ASÍ OCURRE
El 4 de julio de 1765, día en que un cielo despejado alternaba con nubes, estaba en mi cama leyendo un libro cuyas letras podía distinguir con toda claridad; de pronto, sin que yo sintiera nada, se me giró la mano en la que sostenía el libro, inesperadamente, y como debido al movimiento fui privado de un poco de luz, deduje que una gran nube debía de haber tapado el sol y todo me pareció oscuro, aunque la luz no hubiera sufrido merma alguna en la habitación. Así ocurre muchas veces con nuestras conclusiones: buscamos en la lejanía causas que suelen estar muy cerca, en nosotros mismos.
Aforismo 35
Cuaderno A, 1765 - 1770
Georg Christoph Lichtenberg
Aforismos
Barcelona, Edhasa, 2006, p. 29
No hay comentarios:
Publicar un comentario