitales.
lunes, 16 de junio de 2025
Triunfo Arciniegas / Diario / Petro no entendió nada
Triunfo Arciniegas
PETRO NO ENTENDIÓ NADA
Aparte de que desconoce las normas mínimas de redacción, este man no entendió nada. No escribe con claridad porque, entre otras cosas, le falta claridad para pensar.
El texto es un jeroglífico de un muchacho de bachillerato.
¿Acaso en este día glorioso no marchó el pueblo? ¿De dónde se agarra este político para mezclar marcha y consulta popular? ¿Cómo se le ocurre asociar Uribe y consulta popular? El hombre que hoy lucha por su vida porque le metieron dos balazos en la cabeza, ese mismo que posible y desgraciadamente ya sacaron del juego, es un conocido opositor de la tal consulta.
“Nos engañaron”, dice, cual inocente quinceañera, acudiendo al plural cuando le conviene.
Por supuesto, el pueblo quiere la paz que Petro no consiguió ni conseguirá. Una promesa que le quedó grande. Por supuesto, el pueblo no quiere las muertes que la inseguridad de su Gobierno ha permitido. El pueblo tampoco quiere la tolerancia con los malandros y los asesinos. Ni menos el ramillete de corruptos que este Gobierno ha reunido.
Es Petro quien quiere la consulta popular, no el pueblo. El político confunde los términos. Petro no es el pueblo, como tampoco lo era el nefasto dictador Hugo Chávez aunque ordenara escribirlo en todas las esquinas. El pueblo somos todos. Yo soy parte del pueblo pero nunca de semejante engendro de mentiras, mitomía y mediocridad.
“Vamos a las calles”, amenaza. Pero que lo hagan sin indígenas pagos, sin estudiantes obligados, sin autobuses alquilados, sin almuerzos, sin contratos. Es decir, sin despilfarrar el dinero de los colombianos. El despilfarro también es corrupción.
En fin, resulta difícil comentar un texto que no se entiende. Un texto tan pésimamente escrito. Una cosa que sólo sirve para desbaratar en un taller de redacción.
15 de junio de 2025
Hernando Gómez Buendía / Sobre la altura moral
No hay ignorancia, en cambio, sobre las declaraciones públicas del presidente, los expresidentes, directorios partidistas y autoridades que venían y siguen intercambiando acusaciones sobre golpes de Estado e incitaciones a la violencia. Todos ellos hablan de cordura y unidad nacional, pero a renglón seguido cada quien añade la palabra insultante, la frase sibilina o la mención del hecho que parece abonar su propia causa. Y a nuestros dirigentes no solo les falta rigor intelectual, les falta altura moral: todos ellos hacen votos por la recuperación de Miguel Uribe mientras canibalizan la desgracia del candidato Uribe.
Casa de citas / Juan Rulfo / Pedro Páramo
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Foto de Juan Rulfo |
Juan Rulfo
SOBRE PEDRO PÁRAMO
“La gente se muere dondequiera. Los problemas humanos son iguales en todas partes. No son temas nuevos el amor, la muerte, la injusticia, el sufrimiento, que están sugeridos en Pedro Páramo. Me han dicho que es ‘una novela de amor a los desamparados’. Yo no sé. Yo narro la búsqueda de un padre, como una esperanza. Como quien busca su infancia y trata de recuperar sus mejores días, y en esa búsqueda no encuentra sino decepción y desengaño. Y al final se derrumba su esperanza ‘como un montón de piedras’.
domingo, 15 de junio de 2025
Noticias del Triunfo / Mambrú se fue a la guerra
MAMBRÚ SE FUE A LA GUERRA
Ayer 13 de junio el grupo de Teatro Charlot presentó ‘Mambru se fue a la Guerra’, de Triunfo Arciniegas, bajo la dirección de Jeire Arellano y Enmanuel Rosales, en la casa de la cultura " Don Vicente Becerra Pérez" de Michelena (Venezuela).
Qué belleza.
Cuánta emoción.
Una razón para mantener la esperanza, en un país más jodido que el nuestro.
14 de junio de 2025
Un editor / Gordon Lish
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En 1988 muere a los 50 años Raymond Carver.
Diez años después de su muerte, D. T. Max, un periodista de The New York Time Magazine, decide investigar un rumor que circulaba hacía años: que los cuentos de Carver estaban escritos en verdad por su editor, Gordon Lish.
Para la investigación viaja a Bloomington, en Indiana, a una biblioteca a la que Lish le había vendido la correspondencia y los originales de Carver escritos a máquina con todas las correcciones.
