lunes, 23 de junio de 2025

Lecciones de semántica / Vacuna




Lecciones de semántica
VACUNA

 La palabra vacuna proviene del latín vacca, que significa vaca. Y no es un simple capricho etimológico: la historia lo justifica con creces.

En 1796, el médico inglés Edward Jenner hizo una observación que cambiaría el rumbo de la medicina para siempre. Notó que las lecheras que habían estado expuestas previamente a la viruela vacuna —una forma leve de virus que afectaba a las vacas— parecían inmunes a la temida viruela humana. Aquellas mujeres no enfermaban, incluso cuando se les practicaba la entonces común “variolización”: un procedimiento rudimentario que consistía en inocular a una persona sana con pus de un infectado, con la esperanza de generar inmunidad.

Lo que el saber popular campesino ya intuía —“ordeñando vacas, uno se protegía de la viruela”— fue comprobado por Jenner con método y evidencia. Su genialidad no fue solo notar la conexión, sino comprender que el contacto con un virus menos virulento podía entrenar al cuerpo sin causarle la enfermedad. Era el nacimiento del principio de la inmunización.

Aquella primera vacuna fue literalmente eso: una dosis de vaccinia, extraída de las vacas. Y fue el primer paso hacia un mundo sin viruela.

Desde el año 1900, la viruela mató a más de 200 millones de personas. Pero en 1977, tras una campaña global de vacunación, la humanidad logró lo impensable: erradicarla por completo.

Todo comenzó con una aguja, una observación brillante…y una vaca.

domingo, 22 de junio de 2025

Miguel Hernández / Las nanas de la cebolla




Miguel Hernández
NANAS DE LA CEBOLLA


La cebolla es escarcha

cerrada y pobre

escarcha de tus días

y de mis noches

hambre y cebolla

hielo negro y escarcha

grande y redonda.


En la cuna del hambre

mi niño estaba

con sangre de cebolla

se amamantaba

pero tu sangre

escarchada de azúcar

cebolla y hambre.


Una mujer morena

resuelta en luna

se derrama hilo a hilo

sobre la cuna

ríete niño

que te traigo la luna

cuando es preciso.


Tu risa me hace libre

me pone alas

soledades me quita

cárcel me arranca

boca que vuela

corazón que en tus labios

relampaguea.


Es tu risa la espada

más victoriosa

vencedor de las flores

y las alondras

rival del sol

porvenir de mis huesos

y de mi amor.


Desperté de ser niño

nunca despiertes

triste llevo la boca

ríete siempre

siempre en la cuna

defendiendo la risa

pluma por pluma.


Al octavo mes ríes

con cinco azahares

con cinco diminutas

ferocidades

con cinco dientes

como cinco jazmines

adolescentes.


Frontera de los besos

serán mañana

cuando en la dentadura

sientas un arma

sientas un fuego

correr dientes abajo

buscando el centro.


Vuela niño en la doble

luna del pecho

él, triste de cebolla

tú satisfecho

no te derrumbes

no sepas lo que pasa

ni lo que ocurre

Ernesto Pérez Zúñiga / Los gorriones

 


Los gorriones


No “el gorrión”. Los gorriones. Es imposibles concebirlos solos. Es imposible no celebrar la vida en el tejado, al amanecer, cuando lo hacen temblar con el bullicio de su parloteo. No cantan: pían, jalean, remueven, reclaman, rehacen el día en la cáscara de sus picos. Degluten la noche. La picotean. La convierten en gorjeo de luz.

Casa de citas / Literatura uruguaya

 


LITERATURA URUGUAYA

Para ser uno de los países más pequeños de Sudamérica, Uruguay nos ha entregado una de las literaturas más ricas, variadas e interesantes de los últimos 150 años. Tanto en poesía como en ensayo y narrativa, las letras uruguayas han estado presente en nuestra propia formación lectora escolar: ahí tenemos los cuentos de Horacio Quiroga, los cuentos y poemas de amor de Benedetti (luego tendremos ese interesante intercambio ideológico epistolar con Vargas Llosa semana a semana en los años 70), la reflexiva obra de Eduardo Galeano, cuyo “Las venas abiertas de América Latina” se convirtió en una suerte de biblia latinoamericana durante al menos treinta años, un libro ya superado hace mucho pero que en su momento era de lectura imprescindible. La estupenda obra breve de Juan Carlos Onetti, acaso uno de los escritores más importantes que creció a la sombra del Boom pero que cosechó tantos lectores como cualquiera de aquellos gigantes, con una vida tan exagerada como delirante.

