lunes, 31 de julio de 2023

Casa de citas / Iris Murdoch / Amante desgraciado








Iris Murdoch
AMANTE DESGRACIADO
Todo artista es un amante desgraciado. Y los amantes desgraciados quieren contar su historia.
Iris Murdoch
El príncipe negro



Iris Murdoch / Carta




CARTA DE IRIS MURDOCH

Querido Richard

La mayoría de los escritores están influenciados por otros escritores, yo he sido (o espero haber sido) influenciada por Homero, Shakespeare, Tolstoi, Dostoievski, Dickens, Jane Austen, Emily Bronte, Henry James, Proust, Kafka, y otros.... Espero que lea a todos o a muchos de los escritores mencionados, que son realmente buenos

Dos páginas, arrugas menores, 8vo oblongo, Steeple Aston, Oxford, 5 de diciembre, sin año, alrededor de la década de 1980.




Casa de citas / Gonzalo Torné / La rareza de Iris Murdoch

Iris Murdoch fotografiada por Ida Kar en 1957

Iris Murdoch fotografiada por Ida Kar en 1957

LETRAS

La rareza de Iris Murdoch

Murdoch es una moralista de primer orden, una pensadora sagaz, pero donde no tiene rival es en la puesta en escena. Sus personajes resultan muy persuasivos como espejos


Gonzalo Torné
8 de julio de 2019


¿Qué es un autor? Un nombre asociado a un número de obras. ¿Qué es un autor para nosotros? Quizás las lecturas de esas obras que emprendimos en diversos momentos de nuestra experiencia, condensados por la memoria y retomados desde el ánimo y la capacidad actual de nuestra conciencia. Un autor es un asunto personal. Mi asunto con Iris Murdoch es que pese a la casi intimidatoria lista de novelas que publicó siempre se me aparece como la autora de El mar, el mar y El príncipe negro, con un puñado de satélites desprendiendo agradables reflejos alrededor. Podría decir que entre 1973 y 1978 Murdoch fue la novelista más en forma de Inglaterra, pero quizás sea más justo afirmar que ambas novelas compiten con Ulises y Al faro como los principales logros narrativos de la literatura británica en el siglo XX.

Si la preeminencia de Murdoch no se aprecia con tanta claridad quizás se deba a su rareza, una rareza particularmente rara, pese a que sus novelas, por complejas y matizadas que sean, no le cobran al lector la tasa de acceso de la dificultad (uno de sus poderes es hacernos parecer más inteligentes al leerla que de costumbre); ni tampoco abordan cuestiones extravagantes: al contrario, uno de sus temas recurrentes es la locura del enamoramiento, la más corriente de las ocupaciones del ser humano adulto. Si nos parece que Murdoch lleva las páginas que dedica a la fascinación entre humanos a extremos inverosímiles (y con frecuencia criminales) quizás sea que hace mucho que no nos tomamos en serio la lectura del periódico.

 

Murdoch es una moralista de primer orden, una pensadora sagaz, pero donde no tiene rival es en la puesta en escena

La rareza de Murdoch deriva más bien de que su poética nunca ha quedado alineada con las corrientes literarias dominantes. Las modas cambian y la posición excéntrica de El mar, el mar se mantiene constante. En tiempos de experimentación verbal, saltos en el tiempo y libertinaje tipográfico las novelas de Murdoch preservaban una superficie narrativa plácida: se puede pasar de Orgullo y prejuicio a El príncipe negro sin transiciones. En tiempos de férrea adoración por lo verosímil, la honestidad y la documentación artesanal Murdoch nos introduce en espacios caprichosos, dominados por un tiempo lento, lleno de trampantojos, independiente de hitos sociales reconocibles. Que desde ambas perspectivas los propósitos de Murdoch parezcan anticuados nos informa mucho menos de sus novelas (originales, imprevisibles…) que de la entrañable pretensión de que existe una manera de escribir más acorde a "los tiempos". Las novelas de Murdoch transcurren en los espacios engañosos de los cuentos de hadas, pero somos nosotros quienes creemos en duendes.