Revisando los documentos, Max nota que debajo de las correcciones aún se puede ver el texto original. Así descubre que en "De qué hablamos cuando hablamos de amor" Lish redujo el número de cuentos, cortó a la mitad el número de palabras, suprimió personajes, cambió títulos y reescribió los finales de 10 de los 13 cuentos del libro. Incluso, originalmente el nombre del libro no era ese, sino "Principiantes".
Tras la revelación de Max se produjo un escándalo. Mucha gente tildó de traidor a Lish, mientras que otros le agradecieron haber "inventado el estilo Carver".
En una entrevista en 2015 para The Guardian, Lish aseguró que si él no hubiese editado a Carver, nadie le habría prestado atención.
Es difícil saber cuánto influyó Lish en Carver. Lo cierto es que el escritor decidió alejarse del editor y en 1983 publicó "Catedral" y en 1988 "Tres rosas amarillas", dos de sus mejores libros.
En 2009 la editorial Anagrama publicó "Principiantes", la versión original de "De qué hablamos cuando hablamos de amor" sin los cambios de Lish.
Fuente: Facebook
Un escritor / Frederick Forsyth
- 15 de junio de 2025
La culpa la tuvo la Guerra de Biafra. La culpa, digo, de que Frederick Forsyth, que se acaba de morir, se convirtiera uno de los mejores autores de thriller de todos los tiempos. Si no hubiera sido por aquel mortífero conflicto, tan goloso para los soldados de fortuna, es posible que nuestro hombre fuera recordado como un buen reportero de guerra. O quizás, quién sabe, que no fuera recordado en absoluto.
Cuando llegó a aquel rincón de África por cuenta de la BBC, ya había ejercido como corresponsal de Reuters en un par de países europeos. Narrar aquel conflicto parecía una gran ocasión para hacerse un nombre en el oficio. Paradójicamente, aquella primera gran oportunidad sería el fin de su prometedora carrera. La dirección de la cadena británica, influida por la inclinación pro-nigeriana del premier Harold Wilson, le acusó de haberse vendido a la causa biafreña y de enviar reportajes sesgados. Se ganó una carta de despido, aunque se quedaría un tiempo en la zona como agente libre, escribiendo crónicas y jugando a los espías.
Unos meses después de cobrar su finiquito, y en solo 35 días, aquel joven reportero en paro y sin blanca escribió el borrador de su primera novela. Se titulaba El día del Chacal. Lo rechazaron cuatro editoriales, probablemente asustadas por lo atípico de su planteamiento: la trama contaba un plan para asesinar a De Gaulle, cuando todos sabían entonces, y sabemos hoy, que el líder francés no murió tiroteado. Por lo demás, sus 140.000 palabras se parecían poco al estilo de otros libros de moda: irritantemente minucioso, capaz de dedicar 20 páginas, pongamos, a describir el proceso falsificación de una libreta de pasaporte. Aplicando la lógica, una novela así no debería triunfar. Y, sin embargo…
La edad de oro del bestseller
Un poco de contexto. En las décadas centrales del siglo XX, impulsados por la revolución del libro de bolsillo, los bestseller alcanzaron una fórmula difícilmente replicable que enlazaba calidad y éxito popular. De la ciencia ficción al thriller, del terror al romance, autores como Mario Puzo, Isaac Asimov, John Le Carré, Ira Levin o Leon Uris coparon las listas de más vendidos e hicieron ricos a unos cuantos editores con olfato. Con niveles diferentes de ambición estilística, todos ellos supieron ofrecer al gran público historias adictivas sin recurrir a trucos baratos. Novelas de piscina y de aeropuerto, sí, pero a menudo con muchos quilates de calidad. Casi todas han envejecido mucho mejor que los experimentos estilísticos de moda en aquellos años.
Ante esa durísima competencia, no parecía probable que la ópera prima de un joven desconocido agitase las aguas del género como lo hizo El día del Chacal. Lo cierto es que desató todo un maremoto. Después de una edición modesta de Hutchkinson en Londres, Viking compró los derechos para Estados Unidos. El triunfo fue arrollador: buenas críticas, boca-oreja, reimpresiones, traducciones, apariciones en televisión. «Nunca había visto tanto dinero junto, y ni siquiera me lo había imaginado». Solo El exorcista de William Peter Blattypudo disputarle la hegemonía en las listas de los más vendidos en aquel 1971.