Pero estamos hablando ahora de los autores que nos vienen a la memoria apenas mencionan “Uruguay”. ¿Qué hay más allá? Pues mucho: todo un universo lleno de nombres que hay que recordar, leer y no olvidar. Ahí encontramos, por ejemplo, a Delmira Agustini, una poeta que invoca, en palabras de la narradora uruguaya Jimena Antoniello, “un erotismo nuevo, apremiante y oscuro”. O Cristina Peri Rossi. Narradora, ensayista y «poeta de travesías», como la llaman María Negroni y Silvia Bonzini, es una de las voces más relevantes de la literatura contemporánea en castellano, luchadora por el feminismo y los derechos humanos, contra el autoritarismo, y dueña de una escritura audaz, imaginativa, irónica, mordaz, sin medias tintas. Esa calidad de su creación, tanto poética como narrativa, la llevó a ser distinguida con el Premio Cervantes de 2021. En fin, toda una tradición que traspasa fronteras y se apodera de lectores de toda esta parte del mundo. Sea este entonces nuestro pequeño homenaje a una de las literaturas que siempre, de una u otra manera, nos acompaña. Vive con nosotros, la aventura de leer.

CÍRCULO DE LECTORES / Facebook



sábado, 21 de junio de 2025

Un libro / La máquina del amor sagrado y profano

 


Iris Murdoch

Cómo querer a dos mujeres a la vez y no ser feliz

 

Impedimenta lleva años publicando las obras de Iris Murdoch inéditas en español. Sale ahora ‘La máquina del amor sagrado y profano’, una reflexión sobre la maldad y la bondad de un amor a tres bandas


Francisco Recio
10 de abril de 2022

 

Esta es una historia de amores diferentes, de cómo un hombre puede necesitar a dos mujeres de tal manera que no puede ser feliz con ninguna, pero tampoco con una sola. Son amores complementarios. Uno es el oficial, bendecido socialmente, el otro, el clandestino. Es la historia, antigua como la vida misma, del triángulo amoroso, pero que el genio literario de Iris Murdoch contempla y traslada con una visión y un punto de vista filosófico para resaltar cómo ambos amores se complementan y rechazan a la vez. Cuando se disfruta de uno hace que el otro sea necesario, de modo que el corazón, siempre insatisfecho, oscila constantemente de un lado a otro. Se trata de navegar entre los encantos de la moralidad y las excitaciones del pecado.

Un libro / La máquina del amor sagrado y profano, de Irish Murdoch


La maquinaria del amor según Iris Murdoch


 Iris Murdoch

Últimamente han caído en mis manos muchos libros de escritoras irlandesas y me quedaba la espinita de que mi estantería todavía no contara con ninguna obra de la gran escritora de este país en el siglo XX: Iris Murdoch. Más flaglarente el asunto si se tiene en cuenta que una de mis editoriales de cabecera lleva un tiempo editándola (además de la novela de la que os voy a hablar, han publicado Monjas y soldados, Bajo la red, El libro y la hermandad, El unicornio, Henry y Cato). Así, cuando vi que traían a las librerías La máquina del amor sagrado y profano pensé que había llegado el momento de redimirme

viernes, 20 de junio de 2025

Casa de citas / Iris Murdoch / Siempre quise ser novelista,Un escritor

 

Iris Murdoch

Iris Murdoch
SIEMPRE QUISE SER NOVELISTA

Iris Murdoch nació en Dublín el 15 de julio 1919, aunque con un año ya vivía en Londres, donde a su padre le dieron un puesto de funcionario. Hija única, tanto su madre -cantante de opera aficionada-, como su padre la animaron a leer desde muy niña, seguramente por ello «siempre quise ser novelista, aunque hubo un tiempo en el que pensaba que quería ser arqueóloga e historiadora del arte, cuando estaba en la Universidad.» Estudió filosofía y literatura en Oxford, donde ejercería quince años de profesora, antes de poder dedicarse en exclusiva a la escritura a partir de 1963.

Casa de citas / Iris Murdoch / Dormir o no dormir

Irish Murdoch


Irish Murdoch
DORMIR


Hay un abismo entre aquellos que pueden dormir y aquellos que no pueden. Se trata de una de las grandes divisiones de la raza humana.