Allí donde Shakespeare triunfó en su antojo de encajar la novela en una obra de teatro (aunque necesitó dos: las dos partes de Enrique IV) Murdoch parece haber satisfecho su capricho de subir la novela a un escenario. Murdoch es una moralista de primer orden, una pensadora sagaz, construye grandes personajes… de acuerdo, pero donde no tiene rival es cuando se trata de "escenificar" una narración larga. Los talentos teatrales de Murdoch son variados: disfruta del nervio dramático de dirigir a sus protagonistas hasta el núcleo de embrollos formidables; tiene la capacidad (a primera vista artesanal y con un poco de reflexión casi sobrehumana) de que el lector visualice a todos los personajes que participan en sus complicadas escenas dialogadas, y es una maestra de la puesta en escena: ¿qué son sus novelas sino representaciones de trastornos narcisistas, alteraciones de la percepción, ataques prolongados de celos? Parece como si Murdoch en lugar de explorar las mentes de los personajes con el vocabulario y el instrumental del psicoanálisis (como tantos de sus colegas) hubiese subido sobre las tablas los trastornos encarnados para examinarlos "teatralmente".


EL CULTURAL


domingo, 30 de julio de 2023

Casa de citas / Álvaro Pombo / Iris Murdoch

Iris Murdoch


Iris Murdoch y el año de mis ochocientos metros

Álvaro Pombo tuvo de joven un flechazo con Iris Murdoch que dura hasta hoy. "La releo estos días con enorme fruición para coger carrerilla y correr 800 metros en menos de dos minutos. Ella me entendería a la perfección"


Álvaro Pombo
8 de julio de 2019

Fue difícil Londres. Me costó un año entero hacerme a Golders Green. En Brent, a un paso de la estación de metro de Brent Station, me alquilaron la buhardilla contigua a Miss Strauss, una judía alemana que golpeaba la pared cuando yo escribía a máquina. Esto era en el caserón de Golda y Silvia Casimir, donde viví los primeros años. Ahí oía la radio, un transistor pequeño. Tenía veintiséis años. Era 1966, el año de la publicación de The Time Of The Angels. Ahí leí, para un curso sobre Iris Murdoch en el City Literary Institute, The Bell. Me pareció la narración más íntimamente relacionada conmigo que había leído nunca. "Michael había digerido y redigerido sus viejas experiencias. Y pensaba que había alcanzado una suficientemente sobria apreciación de sí mismo. Ahora no sentía un excesivo o cegador sentimiento de culpabilidad acerca de sus propensiones. Y había comprobado, a lo largo de mucho tiempo, que podían mantenerse bien, e incluso fácilmente, bajo control. Era lo que era y aún sentía que podría convertirse en sacerdote".

Ciertamente yo no quise nunca llegar a ser un sacerdote, y tuve –precisamente a partir de mi vida en Londres– una creciente convicción de que mi manera de ser, mi singularidad sexual, era parte esencial de mi talento. Creer esto en 1966, estar seguro de esto, era una novedad que yo, en mi aislamiento londinense, creía que era una experiencia que sólo yo experimentaba. No se trataba de un razonamiento analógico, nunca he necesitado –declaro esto con sencillez– de ninguna explicación acerca de mí mismo. Ya entonces, con veintiséis años, había enumerado todas las explicaciones y había cerrado el circuito de la justificación. Como Michael Meade estaba persuadido de que la libertad es una necesidad conocida, el aquilatado peso del propio corazón, la propia sensibilidad. Pero yo fui en Londres un solitario errante durante muchos años. Incluso durante mis cuatro años de Filosofía en el Birkbeck College, donde fui relativamente sociable e hice algunos amigos, me sentí solitario errante y empeñado en escribir poemas y relatos a la vez que lamentaba, sin decirlo, mi falta de elocuencia. Iris Murdoch me fascinó desde un principio por una elocuencia narrativa dentro de la cual yo era equivalente a muchos de sus personajes o a muchos lados de muchos de sus personajes.