El día del Chacal empieza con una historia real narrada con oficio de cronista: el atentado fallido contra Charles de Gaulle en Petit-Clamart en 1962. Si aquella intentona fue obra de un apasionado militar francés que se había sentido traicionado por la humillante salida de Argelia ordenada por De Gaulle, Jean-Marie Bastien-Thiry, para la otra, la de ficción, la OAS elige una fórmula diferente: contratan a un enigmático asesino a sueldo, sin vinculación con su causa y casi imposible de rastrear. La trama consiste, precisamente, en la preparación de ese atentado, en una carrera de infarto contra las fuerzas de la ley.
A mí, lo confieso, me resulta imposible avanzar por las páginas del libro sin empatizar un poco –¡o más que un poco!.- con ese sicario tan pulcro, culto y cortés. Tan virtuoso en su sangriento oficio que, cuando la policía lo va cercando para evitar el magnicidio, me siento como si unos brutos sin sensibilidad artística estuvieran a punto de impedir que un violinista terminase las últimas notas de una sonata.
Tras ese éxito inicial llegaron otros dos novelones: El expediente Odessa(1972) y Los perros de la guerra (1974). La primera es una historia trepidante, aunque menos verosímil que otras del autor, sobre la fuga de nazis. La segunda, quizás mi favorita, cuenta las aventuras y desventuras de una cuadrilla de mercenarios que preparan un golpe de Estado en la imaginaria República de Zangaro, un derroche de testosterona, todo un antídoto contra el aburrimiento.
Diría que Forsyth nunca volvió a desplegar el colosal ejercicio de talento que mostró en aquellos tres primeros títulos, pero lo cierto es que sus obras posteriores –cortadas todas por el mismo patrón de intriga, aventura y documentación exhaustiva-– tuvieron también legiones de lectores: El cuarto protocolo, El manifiesto negro, Vengador…. Si al principio de su carrera bebió de la temática de la Guerra Fría, al final se atrevió con la Guerra del Golfo o la irrupción de Al Qaeda, entre otros asuntos de actualidad.
Para ubicarlo en el universo del thriller político y de espías, no era un Ian Fleming, con sus tramas exuberantes y casi autoparódicas, pero tampoco encaja en el mundo de introspección y ambigüedad moral de un Le Carré o un Volkoff. Ofreció una tercera vía de mucho éxito: tramas minuciosamente documentadas, fáciles de seguir, con más sucesos que dilemas y una redacción sobria, casi transparente, pero nunca descuidada.
«Amó a su país e hizo lo que pudo»
Como otros maestros del género, Forsyth presumía de haber vivido él mismo una vita pericolosa a la altura de las de sus personajes. Entre otras hazañas, decía haberse enfrentado a un traficante de armas en Hamburgo, haber sido ametrallado en la guerra nigeriana, haber sido detenido por la Stasi o haber aterrizado en Guinea-Bisau durante un sangriento golpe de Estado. Supongo que habrá algo de barniz literario en esa hoja de servicios, pero nadie le ha acusado, que yo sepa, de ser un Münchhausen.
Los datos esenciales de su vida peliculera, en todo caso, parecen ciertos: pilotó, siendo jovencísimo, un vampire de la RAF, tuvo algunos contactos profesionales con el MI6 –me temo que no está entre las costumbres de esa institución desclasificar su lista de colaboradores–, se paseó por lado oscuro del África de la era de los mercenarios y jugó a adoptar varias identidades para documentar sus libros. Todo eso lo contó en un libro autobiográfico: El intruso. Mi vida en clave de intriga. (Aunque a mí, la verdad, me interesan mucho más sus novelas).
Más en breve, en una entrevista de hace un par de años esbozó un epitafio en dos frases: «Amó a su país e hizo lo que pudo». De política habló bastante –tenía una columna un tabloide–, siempre con una innegable inclinación tory, aunque sin excesiva profundidad. Le gustó Thatcher, le interesó Blair y recibió con los brazos abiertos a Boris Johnson, aunque acabó decepcionado. Fue un convencido defensor del Brexit, pero sin excesos retóricos. De todas sus páginas, las de ficción y las de análisis, se desprende un eterno escepticismo ante el poder, una de las credenciales del conservadurismo clásico británico.
De El día del Chacal sacó Fred Zinnemann una película espléndida, la de 1973, que replicó a la perfección el tono de su modelo literario. La versión de 1997, con Bruce Willis y Richard Gere, se la pueden saltar si quieren. Recientemente se ha estrenado una serie que, aunque con ciertas licencias, regresa el sabor del original. Odessa y Los perros de la guerra tienen también adaptaciones más que dignas. Otras han tenido menos suerte.
