Triunfo Arciniegas
Filósofo de semáforo
TUITERO IMBÉCIL
Alejandro Pérez, estudiante de Derecho de la Universidad Cooperativa de Ibagué, escribió sobre los niños que murieron quemados en un bus en Fundación, Colombia: "Tan cara que está la gasolina y desperdiciarla en treinta y dos costeños". ¿Con qué cabeza piensa este imbécil? Y, sobre todo, ¿qué sentimientos tiene? ¿Qué hay en la gusanera de su corazón? En su imaginación no cabe el dolor ajeno. Su torpeza no le permite apreciar las dimensiones de la tragedia. Dice, además, Alejandro Pérez: "Los 32 niños que fueron a darle de comer a calidoso... y a terminar de quemarse en el infierno". Para quienes no lo sepan, Calidoso, un vagabundo inofensivo que merodeaba la Universidad Javeriana, fue quemado en el cambuche de su miseria, con un perro y un gato, hace un par de semanas, por unos desgraciados que pretenden hacer "limpieza social". Es decir, Alejandro Pérez festeja la muerte de quienes nacieron con otro color de piel y en un lugar distinto al suyo y de quienes padecen el azote de la pobreza. ¿Qué pecados cometieron estos niños para que el futuro abogado colombiano los condene al infierno? ¿Qué se puede esperar de este tipo si alguna vez se titula de abogado? ¿Con qué sentido de la justicia ejercerá? Imaginen, por un momento, que este individuo se lanza a la política. Y ahora no me vengan con el cuento de que ofrece disculpas: el daño ya está hecho. Y este joven es así, así piensa. Que no le pase nada (desear lo contrario sería parecerse a él), que los dioses lo protejan y que viva muchos años con su propia vergüenza, en el estrecho y limitado mundo de su torpeza. Esta noche, señores, mi pobre país es territorio del espanto.
Triunfo Arciniegas
Bogotá, 21 de mayo de 2014
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