Hasta que no llegó esta misma tarde del 18 de junio una llamada de El Cultural, no me había dado cuenta de que este año celebramos el centenario de Iris Murdoch (1919-2019) y yo estoy ahora escribiendo dos novelas cómicas a la vez (Iris Murdoch siempre decía que la novela es esencialmente un género cómico, como la vida humana). Tengo cien folios entre las dos novelas, que ahora van confluyendo en una sola a la cual faltan otros doscientos folios más o menos para cerrar la configuración completa del relato. Y da la casualidad de que ahora mismo, en una semana, he releído –aparte de la traducción de Andreu Jaume de La soberanía del bien y su excelente introducción, cuatro novelas de Iris Murdoch seguidas en unos diez días: Nuns and Soldiers, The Black Prince, The Sea, The Sea y Time of The Angels. ¿Y por qué he releído a Iris Murdoch ahora? Porque necesitaba rehacer de nuevo la experiencia de la resolución y la desenvoltura narrativa. Un relato es una experiencia, una configuración plegada sobre sí misma. Escribir un relato es desplegar esa experiencia única y personal que, como las novelas de Iris Murdoch, designa lo universal mediante la inmersión en lo particular y concreto. Releo a Iris Murdoch estos días con enorme fruición para coger carrerilla y correr, a lo largo de lo que queda de este año, ochocientos metros en menos de dos minutos. La ejercitación narrativa y la ejercitación deportiva son lo mismo, incluso a los ochenta y con una fuerte artrosis articular. ¿Pero –se preguntará el lector– cómo andas de articulación mental? Todavía no estoy logrando hacer en el tiempo debido mis primeros ochocientos metros. Iris Murdoch entendería a la perfección lo que me pasa.

Releo a Iris Murdoch estos días con enorme fruición para coger carrerilla y correr 800 metros en menos de dos minutos. Ella me entendería a la perfección


Con todo y con ser esta reflexión la más ajustada a un incondicional lector y meditador de nuestra autora, deja aún mucho por decir, y en especial en lo relativo a la conjunción de filosofía y novela. La introducción a La soberanía del bien de Andreu Jaume que he mencionado más arriba se titula precisamente así: Iris Murdoch: entre la filosofía y la novela. "Murdoch –nos dice Andreu Jaume– estaba tratando de desbaratar los esfuerzos por encorsetar la ética y la moral con patrones científicos y universales, llamando la atención acerca de las particularidades del individuo a lo largo de su historia y pidiendo una nueva configuración de las virtudes a la luz de este cuidado". Y más adelante, en el mismo ensayo, añade: "Murdoch terminó por dedicarse en especial a la novela porque aquello que le interesaba filosóficamente –la vida moral– podía estudiarse y representarse mejor a través de la literatura…".

Con estos dos textos tengo suficiente para responder a dos últimas preguntas acerca de Iris Murdoch. A saber: por qué a los ochenta años sigo leyendo sus novelas y animando a que el lector haga lo mismo, y por qué considero que estar entre la filosofía y la novela es una cualidad impagable para un escritor. La filosofía de ayer y de hoy contiene todo el humanismo y toda la ciencia que necesita el hombre de nuestros días para realimentar su imaginario. Hay que saltarse, por supuesto, una parte de los tecnicismos de ambas disciplinas para que el fluido intelectual penetre de verdad en la conciencia. Eso es lo que hizo Iris Murdoch contando historias de personajes a lo largo de sus ochenta años de vida.

EL CULTURAL

sábado, 29 de julio de 2023

Casa de citas / Salud Hernández / Crónica de un megarrobo

 

La Guajira, miseria y sufrimiento



Crónica de un megarrobo a la vista de todos

La plata la seguirán despilfarrando en obras inútiles porque es la manera más sencilla de engordar los bolsillos de los dirigentes políticos. Y porque la impunidad es casi absoluta.

Salud Hernández-Mora
27 de julio de 2023

Pocas veces he visto un robo tan descarado y tamaña indiferencia. Nunca esperen progreso alguno en La Guajira mientras atraquen de esa manera las arcas públicas.

No crean los guajiros que tendrán algún día agua potable, ni alimentación escolar el curso completo, ni colegios dignos en todas partes, ni vías terciarias, ni niños nutridos que no mueran de hambre

La plata la seguirán despilfarrando en obras inútiles porque es la manera más sencilla de engordar los bolsillos de los dirigentes políticos. Y porque la impunidad es casi absoluta. No confíen en que la Procuraduría o la Contraloría harán algo para impedir el asalto permanente al erario. No sabría decir si les importa cero; si es cierto que solo pueden intervenir una vez consumado el robo; si las ías provinciales son corruptas y las compran los ladrones o si carecen de suficiente personal ante la corrupción desbordante. O todas las anteriores.


Tampoco esperen nada de los Gobiernos nacionales. Los de antes no actuaron y el de ahora, que pasó toda una semana en La Guajira para prometer que cambiarán la tendencia, resultó igual de inoperante. Ninguno del nutrido séquito advirtió el robo de 300.000 millones en un abanico de obras inútiles a la vista de todos.