Se ha muerto un tipo empeñado en hacer nuestra vida más divertida con sus libros y, ya puestos, en ganar mucho dinero con ello, sin darnos la brasa con ninguna causa más o menos justa ni epatarnos con su estilo. Y a mí esos tipos me caen bien. Aunque me hagan sentirme culpable por simpatizar con un letal asesino a sueldo.
sábado, 14 de junio de 2025
El único sobreviviente
EL ÚNICO SOBREVIVIENTE
El único sobreviviente del vuelo de Air India ha revelado nuevos detalles sobre cómo logró salir con vida. Según medios internacionales, habría presenciado la muerte de dos azafatas tras el impacto, aunque este dato aún no ha sido confirmado oficialmente. Este accidente ya es considerado uno de los más extraños de la historia moderna, y probablemente será estudiado durante décadas. Quizá nunca sepamos toda la verdad.
Al principio se pensó que él había abierto la puerta de emergencia y escapado corriendo.
Pero ahora se sabe que la puerta se desprendió por la fuerza del impacto, y su asiento —ubicado junto a la salida de emergencia— salió despedido con él aún sujeto al cinturón.
Una cadena de eventos casi imposibles… que terminaron salvándole la vida.
Lo más impresionante es esto:
Hace más de una década, en el desierto de Sonora, México, se estrelló deliberadamente un avión de pasajeros como parte de un experimento internacional.
La prueba buscaba entender qué partes del avión ofrecían más probabilidades de sobrevivir. El resultado fue claro:
los pasajeros que viajaban en primera clase no sobrevivirían. En cambio, los que iban en clase económica, cerca de las salidas de emergencia, tenían muchas más posibilidades de vivir.
Hoy, ese experimento parece haber predicho lo que ocurrió con el único sobreviviente del vuelo de Air India.
Porque en un accidente aéreo… la ubicación de tu asiento puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Augusto Gómez / Divulgación científica/ Facebook
Casa de citas / Samantha Harvey / Las meninas
En la escuela les dieron una clase sobre Las meninas, cuando Shaun tenía quince años. Les contaron que el cuadro desorientaba al espectador y le dejaba con la sensación de no saber qué estaba mirando.
Es un cuadro dentro de otro cuadro, les dijo el profesor: Fijaos, fijaos en esto. Velázquez, el pintor, está en el cuadro, junto al caballete, y lo que pinta es el rey y la reina, pero ellos están fuera del cuadro, justo donde nos encontramos nosotros, mirando hacia la pintura, y el único detalle que nos dice que están ahí es que podemos verlos reflejados en un espejo que tenemos justo delante. Lo que el rey y la reina están viendo es precisamente lo que nosotros miramos: su hija y las damas que la acompañan, cuyo nombre es precisamente el título del cuadro, Las meninas, las damas de compañía. Así pues, ¿cuál es el tema del cuadro? ¿El rey y la reina (a los que Velázquez retrata y cuyos rostros blancos, reflejados, aun siendo pequeños, ocupan una posición central en el fondo de la pintura); su hija (que es la estrella en el centro de la escena, rutilante y rubia en la penumbra); las damas (y los enanos y los guardadamas y el perro) que acompañan a la princesa; el hombre sigiloso que aparece en la puerta entreabierta del fondo y parece llevar un mensaje; Velázquez (cuya presencia como pintor queda de manifiesto por hallarse en el cuadro, junto al caballete, pintando lo que es un retrato del rey y la reina pero también podrían ser las propias meninas); o nosotros, los espectadores, que ocupamos la misma posición que el rey y la reina, los cuales contemplan la escena y al mismo tiempo son observados tanto por Velázquez como por la infanta y por ellos mismos, desde el reflejo? O bien ¿es el arte –un conjunto de ilusiones, trucos y artificios dentro de la vida– o la vida misma –un conjunto de ilusiones, trucos y artificios dentro de una conciencia que trata de comprender la vida a través de las percepciones y los sueños del arte– el tema del cuadro?
O bien –dijo el profesor– ¿se trata de un cuadro sobre la nada, tan solo una sala con gente y un espejo?
