viernes, 2 de noviembre de 2012

Casa de citas / Javier Marías / Faulkner y el caballo

William Faulkner

Javier Marías
FAULKNER Y EL CABALLO

Siempre decía que había escrito Santuario, su novela más comercial, por dinero: "Lo necesitaba para comprar un buen caballo". También aseguraba que no visitaba mucho las grandes ciudades porque no podía llegar hasta allí a caballo. Cuando ya empezaba a ser viejo y tanto su familia como sus médicos se lo desaconsejaban seriamente, seguía saliendo a cabalgar y a saltar vallas, y se caía continuamente. La última vez que montó a caballo sufrió una de esas caídas. Su mujer vio desde casa el caballo de Faulkner, ensillado, junto a la cancela, con las riendas sueltas. Al no ver por allí a su marido, llamó al doctor Felix Linder y los dos salieron en su busca. Lo encontraron a casi media milla, cojeando, casi arrastrándose. El caballo lo había tirado y él no podía levantarse, había caído de espaldas. El caballo se había alejado unos pasos, luego se había detenido y había mirado hacia atrás. Cuando Faulkner pudo levantarse, el caballo se le había acercado y le había tocado con el morro. Faulkner había intentado agarrar las riendas pero había fallado. Luego el caballo había desaparecido en dirección a la casa.


JAVIER MARÍAS 
Vidas escritas 
Suma de Letras SL, 2002, págs. 25 y 26


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