Lecciones de semántica / No escriba “curasán”, pero sí “brauni”

 


Salvador Gutiérrez Ordóñez académico de la RAE y director del 'Diccionario panhispánico de dudas'


No escriba “curasán”, pero sí “brauni”: llega la nueva edición del ‘Diccionario panhispánico de dudas’

La RAE presenta una obra ampliada y actualizada respecto a la de 2005 que añade 362 entradas sobre neologismos y extranjerismos


Manuel Morales
19 de junio de 2025

“Que veinte años no es nada”, decía el tango Volver, que popularizó Carlos Gardel. Sin embargo, en asuntos de la lengua, en dos décadas hay palabras que nacen, otras mueren y también están las que modifican su significado, lo que genera indecisiones entre los hispanohablantes a la hora de escribirlas o pronunciarlas: ¿hay que escribir delicatessen con dos eses o con una? Pues para resolver esa clase de cuestiones acaba de publicarse la nueva edición del Diccionario panhispánico de dudas (DPD), ampliada y actualizada con respecto a la anterior, que se lanzó en 2005. Esta obra, editada por Taurus, está auspiciada por la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), que reúne las 23 corporaciones del español que hay en el mundo.

jueves, 19 de junio de 2025

Casa de citas / El misterio de los incas

 


EL MISTERIO DE LOS INCAS

Ni con la tecnología actual podríamos mover estas piedras con tanta precisión.

En Sacsayhuamán, Cusco, los incas lograron algo que hasta hoy desconcierta a ingenieros modernos: bloques de hasta 120 toneladas perfectamente encajados, sin cemento ni maquinaria. Cada piedra tiene formas irregulares y cortes en múltiples ángulos que permiten que encajen como piezas vivas, capaces de resistir terremotos durante siglos. Lo más sorprendente es que no usaron ruedas ni metales. ¿Qué conocimiento perdimos en el camino? ¿Acaso los antiguos sabían algo que hoy hemos olvidado?


Historias reveladas / Facebook




Arthur Rimbaud / Los cuervos

 



Rimbaud, fotografía  tomada por Ernest Balthazar, un fotógrafo callejero en París, 1 de noviembre de 1873.


Arthur Rimbaud

Los cuervos

Señor, cuando los prados están fríos
y cuando en las aldeas abatidas
el ángelus lentísimo acallado,
sobre el campo desnudo de sus flores
haz que caigan del cielo, tan queridos,
los cuervos deliciosos.

¡Hueste extraña de gritos justicieros
el cierzo se ha metido en vuestros nidos!
A orilla de los ríos amarillos,
por la senda de los viejos calvarios,
y en el fondo del hoyo y de la fosa,
dispersaos, uníos.

A millares, por los campos de Francia,
donde duermen nuestros muertos de antaño,
dad vueltas y dad vueltas, en invierno,
para que el caminante, al ir, recuerde.
¡Sed pregoneros del deber, ¡Oh nuestros
negros pájaros fúnebres!

Santos del cielo, en la cima del roble,
mástil perdido en la noche encantada,
dejad la curruca de la primavera
para aquél que en el bosque encadena,
bajo la yerba que impide la huida,
la funesta derrota.



Federico Fellini / La apuesta

 

Federico Fellini

Federico Fellini apostó que era imposible… y perdió con estilo.

Una noche, entre risas y copas, el gran director italiano retó a su amigo Tonino Guerra, guionista de culto:

—A que no puedes escribir un guión completo… de sólo 10 segundos.

—¿Qué defines como completo? —preguntó Tonino.

—Inicio, clímax y giro final. Todo.

—¿Apostamos 12 dólares?

—Trato hecho.

Fellini se fue convencido de que había ganado.

Tonino, en cambio, pasó la noche en vela.

No había manera: ¿cómo contar una historia con montaje, tensión y final inesperado en menos tiempo del que tardas en preparar un café?

Pasadas las doce, la inspiración llegó.

A la mañana siguiente, Tonino se presentó con una hoja.

Fellini lo miró escéptico.

—¿Trajiste mis 12 dólares?

—Traje el guión, respondió Tonino.

Y decía así:

Una mujer mira la televisión.

Empieza una cuenta regresiva de lanzamiento de un cohete:

10… 9… 8…

Su rostro, lleno de tensión.

Toma el teléfono. Marca.

7… 6… 5…

La cámara permanece en su cara.

4… 3… 2… 1…

¡El cohete despega!

Ella habla por teléfono:

“Puedes venir ahora. Ya se fue.”

Fellini se quedó en silencio.

Luego sacó 12 dólares y los puso sobre la mesa.

Esa historia de apenas unas líneas…

Era cine puro.

Un personaje en pantalla. Tres en la historia.

Una esposa. Un esposo rumbo al espacio. Un amante esperando la señal.

Un giro sutil. Una explosión precisa.

Y la grandeza de un guionista que entendía que a veces…

menos es todo.