Para Shaun, que a los quince años no tenía ganas de ir a clase de Historia del Arte y ya sabía que quería ser piloto de combate, aquella lección fue el culmen de la frivolidad. El cuadro no le gustó especialmente y le daban igual los ingredientes de los que estuviera hecho. Sí, lo más probable es que solo fuera una sala con gente y un espejo, pero ni siquiera eso lo motivó bastante como para levantar la mano y decirlo. Estaba dibujando garabatos geométricos en su cuaderno. Entonces dibujó a un ahorcado. La niña que se sentaba a su lado vio los garabatos, le tocó con el codo, levantó las cejas y sonrió, una sonrisa pequeña, discreta y fugaz, y cuando muchos años después se convirtió en su esposa ella le regaló una postal de Las meninas, porque veía en el cuadro un emblema de su primer intercambio de verdad. Y cuando, transcurridos unos años más, estaba en Rusia preparándose para ir al espacio, ella le escribió en el reverso de la postal, con una letrita apretujada, un resumen de todo lo que les había dicho el profesor, que él había olvidado por completo, pero que ella recordaba con una lucidez que a él no le sorprendió porque su mujer era la persona más brillante y lúcida que había conocido en toda su vida.
Tiene la postal en su cabina. Esta mañana, cuando se despierta, se descubre mirándola, barajando todas las posibilidades de tema y perspectiva que su mujer le escribió en el reverso. El rey, la reina, las doncellas, la niña, el espejo, el artista. Pierde la noción del tiempo mientras la mira. Tiene la sensación persistente de un sueño que no concluye, como si algo se hubiera desbocado en sus pensamientos. Cuando sale del saco de dormir, se pone la ropa de correr y va a la cocina a preparar café, divisa la punta inconfundible de Omán que se adentra en el golfo Pérsico, nubes de polvo sobre el intenso azul del mar Arábigo, el gran estuario del Indo, lo que sabe que es Karachi, ahora, de día, invisible, pero de noche una cuadrícula inmensa, compleja, que le recuerda a los garabatos que hacía de niño.
Según la medición arbitraria del tiempo que emplean aquí arriba, donde el tiempo estalla, son las seis de la mañana. Los otros están levantándose.
Casa de citas / Juan José Millas / Ese viejo soy yo
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Juan Jisé Millás |
Juan José Millas
“Ese viejo soy yo”
Juan José Millás recuerda el momento exacto en el que se dio cuenta de su edad
"No fue un cambio brusco, sino una revelación paulatina"
Raquel Vásquez
Cadena Ser, 13 de junio de 2025
En una reciente conversación en el programa A vivir que son dos días, Juan José Millás abordó el tema de la vejez, un capítulo al que dedica especial atención en uno de sus libros, y en el que comenta que no es una etapa más, sino "un país desconocido".
"La vejez es un país sin cartografiar", afirmó, un lugar al que se llega sin haberlo planeado. "Es como la adolescencia", dice, "porque es igual de desconcertante". En la adolescencia, explica Millás, se genera una lucha entre padres e hijos: "Es una época de conflicto; tanto que muchas veces las relaciones se hacen muy complicadas". "Se crea una mutación: un día es niño y al día siguiente es un adolescente que llega del colegio, se mete en su cuarto y por primera vez cierra la puerta, algo que nunca había hecho", ejemplifica.
Esa misma sensación de extrañeza, de cambio de territorio, es la que Millás reconoce en la vejez. Un nuevo país, sin mapas, donde uno ya no se reconoce del todo en el espejo, pero sigue sintiéndose joven por dentro.
Por eso afirma que la vejez se parece mucho a la adolescencia, porque también implica un cambio tanto interno como externo: "Por dentro te sientes como un muchacho, pero por fuera tu cuerpo te lanza un mensaje claro: 'tío, ríndete ya, tira la toalla'", comenta.
Cuando Javier del Pino le ha preguntado a Millás cuándo se dio cuenta de haber entrado en ese nuevo país, Millás ha revelado que fue tras la pandemia cuando empezó a sentirse instalado en ese lugar. "No fue un cambio brusco, sino una revelación paulatina", confesó.
El momento clave llegó un día al verse en televisión, durante el estreno de una obra basada en uno de sus libros, donde se sorprendió de lo que vio: "Me vi viejo". Confesó que no fue porque se sintiera así, sino porque "por primera vez me observé desde fuera".
"Al ver el modo en que andaba y caminaba, vi a un anciano. Un anciano que yo no siento interiormente, porque hay días en los que tengo la sensación de ser un muchacho", explicó, de forma gráfica.
Ese choque entre el cuerpo y el espíritu es, para él, una de las claves de la vejez. Sale a caminar cada mañana a las siete de la mañana, va a trabajar y su impresión es la de ser un muchacho. Sin embargo, al pasar frente a un escaparate, se pregunta: "¿Quién es ese viejo?" Y su respuesta es: "Ese viejo soy yo".
