sábado, 1 de octubre de 2016

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Edward Albee


Marcos Ordoñez

EDWARD ALBEE



Hace poco, con motivo de su muerte, escribía acerca del empeño y la suerte de Edward Albee, que siguió escribiendo después de reiterados fracasos de público y crítica. Tennessee Williams tuvo un empeño similar, pero no le acompañó la suerte, aunque tuvo más éxitos que Albee en sus comienzos. Yo era un adolescente cuando vi “Historia del Zoo”, en un montaje del TEI, dirigido por Layton: José Carlos Plaza estaba muy bien como Peter, pero el Jerry de Antonio Llopis, actor tan visceral como me temo que olvidado, era gigantesco. Recuerdo, muchos años más tarde, a María Jesús Valdés en el mismo montaje de “Tres mujeres altas” que también viste tú. Y a Rosa Novell, otro gran trabajo, en “Delicado equilibrio”, dirigida por Gas, en el Lliure. “¿Quién teme a Virginia Woolf?” ha dado grandes interpretaciones, pero nunca ha sido un texto que me enloquezca.

Recuerdo, desde luego, “La cabra”, una función con la valentía y el riesgo de un autor juvenil. Recuerdo la pasión absoluta, fulminante, que sintió José María Pou por ese espectáculo, cuyos derechos compró la misma noche que lo vio en Broadway, y que le valió un triunfo enorme: tres años girando la función con distintas actrices. Así que vi “La cabra” en cuatro producciones: el estreno catalán, dirigido y protagonizado por Pou y Marta Angelat; las producciones en castellano, con Mercè Arànega y Amparo Pamplona secundándole, y la función que vimos juntos en el Almeida, interpretada por Jonathan Pryce y Kate Fahy. A propósito de José María Pou, es muy interesante su columna del pasado domingo en “El Periódico”, donde habla de “The Lorca Play”, una de las piezas “malditas” de Albee, que propone estrenar aquí con motivo del ochenta aniversario del asesinato del poeta, aunque es consciente de su extensísimo reparto: 37 personajes.




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