viernes, 18 de febrero de 2022

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Gabriel García Márquez

Juan Manuel Roca
POEMAS QUE GARCÍA MÁRQUEZ NO ESCRIBIÓ
17 de febrero de 2022


Conservo con afecto un libro del colombiano Eduardo Palacios titulado "La imagen poética en Juan Rulfo". Entre otras cosas porque no creo que haya una poética de mayor rango en la narrativa de América Latina. Cooptando el método que en un capítulo de la obra de Palacios articula poemas de Rulfo a partir de imágenes de los dos libros más relevantes suyos, "Pedro Páramo" y "El llano en llamas" y sin contar con lo que el mexicano llamó "Poema cinematográfico" hice algo similar durante un taller de creación en la Casa Silva, cuando no estaba esta tan desierta como Comala.

Encabalgando imágenes tomadas de las cabeceras de dos textos de Gabriel García Márquez: "El coronel no tiene quien le escriba", su libro que más leo y aprecio, y de uno de sus cuentos, "Un señor muy viejo con unas alas enormes" me di a servir de amanuense de dos poemas suyos que nunca escribió, pero en los que no hay una sola palabra que no sea suya.

Son dos poéticas de muy distinto cuño las de Rulfo y García Márquez. La del primero quizás venga en buena parte de su conocimiento de la serie de epitafios de Edgar Lee Masters y su "Antología de Spoon River" y también del habla del pueblo mexicano; la del colombiano está más ligada a la esfera de un realismo mágico: sucesos con mujeres que ascienden al cielo, un alud de mariposas amarillas -un tanto piedracelistas- y dos que recuerdo como poderosas imágenes: el hilo de sangre que recorre el pueblo y ese tren de muertos que cruza partiendo en dos tajos el silencio. 

Juan Manuel Roca

Estos son los dos poemas que García escribió sin escribirlos:


SILENCIO DEL CORONEL


Se desprendieron las últimas raspaduras

del polvo de café revueltas con óxido de lata.

Era octubre. Octubre era una de las pocas

cosas que llegaban. Octubre se había instalado

en el patio. Un grupo de niños penetró la cerca

desportillada. Se sentaron en torno al gallo.

Los gallos se gastan de tanto mirarlos. Mira

en qué ha quedado nuestro viejo paraguas de circo,

dijo el coronel. Abrió sobre su cabeza

un misterioso sistema de varillas metálicas.

Ahora sólo sirve para contar las estrellas.

Casi siempre sueño que me enredo con telarañas.


LA TRISTEZA DEL MUNDO

El mundo estaba triste desde el martes.

Ya ves, Úrsula. Lo que andan diciendo las gentes.

Las calles estaban desiertas bajo la lluvia

y las casas cerradas, sin vestigios de vida interior.

Debieron de haber pasado varias horas

después de la masacre,

porque los cadáveres tenían la misma temperatura

del yeso en otoño. El mundo estaba

triste desde el martes. El ángel andaba

arrastrándose por acá y por allá

como un moribundo sin dueño. Y ni siquiera

la vecina sabía qué hacer con los ángeles muertos.

La vida es dura, camarada.



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