Casa de citas / Albert Camus / El absurdo
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Ilustración de Ramiro Clemente |
El absurdo nace cuando el ser humano busca sentido en un universo indiferente. Pero de ese absurdo surgen tres fuerzas: la rebeldía, la libertad y la pasión. Aceptar que la vida carece de sentido inherente no es resignación, es un llamado a vivir plenamente, a crear significado en cada acto, porque incluso en el silencio del mundo, la existencia merece ser abrazada.
viernes, 13 de junio de 2025
Frederick Forsyth / Escritores y lunáticos
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Fotografía de Triunfo Arciniegas |
ESCRITORES Y LUNÁTICOS
-¿Una cabaña? Bueno, alquilamos cabañas en verano. Pero… ¿ahora?
-Ahora -dijo Quinn.
-¿En algún lugar especial?
-En el Kingdom.
-¿Realmente usted quiere perderse señor? ¿Está usted tratando de esquivar a los abogados de su esposa o algo parecido?
-Necesito paz y tranquilidad para escribir un libro? -respondió Quinn.
-Oh, es escritor -exclamó satisfecho el agente.
Había que ser tolerante con los escritores, como con todos los lunáticos.
Frederick Forsyth
El negociador
Círculo de Lectores, Bogotá, 1989
jueves, 12 de junio de 2025
Un libro / Podrías hacer algo bonito, de Maggie Smith
Maggie Smith
PODRÍAS HACER DE ESTO ALGO BONITO
Podrías hacer de esto algo bonito es el último trabajo de la poeta, escritora y editora estadounidense Maggie Smith (Columbus, Ohio, 1977), publicado en el año 2023 y traducido ahora, de la mano de Regina López Muñoz, para el sello editorial Libros del Asteroide. Partiendo de su experiencia personal y de su propio matrimonio —así como de su paulatina descomposición—, Smith narra, sin abandonar nunca el humor y la empatía, pero tampoco la agudeza crítica, el modo en que ciertas estructuras permean nuestra experiencia y nos colocan, en ocasiones, en posiciones de alienación con las que llega a ser difícil lidiar de manera eficaz.
La editorial apunta, a propósito del libro: “En 2018, la escritora y poeta estadounidense Maggie Smith, casada y madre de dos hijos, descubre que su marido tiene una relación con otra mujer. En cuestión de días, la realidad que había construido durante más de veinte años se derrumba y da paso a un dolor que convertirá, a través de la escritura, en un renovado compromiso consigo misma. A base de pequeñas viñetas, pieza a pieza, Smith traza una reflexión llena de empatía y humor sobre la desintegración de un matrimonio que es también un ajuste de cuentas con la feminidad contemporánea, los roles tradicionales de género y las dinámicas de poder que persisten incluso en las parejas más modernas.
Página a página, estos fragmentos terminan erigiéndose en un interrogatorio a la familia, el trabajo y el amor. El resultado son estas memorias fragmentarias, una obra de descarnada sinceridad que nos cuenta cómo, tras la pérdida y la rabia, podemos redescubrirnos y hacer de todo ello algo nuevo y bonito”.
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Autora: Maggie Smith. Traducción: Regina López Muñoz. Título: Podrías hacer de esto algo bonito. Editorial: Libros del Asteroide.
miércoles, 11 de junio de 2025
Un libro / El espía que surgió del frío, de John le Carré
Aunque escribió muchas novelas excelentes con historias magníficas, siempre recuerdo la obra revelación de Le Carré, ‘El espía que surgió del frío’. No fue su primera, sino la tercera; las dos primeras no dejaron huella hasta su posterior reedición. Pero El espía rompió moldes. Antes de eso, el espionaje se centraba en personajes como Ashenden, de W. Somerset Maugham, y otros caballeros. Luego llegó Alec Leamas, desvencijado, maloliente, inmoral. Un impostor en un mundo de impostores. Y la brillante trama: usar a un tonto y crédulo testarudo para destruir a un enemigo de Alemania Oriental mediante subterfugios. Introdujo brevemente al sutil y taimado George Smiley, quien más tarde se revelaría como el controlador infinitamente taimado. Los giros y vueltas del juicio en Alemania Oriental son fascinantes y el doble —¿o triple?— impacto del relato es magistral. Consagró a Le Carré para siempre como el maestro de la novela de espías.
Casa de citas / Lucy
LUCY
El hallazgo del Australopithecus afarensis.
