Mario Vargas Llosa
GARCÍA MÁRQUEZ
«Yo viajaba a Las Palmas desde Madrid, en un avión, la azafata se me acercó y me dijo "Ahí atrás hay un señor que lo admira a usted muchísimo, que tiene una enorme admiración. Es tímido. No quiere molestarlo, no quiere que le escriba usted un autógrafo… quiere darle la mano. ¿Podría acercarse a darle la mano?”. “Por supuesto, que se acerque a darme la mano, encantadísimo”: Y vino un señor relativamente joven y que estaba profundamente conmovido, profundamente conmovido. Y entonces, más o menos, me dijo “Mire, usted no sabe lo que significa esto para mí, usted no sabe lo que han sido sus libros en mi vida”. Yo estaba… no sabía qué decirle. Y entonces ahí vino la cuchillada, me dice: “… porque Cien años de soledad cambió mi vida”. La emoción de este señor era de tal naturaleza que yo no me atreví a decirle “Mire, yo no soy García Márquez. Lo siento muchísimo, le pido mil perdones, pero no soy el que usted cree”. Y le di la mano. Suplanté a García Márquez».
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