La primera vez que viajé a Dibulla para conocer el proyecto del centro deportivo de alto rendimiento, en noviembre del 2021, fui una ingenua. Creí que bastaba denunciar un atraco en ciernes para que las ías lo detuvieran de inmediato.Volví al año siguiente, en el mismo mes, y no daba crédito. La construcción avanzaba. Y todo en ella era absurdo. Empezando por el enclave elegido. A 4 kilómetros del casco urbano, en un cruce de caminos. Si los barrios del pueblo carecen del suministro de agua, es inimaginable llevarla a un descampado.

Aunque se supone que el citado centro está destinado a formar deportistas de élite, sobre todo, de Dibulla y Urumita, no les servirá ni a los propios lugareños. Los dibulleros me dijeron que el transporte resultaba demasiado costoso hasta allá y la vía es solitaria y peligrosa de noche.

Las 19 disciplinas deportivas previstas son otra tomadura de pelo. Incluyen, entre otros, BMX, tenis y jabalina. Lo de esta última dejaba más en evidencia las verdaderas intenciones del exgobernador Nemesio Roys y los alcaldes que se prestaron para el negocio. ¿Cuántos guajiros conocerán ese tipo de lanzamiento?

Retorné este mes de julio. No tienen vergüenza. Las obras van a mil como si fuesen algo distinto a un gigantesco elefante blanco.

Lo primero que llama la atención es una enorme explanada, rematada por una tarima para conjuntos musicales en un extremo. En el otro han instalado unos juegos infantiles, grandes y de plástico. ¿No dizque era para deportistas?

También sorprende la raquítica pista de tenis, rodeada de plantas. Quien la proyectó nunca ha cogido una raqueta.

Al margen de las canchas, en las que meterán una parte pequeña de los miles de millones que cuesta el elefante, asaltan más preguntas: ¿dónde están los dormitorios, comedores y vestuarios de los futuros atletas de élite? ¿Quién pagará su manutención, el transporte y el salario de los entrenadores? ¿Y el mantenimiento del centro?

Como te creen pendejo, me explicaron que está proyectado tanto para los habitantes de Dibulla como de Urumita, a tres horas de distancia, donde construyen una piscina semiolímpica. Aseguran que habrá un intercambio constante de deportistas.

En Urumita indigna aún más la piscina porque la situaron en el barrio Villa Amparo, que pasa varios días sin agua. En otros barrios solo llega una vez a la semana. Me explicaron que cuentan con suficientes fuentes hídricas de la serranía del Perijá, pero por falta de fondos no amplían el acueducto ni hacen una planta de tratamiento.

No contento con lo que se robarán con la piscina, el alcalde está engendrando otra manada de elefantes blancos. En contra de numerosos vecinos, que interpusieron demandas, tutelas y toda suerte de recursos, arrebató un enorme pedazo de terreno al Instituto Agropecuario para construir una ciudad deportiva por 19.000 millones. Comprensible la frustración de quienes dieron la batalla para frenarlo.

Barrancas también obtuvo una suculenta tajada de los 300.000 millones: 21.000 millones para mejorar el espacio público. Solo apuntaré que no saldrán de su asombro si visitan el derroche de barandas de acero inoxidable en lugares absurdos. Son tan sinvergüenzas que ni disimulan.

En San Juan del Cesar el regalo de 11.000 millones lo están empleando en arreglar parques. Es decir, en tumbar unos árboles preciosos, poner unas palmas que no dan sombra, llenarlo de cemento y embolsillarse el resto.

En esa población existe otro glorioso monumento a la corrupción: el terminal de transporte, de gran tamaño.

En resumen, una vez más, ganan los ladrones.

SEMANA




Casa de citas / Vladdo / Aleida V


Vladdo
ALEIDA V













viernes, 28 de julio de 2023

Gatos

 


GATOS


El cerebro del gato, tiene la misma perspectiva humana. Él ve los mismos colores que nosotros, siente las mismas emociones que nosotros. Se siente humano!

El gato, a diferencia del perro, si lo golpeas, le dará la espalda, porque se siente herido como tú. Dentro de nosotros, tenemos cristal de cuarzo, el gato tiene mucho más cristal de cuarzo.

El gato puede ver todas las energías que solo vemos a través de la meditación y el yoga.

¡El gato simplemente te ve de adentro hacia afuera! No sirve de nada tratar de hacer una cara linda para el gato o acariciarlo, si estás nervioso, si no te gusta el gato, o te atacará o ignorará por completo. ¡Es peor que un niño! Cuando al gato no le gusta alguien, es porque la persona es un mal personaje.