Hace unos 3.2 millones de años, en un tiempo sin lenguaje ni inventos como la rueda, una criatura diminuta que caminaba erguida recorría los bosques del este de África. No era un simio, ni tampoco una humana: era una homínida ancestral. Hoy la conocemos como Lucy, no por algo que ella supiera, sino por lo que nosotros decidimos llamarla, mucho tiempo después, inspirados por una canción de los Beatles que sonaba en el campamento donde hallaron sus restos.
Lucy no sabía que formaba parte de algo mayor. Trepaba árboles buscando frutas, vigilaba las llanuras por si había peligros y avanzaba en dos piernas por un entorno que no dejaba de transformarse. Su cuerpo era una mezcla: pies diseñados para andar, manos aptas para trepar y un cerebro no más grande que el de un chimpancé. Aun así, ella y los suyos ya estaban marcando el inicio de lo que hoy llamamos humanidad, no porque lo pensaran, sino simplemente porque se mantenían erguidos.
Tras su muerte, Lucy pasó a ser un emblema. Sus restos fosilizados viajaron por el planeta, discutidos en laboratorios y observados por miles de personas. Pero su importancia más profunda va más allá de lo visible: nos recuerda que la historia humana no comenzó con imperios, escrituras o divinidades, sino con seres pequeños caminando erguidos en selvas ancestrales, sin sospechar que estaban alterando el curso del mundo.
Wolf Erlbruch
martes, 10 de junio de 2025
Casa de citas / Ana de Armas / Keanu Reeves
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Ana de Armas y Keanu Reeves |
Keanu nunca habla de dolor, nunca se queja. Lo ves golpeado, agotado, sangrando, y sigue ahí. Este hombre no sé de qué está hecho, pero su entrega, su silencio y su respeto imponen. Es imposible no admirarlo cuando lo ves darlo todo sin decir una palabra.
Un escritor / Frederick
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Frederick Forsyth |
FREDERICK FORSYTH
(1938 - 2025)
A los 86 años, muere en Londres el escritor británico Frederick Forsyth, autor de ‘El día del chacal’ y una veintena de obras.
Fue espía, tuvo amores con Faye Dunaway, se casó dos veces, dominaba cinco idiomas (inglés, español, alemán, francés, ruso) y vendió setenta y cinco millones de ejemplares.
Escribió ‘El día del Chacal’ (Premio Edgar Allan Poe y una de las cien mejores novelas de misterio de todos los tiempos) en 35 días. Escribe Jacinto Antón en El País: “Ahí está el final de Chacal, la novela de 1971 que le lanzó al estrellato (incluso se anunciaba por televisión al publicarse en España, algo insólito entonces, en 1973, con ¡Oh Jerusalén!, el libro crónica de Dominique Lapierre y Larry Collins), con el asesino profesional al servicio de la OAS del que solo conocemos su significativo apodo (luego tomado por otros) acodado en la ventana apuntando su artesanal rifle de francotirador a la cabeza de De Gaulle mientras el policía que lo persigue irrumpe en el piso franco pistola en mano. El Chacal ha conseguido hacer un primer disparo y ha fallado por la extravagante (para él) costumbre francesa de dar dos besos (al receptor de una medalla), lo que ha sacado la testa del general de la línea de tiro; está a punto de efectuar el segundo disparo, pero lo hace, girándose, al abrirse la puerta a sus espaldas, sobre el agente que acompaña al policía, que acaba abatiéndolo a su vez. Ese pasaje, que leíamos sin respirar (muchos en la vieja edición de la colección Reno de Plaza & Janés), marcó toda una forma de concebir la literatura policial o de espías, y la novela de suspense y de aventuras en general”.
"No me interesan la fama ni la gloria, mi motivación literaria es vivir bien", dijo alguna vez. En los años noventa, cuando ya era un hombre muy rico, a los cincuenta y cinco, y vivía en una granja con su novia y quinientos corderos, confesó que escribir era un oficio aburrido, duro y solitario, y reveló algunos secretos: “El noventa por ciento de lo que cuento en mis libros está al alcance de cualquiera, bien en artículos de investigación o en revistas especializadas. Averiguar el diez por ciento restante depende de la curiosidad, en mi caso muy desarrollada, y de los contactos. Si tengo que describir un explosivo, acudo, por ejemplo, a un artificiero que desactiva bombas del IRA. Es el mejor de su clase en Europa occidental, y aprovecho sus conocimientos. Sólo me sentiría manipulado si alguien pretendiera que yo escribiera algo que no es cierto. Incluso si yo he creído que lo era. Otra cosa es suprimir pasajes peligrosos cuando he sabido demasiado de un tema. En Odessa explico cómo fabricar una bomba, pero añado un error para que no funcione. No quiero que nadie vaya por ahí volando cosas por mi culpa. También lo he hecho con ciertos métodos aplicados por fuerzas especiales del Ejército. En alguna ocasión me han pedido que no los describa para que el IRA, Irak o antes Rusia no los copiaran”.
