Hilo rojo |
Petro. destituido
Ciudad de México, 11 de diciembre de 2013
Ciudad de México, 11 de diciembre de 2013
Cuando la amistad vale más que un político. Alguien me acaba de eliminar de su lista de amigos porque no aprobé su petición de apoyo a Gustavo Petro, el recién destituido alcalde de Bogotá, un político egocéntrico y autoritario, con un pequeño y mal disimulado Chávez por dentro. Y me eliminó con regocijo, con prepotencia. O no valía gran cosa la amistad. O cosa grave si la política separa a los amigos.
No defiendo al detestable personaje que destituyó a Petro, el procurador Ordoñez, pero a mí el mismo Petro me inspira temor. Quienes lo defienden deberían averiguar más de su vida íntima y de la forma cómo trata a sus subalternos. Y lo defienden de tal manera que a uno le bastó mi rechazo a la petición para considerarme un mal escritor, como si el asunto fuese literario, y otro, amparado en un seudónimo, me censuró que publicara pornografía, como si las mujeres desnudas fuesen parte de un argumento político o lo estuviese obligando a verlas. Este individuo confunde pornografía y erotismo y, con su censura, se comporta como el mismo detestable procurador. Otro señor o señora, porque resulta difícil determinar el sexo de un seudónimo, escribió: "Lo único que me faltaba para cancelarlo".
Estos señores defienden una democracia o una pluralidad que no practican en casa. Estoy seguro que si apoyara su petición hasta sería un buen escritor y mis blogs unas maravillas. En fin, se terminan en Facebook amistades que nunca solicité o, viéndolo de otra manera, se purifica mi lista de fantasmas.
No lo lamento, pero me preocupa. Me preocupa que la agitación crezca y terminemos agarrados como perros y gatos por este señor. Pobre e ilusa gente. En política sólo le va bien a los políticos.
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