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miércoles, 18 de junio de 2025

Triunfo Arciniegas / Diario / A la orilla de la carretera



Triunfo Arciniegas
A LA ORILLA DE LA CARRETERA
18 de junio de 2025

Soñé qué habíamos abierto una librería a la orilla de la carretera. Había una sección de libros antiguos. Y un taller de acuarela. Me encargaba de pintar al aire libre para que la gente se entretuviera. Unas máquinas hacían aparecer por partes una escultura de Brad Pitt leyendo. Patéticos esfuerzos para atraer lectores mediante el espectáculo.

La empresa estaba destinada al fracaso, por supuesto. Nadie imagina que un camionero se detenga en plena carretera a comprar un libro. Y los autobuses desde hace años hacen paradas en lugares asignados, en restaurantes donde los conductores comen gratis mientras los hambrientos pasajeros pagan precios exagerados. 

Así que alguien sugirió que vendiéramos café. Tal vez, mientras saboreaban la bebida, se decidieran por un libro o una acuarela

El sueño no rinde informe sobre los resultados.



Rafael Alcides Pérez / El agradecido

 



Rafael Alcides Pérez
EL AGRADECIDO


Toda mi vida ha sido un desastre

del que no me arrepiento.

La falta de niñez me hizo hombre

y el amor me sostiene.


La cárcel, el hambre, todo;

todo eso me ha estado muy bien:

las puñaladas en la noche,

y el padre desconocido.


Y así de lo que no tuve

nace esto que soy:

bien poca cosa, es verdad,

pero enorme, agradecido como un perro.


———

* Rafael Alcides (Barrancas, Bayamo, 9 de junio de 1933 - La Habana, 19 de junio de 2018). Poeta y narrador cubano.



martes, 17 de junio de 2025

Casa de citas / Guillermo Arriaga / Corrupción

 


Guillermo Arriaga
CORRUPCIÓN

Creo que la corrupción mexicana es un mal endémico. Puede que venga del español que juntaba su fortuna y se iba. El político mexicano saca su jugo, se sus lleva millones de dólares y si no lo hace, sus amigos le dicen: "Desperdiciaste la herencia". 



Casa de citas / Guillermo Arriaga / Riesgos

 



Guillermo Arriaga 
RIESGOS


Quiero que cada novela sea más arriesgada, pero también tengo el miedo de romper el hilo. Que la editorial me diga: "Muy bonito el riesgo", pero que busque a otros para el próximo libro. Que el lector me diga: "No entendí nada". Nada está garantizado en este trabajo. Conocí a escritores con muchos lectores que ahora se autopublican. La posibilidad de que eso me pase existe. Pero una carrera sin riesgos no me parece que tenga sentido. Y refutar... No quisiera refutar nada de lo escrito. Quisiera abrir avenidas nuevas que tengan vasos comunicantes con los libros anteriores. Los escritores tenemos huellas digitales.



lunes, 16 de junio de 2025

Triunfo Arciniegas / Diario / Petro no entendió nada

 




Triunfo Arciniegas

PETRO NO ENTENDIÓ NADA 

Aparte de que desconoce las normas mínimas de redacción, este man no entendió nada. No escribe con claridad porque, entre otras cosas, le falta claridad para pensar. 

El texto es un jeroglífico de un muchacho de bachillerato.

¿Acaso en este día glorioso no marchó el pueblo? ¿De dónde se agarra este político para mezclar marcha y consulta popular? ¿Cómo se le ocurre asociar Uribe y consulta popular? El hombre que hoy lucha por su vida porque le metieron dos balazos en la cabeza, ese mismo que posible y desgraciadamente ya sacaron del juego, es un conocido opositor de la tal consulta. 

“Nos engañaron”, dice, cual inocente quinceañera, acudiendo al plural cuando le conviene.

Por supuesto, el pueblo quiere la paz que Petro no consiguió ni conseguirá. Una promesa que le quedó grande. Por supuesto, el pueblo no quiere las muertes que la inseguridad de su Gobierno ha permitido. El pueblo tampoco quiere la tolerancia con los malandros y los asesinos. Ni menos el ramillete de corruptos que este Gobierno ha reunido.

Es Petro quien quiere la consulta popular, no el pueblo. El político confunde los términos. Petro no es el pueblo, como tampoco lo era el nefasto dictador Hugo Chávez aunque ordenara escribirlo en todas las esquinas. El pueblo somos todos. Yo soy parte del pueblo pero nunca de semejante engendro de mentiras, mitomía y mediocridad.

“Vamos a las calles”, amenaza. Pero que lo hagan sin indígenas pagos, sin estudiantes obligados, sin autobuses alquilados, sin almuerzos, sin contratos. Es decir, sin despilfarrar el dinero de los colombianos. El despilfarro también es corrupción.

