Triunfo Arciniegas
Filósofo de semáforo
LA MONTONERA Y LOS POLÍTICOS
La montonera no piensa. Se le dice qué pensar. Los medios les facilitan los pensamientos como si arrojaran hierba a los burros. La montonera no piensa. Y los políticos, astutos y retorcidos por naturaleza, sacan provecho. A estos bichos se les dice populistas porque son expertos en este oficio de manejar a la montonera: saben qué nervios deben tocarse, qué palabras de esperanza deben pronunciarse, qué gestos deben hacerse, aparte de levantar niños en sus brazos o poner la mano en el hombro de los ancianos, y , sobre todo, saben qué enemigo común debe señalarse porque nada une más que un enemigo así. De antemano conocen los resultados de todas sus maquinaciones. Las estrategias han sido diseñadas con la debida anticipación. ¿Qué otra cosa es una campaña sino la milimétrica realización del libreto de las artimañas? Entonces los políticos consiguen los votos, llegan a los cargos y hacen lo que se les da la gana. De cuando en cuando arrojan mendrugos para que la montonera mezcle con la hierba de burro de sus pensamientos, y siguen campantes y duermen sin remordimientos. Y la montera, contenta, ahí los mantiene, en sus cargos. Como no piensa.
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