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Ernesto Samper |
Triunfo Arciniegas
PUTREFACTO PRESIDENTE EN CORFERIAS
Bogotá, 9 de mayo de 2014
Sucedió hoy en Corferias, señores, en la mismísima Feria Internacional del Libro de Bogotá. Percibí un olor nauseabundo en el stand y le pregunté a la editora si no le olía a mierda. “Me huele a cañería”, dijo, arrugando su graciosa nariz. Entonces le señalé a Samper, el presidente elegido con dinero del narcotráfico, el bandido que no pagó un solo día de cárcel y que fue exonerado por ese nido de ratas que es la Cámara de Representantes, es decir, su pandilla, tipos de la misma calaña. “No le digas nada”, me suplicó la editora porque supo que me hervía la sangre, y añadió, extrañada: “Nadie le dice nada”. Lo menos que deberíamos hacer los colombianos es escupir a su paso o precisarle de qué mal se va a morir, y ojalá sea pronto, porque no tenía ningún derecho a sumergir al país en tal deshonra. Nos hicimos a la salida, esquivando a la manada de guardaespaldas, para respirar una migaja de aire menos viciada, hasta que el tipo se fue por la salida opuesta, con su arrugada cara de culo, sin mirar a nadie tal vez por la vergüenza de existir aunque, qué va, a los políticos, cínicos por naturaleza, no les da vergüenza de nada, y, preciso, dejó de oler a mierda.