En fin, resulta difícil comentar un texto que no se entiende. Un texto tan pésimamente escrito. Una cosa que sólo sirve para desbaratar en un taller de redacción. 

15 de junio de 2025





Hernando Gómez Buendía / Sobre la altura moral



Ilustración de Ramiro Clemente



Hernando Gómez Buendía
SOBRE LA ALTURA MURAL

 No hay ignorancia, en cambio, sobre las declaraciones públicas del presidente, los expresidentes, directorios partidistas y autoridades que venían y siguen intercambiando acusaciones sobre golpes de Estado e incitaciones a la violencia. Todos ellos hablan de cordura y unidad nacional, pero a renglón seguido cada quien añade la palabra insultante, la frase sibilina o la mención del hecho que parece abonar su propia causa. Y a nuestros dirigentes no solo les falta rigor intelectual, les falta altura moral: todos ellos hacen votos por la recuperación de Miguel Uribe mientras canibalizan la desgracia del candidato Uribe.



Casa de citas / Juan Rulfo / Pedro Páramo

 

Foto de Juan Rulfo


Juan Rulfo
SOBRE PEDRO PÁRAMO

“La gente se muere dondequiera. Los problemas humanos son iguales en todas partes. No son temas nuevos el amor, la muerte, la injusticia, el sufrimiento, que están sugeridos en Pedro Páramo. Me han dicho que es ‘una novela de amor a los desamparados’. Yo no sé. Yo narro la búsqueda de un padre, como una esperanza. Como quien busca su infancia y trata de recuperar sus mejores días, y en esa búsqueda no encuentra sino decepción y desengaño. Y al final se derrumba su esperanza ‘como un montón de piedras’.



domingo, 15 de junio de 2025

Noticias del Triunfo / Mambrú se fue a la guerra

 MAMBRÚ SE FUE A LA GUERRA

Ayer 13 de junio el grupo de Teatro Charlot presentó ‘Mambru se fue a la Guerra’, de Triunfo Arciniegas, bajo la dirección de Jeire Arellano y Enmanuel Rosales, en la casa de la cultura " Don Vicente Becerra Pérez" de Michelena (Venezuela).

Qué belleza. 

Cuánta emoción.

Una razón para mantener la esperanza, en un país más jodido que el nuestro.

14 de junio de 2025

Un editor / Gordon Lish

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GORDON LISH, EDITOR DE CARVER

En 1988 muere a los 50 años Raymond Carver.

Diez años después de su muerte, D. T. Max, un periodista de The New York Time Magazine, decide investigar un rumor que circulaba hacía años: que los cuentos de Carver estaban escritos en verdad por su editor, Gordon Lish.

Para la investigación viaja a Bloomington, en Indiana, a una biblioteca a la que Lish le había vendido la correspondencia y los originales de Carver escritos a máquina con todas las correcciones.



Revisando los documentos, Max nota que debajo de las correcciones aún se puede ver el texto original. Así descubre que en "De qué hablamos cuando hablamos de amor" Lish redujo el número de cuentos, cortó a la mitad el número de palabras, suprimió personajes, cambió títulos y reescribió los finales de 10 de los 13 cuentos del libro. Incluso, originalmente el nombre del libro no era ese, sino "Principiantes".

Tras la revelación de Max se produjo un escándalo. Mucha gente tildó de traidor a Lish, mientras que otros le agradecieron haber "inventado el estilo Carver".

En una entrevista en 2015 para The Guardian, Lish aseguró que si él no hubiese editado a Carver, nadie le habría prestado atención.

Es difícil saber cuánto influyó Lish en Carver. Lo cierto es que el escritor decidió alejarse del editor y en 1983 publicó "Catedral" y en 1988 "Tres rosas amarillas", dos de sus mejores libros.



En 2009 la editorial Anagrama publicó "Principiantes", la versión original de "De qué hablamos cuando hablamos de amor" sin los cambios de Lish.

Fuente: Facebook


Un escritor / Frederick Forsyth

 



EL HOMBRE QUE CREÓ AL CHACAL


Frederick Forsyth esbozó su epitafio en dos frases: «Amó a su país e hizo lo que pudo

Mario Crespo
  • 15 de junio de 2025

La culpa la tuvo la Guerra de Biafra. La culpa, digo, de que Frederick Forsyth, que se acaba de morir, se convirtiera uno de los mejores autores de thriller de todos los tiempos. Si no hubiera sido por aquel mortífero conflicto, tan goloso para los soldados de fortuna, es posible que nuestro hombre fuera recordado como un buen reportero de guerra. O quizás, quién sabe, que no fuera recordado en absoluto.