Cuando el gato va allí y se frota, incluso si a la persona no le gustan los gatos, ¡es porque es una buena persona! Puede ser que el gato no quiera estar cerca tuyo, porque está pasando por una fase de muy bajo grado, estás vibrando con muy poca energía, ¡así que el gato se escapa!

El gato ama a los psicóticos, los borrachos, los niños, los enfermos mentales y todos aquellos que, de alguna manera, han escapado de los estándares de la realidad. Las personas que se identifican solo con perros son personas de gran autoridad.

Para que te guste un gato, tienes ser muy flexible y comprender que nadie pertenece a nadie, pero tienes que entender que el amor es lo único que mantiene al gato cerca tuyo.

El gato muere de depresión cuando el dueño se va. El gato negro con algunas manchas blancas tiene más sensaciones instintivas que un hombre.

El gato es tremendamente intuitivo, ha superado incluso la intuición del ser humano. Fueron quemados con brujas en la Inquisición, porque siempre estuvieron cerca de aquellos que trabajaban con el poder de la naturaleza, de las hierbas.

El gato te mira y ve de forma más natural, energías, entidades, todo lo que sientes todo lo que te gusta, cómo eres. El perro es más racional.

El gato necesita ser educado; te mira, lee tus pensamientos y repite, porque lo entendió. Si un gato se encuentra encima tuyo, repetidamente, en el mismo lugar de su cuerpo, puedes hacerte un examen, ya que carecés de energía o estás enfermo.

El gato tiene minerales en su torrente sanguíneo que lo convierten en un Reikista natural. Cuando se acuesta encima tuyo o en cualquier lugar de la casa, está transmutando las energías de ese lugar, porque allí la energía no es buena.

Paz en sus corazones.

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jueves, 27 de julio de 2023

Casa de citas / Patricia Rodriguez García / Barbie

 


Patricia Rodriguez García
BARBIE
25 de julio de 2023

Fuimos ayer a ver Barbie, sí me gusto pero tampoco la considero mi favorita, demasiado rosa tal vez. Un discurso feminista muy escuchado y pronunciado, que nunca sobra estarlo repitiendo, pero que quizá destaca más en el film porque no se había dicho desde un escenario tan superficial como Barbielandia y usando como ícono a un juguete que se considera por muchos un estereotipo "dañino" para las niñas. Se redime a la rubia muñequita y le otorgan una identidad mucho más profunda. Greta Gerwig rescata a Barbie.

Definitivo la película fue hecha para mujeres adultas que solían jugar con Barbies, desconozco si ahora las niñas siguen jugando igual con ellas, pero no es una película infantil, quizá guste a algunas adolescentes.

No sé mucho de cine, sí reconocí algunas escenas y guiños de filmes emblemáticos, el del inicio es más que evidente, pero honestamente si llegué a advertir seis o siete de los 29 que dijo la directora que seleccionó, pues me parecen muchos. ¡Tengo que ver más cine! Me agüité.

La película tiene sus diálogos divertidos, sí se ríe uno, es muy emotivo, sobre todo al final, y bueno, lo admito, definitvo fui niña Barbie, era lo único que pedía en cumpleaños y navidades.

Tuve la casa, el auto, la alberca, la casa de campaña, el closet para su guardaropa, bueno no más me faltó el excusado porque los muñecos carecen de genitales. Tuve numerosos Kens que debían repartirse entre las más de 20 Barbies que por supuesto yo mantenía bellisímas y cuidadísimas. Buenas pachangas que les organizaba, sobre todo en la alberca.

¡Eso sí! La película me provocó una enorme nostalgia, recordé mi infancia y mis horas tirada de panza jugando en mi cuarto con mis muñecas curvilíneas.

En general la pase bien, la actriz Margot Robbie se me hace hermosa en la película, Ryan resulta simpático y convence como Ken, de quien sí podría llegar a ser fan es de America Ferrera. Pero no, repito, tampoco me pareció lo máximo de film, como he leído en tantas y tantas reseñas que la aplauden y alaban. Podría considerarla una película dominguera y mi vida podría fluir y esperar hasta que pudiera verla en la sala de mi casa, me ganó la curiosidad. Aunque reconsidero, la fotografía es extraordinaria vale la pena verla en pantalla grande.


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