Era millonario desde antes de cumplir los cuarenta y para entonces ya había publicado sus mejores libros: ‘El Chacal’, ‘Odesa’ y ‘Los perros de la guerra’. Así que tuvo tiempo de disfrutar de la buena vida. No estaba a la altura de John Le Carré ni mucho menos de Graham Green. Y él lo sabía: “Soy ligero, pero popular. Mis libros se venden”.
9 de junio de 2025
lunes, 9 de junio de 2025
Casa de citas / Diego Niño / El país de la belleza
EL PAÍS DE LA BELLEZA
En Colombia la vida vale poco. En este país lo pueden asesinar por un lío de faldas, como le pasó al señor que vendía verduras a tres cuadras de mi casa. O por ser líder social, como le ha pasado a cientos de miles que han asesinado en este siglo. También lo pueden asesinar por opinar, hacer su trabajo honestamente, tener dinero, no tener dinero, por estar en el lugar equivocado, por un equipo de fútbol y un largo etcétera.
Facebook, 9 de junio de 2025
Bernardine Evaristo / Estoy aquí para abrir puertas
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Bernardine Evaristo |
Bernardine Evaristo
NO PODRÍA HABERME IDO MEJOR
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La larga carrera de Evaristo se caracteriza por sus primicias y por crearlas para otros. En 2019, a los 60 años, se convirtió en la primera mujer negra en ganar el premio Booker, compartido con Margaret Atwood, por Girl, Woman, Other, 12 historias entrelazadas de personajes negros, femeninos y uno no binario. También es la primera mujer negra en presidir la Royal Society of Literature (RSL), la segunda mujer en sus 200 años de historia, además de la primera en no haber estudiado en Oxford, Cambridge ni Eton. Y esta semana recibió el premio inaugural a la Contribución Destacada del premio Women's Prize.
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La decisión de los jueces del Booker de romper las reglas y dividir el premio entre Evaristo y Atwood provocó indignación, y muchos acusaron al panel de socavar el reconocimiento histórico de una novelista negra. Evaristo se mostró alegremente imperturbable. "Para ser honesto, no podría haberme ido mejor", insiste ahora. "Lo digo en serio. En términos de cómo aceleró mi carrera y me dio tantas más oportunidades y un público tan amplio para mi trabajo". Girl, Woman, Other estuvo en la lista de los más vendidos durante nueve semanas consecutivas. Barack Obama lo eligió como uno de sus libros favoritos de 2019. Hamish Hamilton reeditó su catálogo anterior. Después de que le dijeran durante décadas que no había mercado para su obra, de repente tenía mucha demanda.
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A los 30, antes del auge de los cursos de escritura creativa, se inscribió en un curso de desarrollo personal. "Mis padres no eran parte de la élite", explica. "Así que no iban a transmitirme estrategias para triunfar". Evaristo ya se manifestaba mucho antes de que Instagram nos prometiera que podríamos vivir nuestras mejores vidas. El curso le hizo darse cuenta de que "puedes cambiar a lo grande y puedes esperar lo mejor. Entonces, ¿por qué no intentarlo?", dice. Se escribió una nota a sí misma diciendo que algún día ganaría el premio Booker. Las siguientes tres décadas las pasaron trabajando muy duro para lograrlo. "Nadie esperaba que publicara libros. Nadie me encargó", dijo en una entrevista de radio. "Solo escribía especulativamente y esperaba que alguien me publicara".
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Si bien su reputación crecía constantemente, las ventas no. Ni siquiera miraba sus estados de regalías cuando llegaban cada año. Entonces, finalmente, llegó su gran éxito. Con Girl, Woman, Other, se propuso "explorar tantas mujeres negras como fuera posible en una sola novela", con edades comprendidas entre los 19 y los 93 años, todas con diferentes orígenes, creencias, sexualidades y clases sociales. Amma, una dramaturga lesbiana, es claramente una versión de Evaristo más joven. Una vez más, en un estilo que ella llama "ficción fusión", juega con la puntuación de forma rápida y relajada en favor de los ritmos del habla y el pensamiento. Aquí están los monólogos de las mujeres silenciadas que Evaristo escribió para el teatro hace tantos años.