Cuando llegó a aquel rincón de África por cuenta de la BBC, ya había ejercido como corresponsal de Reuters en un par de países europeos. Narrar aquel conflicto parecía una gran ocasión para hacerse un nombre en el oficio. Paradójicamente, aquella primera gran oportunidad sería el fin de su prometedora carrera. La dirección de la cadena británica, influida por la inclinación pro-nigeriana del premier Harold Wilson, le acusó de haberse vendido a la causa biafreña y de enviar reportajes sesgados. Se ganó una carta de despido, aunque se quedaría un tiempo en la zona como agente libre, escribiendo crónicas y jugando a los espías.

Unos meses después de cobrar su finiquito, y en solo 35 días, aquel joven reportero en paro y sin blanca escribió el borrador de su primera novela. Se titulaba El día del Chacal. Lo rechazaron cuatro editoriales, probablemente asustadas por lo atípico de su planteamiento: la trama contaba un plan para asesinar a De Gaulle, cuando todos sabían entonces, y sabemos hoy, que el líder francés no murió tiroteado. Por lo demás, sus 140.000 palabras se parecían poco al estilo de otros libros de moda: irritantemente minucioso, capaz de dedicar 20 páginas, pongamos, a describir el proceso falsificación de una libreta de pasaporte. Aplicando la lógica, una novela así no debería triunfar. Y, sin embargo…

La edad de oro del bestseller 

Un poco de contexto. En las décadas centrales del siglo XX, impulsados por la revolución del libro de bolsillo, los bestseller alcanzaron una fórmula difícilmente replicable que enlazaba calidad y éxito popular. De la ciencia ficción al thriller, del terror al romance, autores como Mario Puzo, Isaac Asimov, John Le Carré, Ira Levin Leon Uris coparon las listas de más vendidos e hicieron ricos a unos cuantos editores con olfato. Con niveles diferentes de ambición estilística, todos ellos supieron ofrecer al gran público historias adictivas sin recurrir a trucos baratos. Novelas de piscina y de aeropuerto, sí, pero a menudo con muchos quilates de calidad. Casi todas han envejecido mucho mejor que los experimentos estilísticos de moda en aquellos años.

Ante esa durísima competencia, no parecía probable que la ópera prima de un joven desconocido agitase las aguas del género como lo hizo El día del Chacal. Lo cierto es que desató todo un maremoto. Después de una edición modesta de Hutchkinson en Londres, Viking compró los derechos para Estados Unidos. El triunfo fue arrollador: buenas críticas, boca-oreja, reimpresiones, traducciones, apariciones en televisión. «Nunca había visto tanto dinero junto, y ni siquiera me lo había imaginado». Solo El exorcista de William Peter Blattypudo disputarle la hegemonía en las listas de los más vendidos en aquel 1971.

El día del Chacal empieza con una historia real narrada con oficio de cronista: el atentado fallido contra Charles de Gaulle en Petit-Clamart en 1962. Si aquella intentona fue obra de un apasionado militar francés que se había sentido traicionado por la humillante salida de Argelia ordenada por De Gaulle, Jean-Marie Bastien-Thiry, para la otra, la de ficción, la OAS elige una fórmula diferente: contratan a un enigmático asesino a sueldo, sin vinculación con su causa y casi imposible de rastrear. La trama consiste, precisamente, en la preparación de ese atentado, en una carrera de infarto contra las fuerzas de la ley.

A mí, lo confieso, me resulta imposible avanzar por las páginas del libro sin empatizar un poco –¡o más que un poco!.- con ese sicario tan pulcro, culto y cortés. Tan virtuoso en su sangriento oficio que, cuando la policía lo va cercando para evitar el magnicidio, me siento como si unos brutos sin sensibilidad artística estuvieran a punto de impedir que un violinista terminase las últimas notas de una sonata.

Tras ese éxito inicial llegaron otros dos novelones: El expediente Odessa(1972) y Los perros de la guerra (1974). La primera es una historia trepidante, aunque menos verosímil que otras del autor, sobre la fuga de nazis. La segunda, quizás mi favorita, cuenta las aventuras y desventuras de una cuadrilla de mercenarios que preparan un golpe de Estado en la imaginaria República de Zangaro, un derroche de testosterona, todo un antídoto contra el aburrimiento.

Diría que Forsyth nunca volvió a desplegar el colosal ejercicio de talento que mostró en aquellos tres primeros títulos, pero lo cierto es que sus obras posteriores –cortadas todas por el mismo patrón de intriga, aventura y documentación exhaustiva-– tuvieron también legiones de lectores: El cuarto protocoloEl manifiesto negroVengador…. Si al principio de su carrera bebió de la temática de la Guerra Fría, al final se atrevió con la Guerra del Golfo o la irrupción de Al Qaeda, entre otros asuntos de actualidad.

Para ubicarlo en el universo del thriller político y de espías, no era un Ian Fleming, con sus tramas exuberantes y casi autoparódicas, pero tampoco encaja en el mundo de introspección y ambigüedad moral de un Le Carré o un Volkoff. Ofreció una tercera vía de mucho éxito: tramas minuciosamente documentadas, fáciles de seguir, con más sucesos que dilemas y una redacción sobria, casi transparente, pero nunca descuidada.

«Amó a su país e hizo lo que pudo»

Como otros maestros del género, Forsyth presumía de haber vivido él mismo una vita pericolosa a la altura de las de sus personajes. Entre otras hazañas, decía haberse enfrentado a un traficante de armas en Hamburgo, haber sido ametrallado en la guerra nigeriana, haber sido detenido por la Stasi o haber aterrizado en Guinea-Bisau durante un sangriento golpe de Estado. Supongo que habrá algo de barniz literario en esa hoja de servicios, pero nadie le ha acusado, que yo sepa, de ser un Münchhausen.

Los datos esenciales de su vida peliculera, en todo caso, parecen ciertos: pilotó, siendo jovencísimo, un vampire de la RAF, tuvo algunos contactos profesionales con el MI6 –me temo que no está entre las costumbres de esa institución desclasificar su lista de colaboradores–, se paseó por lado oscuro del África de la era de los mercenarios y jugó a adoptar varias identidades para documentar sus libros. Todo eso lo contó en un libro autobiográfico: El intruso. Mi vida en clave de intriga. (Aunque a mí, la verdad, me interesan mucho más sus novelas).

Más en breve, en una entrevista de hace un par de años esbozó un epitafio en dos frases: «Amó a su país e hizo lo que pudo». De política habló bastante –tenía una columna un tabloide–, siempre con una innegable inclinación tory, aunque sin excesiva profundidad. Le gustó Thatcher, le interesó Blair y recibió con los brazos abiertos a Boris Johnson, aunque acabó decepcionado. Fue un convencido defensor del Brexit, pero sin excesos retóricos. De todas sus páginas, las de ficción y las de análisis, se desprende un eterno escepticismo ante el poder, una de las credenciales del conservadurismo clásico británico.

De El día del Chacal sacó Fred Zinnemann una película espléndida, la de 1973, que replicó a la perfección el tono de su modelo literario. La versión de 1997, con Bruce Willis y Richard Gere, se la pueden saltar si quieren. Recientemente se ha estrenado una serie que, aunque con ciertas licencias, regresa el sabor del original. Odessa y Los perros de la guerra tienen también adaptaciones más que dignas. Otras han tenido menos suerte.

Se ha muerto un tipo empeñado en hacer nuestra vida más divertida con sus libros y, ya puestos, en ganar mucho dinero con ello, sin darnos la brasa con ninguna causa más o menos justa ni epatarnos con su estilo. Y a mí esos tipos me caen bien. Aunque me hagan sentirme culpable por simpatizar con un letal asesino a sueldo.


IDEAS


sábado, 14 de junio de 2025

El único sobreviviente

 


EL ÚNICO SOBREVIVIENTE

El único sobreviviente del vuelo de Air India ha revelado nuevos detalles sobre cómo logró salir con vida. Según medios internacionales, habría presenciado la muerte de dos azafatas tras el impacto, aunque este dato aún no ha sido confirmado oficialmente. Este accidente ya es considerado uno de los más extraños de la historia moderna, y probablemente será estudiado durante décadas. Quizá nunca sepamos toda la verdad.

Al principio se pensó que él había abierto la puerta de emergencia y escapado corriendo.

Pero ahora se sabe que la puerta se desprendió por la fuerza del impacto, y su asiento —ubicado junto a la salida de emergencia— salió despedido con él aún sujeto al cinturón.

Una cadena de eventos casi imposibles… que terminaron salvándole la vida.

Lo más impresionante es esto:

Hace más de una década, en el desierto de Sonora, México, se estrelló deliberadamente un avión de pasajeros como parte de un experimento internacional.

La prueba buscaba entender qué partes del avión ofrecían más probabilidades de sobrevivir. El resultado fue claro:

los pasajeros que viajaban en primera clase no sobrevivirían. En cambio, los que iban en clase económica, cerca de las salidas de emergencia, tenían muchas más posibilidades de vivir.

Hoy, ese experimento parece haber predicho lo que ocurrió con el único sobreviviente del vuelo de Air India.

Porque en un accidente aéreo… la ubicación de tu asiento puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Augusto Gómez / Divulgación científica/ Facebook 

Casa de citas / Samantha Harvey / Las meninas

 


Samantha Harvey
LAS MENINAS

En la escuela les dieron una clase sobre Las meninas, cuando Shaun tenía quince años. Les contaron que el cuadro desorientaba al espectador y le dejaba con la sensación de no saber qué estaba mirando.

Es un cuadro dentro de otro cuadro, les dijo el profesor: Fijaos, fijaos en esto. Velázquez, el pintor, está en el cuadro, junto al caballete, y lo que pinta es el rey y la reina, pero ellos están fuera del cuadro, justo donde nos encontramos nosotros, mirando hacia la pintura, y el único detalle que nos dice que están ahí es que podemos verlos reflejados en un espejo que tenemos justo delante. Lo que el rey y la reina están viendo es precisamente lo que nosotros miramos: su hija y las damas que la acompañan, cuyo nombre es precisamente el título del cuadro, Las meninas, las damas de compañía. Así pues, ¿cuál es el tema del cuadro? ¿El rey y la reina (a los que Velázquez retrata y cuyos rostros blancos, reflejados, aun siendo pequeños, ocupan una posición central en el fondo de la pintura); su hija (que es la estrella en el centro de la escena, rutilante y rubia en la penumbra); las damas (y los enanos y los guardadamas y el perro) que acompañan a la princesa; el hombre sigiloso que aparece en la puerta entreabierta del fondo y parece llevar un mensaje; Velázquez (cuya presencia como pintor queda de manifiesto por hallarse en el cuadro, junto al caballete, pintando lo que es un retrato del rey y la reina pero también podrían ser las propias meninas); o nosotros, los espectadores, que ocupamos la misma posición que el rey y la reina, los cuales contemplan la escena y al mismo tiempo son observados tanto por Velázquez como por la infanta y por ellos mismos, desde el reflejo? O bien ¿es el arte –un conjunto de ilusiones, trucos y artificios dentro de la vida– o la vida misma –un conjunto de ilusiones, trucos y artificios dentro de una conciencia que trata de comprender la vida a través de las percepciones y los sueños del arte– el tema del cuadro?

O bien –dijo el profesor– ¿se trata de un cuadro sobre la nada, tan solo una sala con gente y un espejo?

Para Shaun, que a los quince años no tenía ganas de ir a clase de Historia del Arte y ya sabía que quería ser piloto de combate, aquella lección fue el culmen de la frivolidad. El cuadro no le gustó especialmente y le daban igual los ingredientes de los que estuviera hecho. Sí, lo más probable es que solo fuera una sala con gente y un espejo, pero ni siquiera eso lo motivó bastante como para levantar la mano y decirlo. Estaba dibujando garabatos geométricos en su cuaderno. Entonces dibujó a un ahorcado. La niña que se sentaba a su lado vio los garabatos, le tocó con el codo, levantó las cejas y sonrió, una sonrisa pequeña, discreta y fugaz, y cuando muchos años después se convirtió en su esposa ella le regaló una postal de Las meninas, porque veía en el cuadro un emblema de su primer intercambio de verdad. Y cuando, transcurridos unos años más, estaba en Rusia preparándose para ir al espacio, ella le escribió en el reverso de la postal, con una letrita apretujada, un resumen de todo lo que les había dicho el profesor, que él había olvidado por completo, pero que ella recordaba con una lucidez que a él no le sorprendió porque su mujer era la persona más brillante y lúcida que había conocido en toda su vida.

Tiene la postal en su cabina. Esta mañana, cuando se despierta, se descubre mirándola, barajando todas las posibilidades de tema y perspectiva que su mujer le escribió en el reverso. El rey, la reina, las doncellas, la niña, el espejo, el artista. Pierde la noción del tiempo mientras la mira. Tiene la sensación persistente de un sueño que no concluye, como si algo se hubiera desbocado en sus pensamientos. Cuando sale del saco de dormir, se pone la ropa de correr y va a la cocina a preparar café, divisa la punta inconfundible de Omán que se adentra en el golfo Pérsico, nubes de polvo sobre el intenso azul del mar Arábigo, el gran estuario del Indo, lo que sabe que es Karachi, ahora, de día, invisible, pero de noche una cuadrícula inmensa, compleja, que le recuerda a los garabatos que hacía de niño.

Según la medición arbitraria del tiempo que emplean aquí arriba, donde el tiempo estalla, son las seis de la mañana. Los otros están levantándose.


Samantha Harvey
Orbital
Anagrama, Barcelona, 2025, pp. 15-19