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La Casa Azul
Londres y Allende, Coyoacán, Ciudad de México
26 de junio de 2017
Foto de Triunfo Arciniegas |
Triunfo Arciniegas
La casa de Frida Kahlo
26 de junio de 2017
Siempre habíamos ido los fines de semana, cuando la casa rebosa de visitantes. Me dicen que se trata del segundo museo más visitado de Ciudad de México. Esta vez elegimos un lunes, después de las seis de la tarde. Llovía y casi no había gente en Coyoacán. Los pintores no habían salido a exhibir sus cuadros. Los turistas andaban por otros rumbos. Alejandra y yo llevamos el celular a una pequeña tienda del mercado de Coyoacán y conseguimos nuestros números mexicanos. Luego nos comimos un helado y comenzamos a caminar. No pudimos usar la cámara debido a la lluvia: Alejandra y yo estrenamos Canon. Despacio llegamos a la esquina donde se cruzan Londres y Allende, la esquina de la Casa Azul, la casa donde nació y murió Frida Kahlo, donde reposan sus cenizas. Una casa como casi todas, inmensa como tantas otras de Coyoacán, y no había nadie. Tomamos fotos con los celulares a nuestro antojo. La casa se convirtió en una leyenda, ahora que Frida es uno de los personajes más famosos de nuestro tiempo, aquí y en todas partes. Su prestigio supera al monstruo que más amó, el pintor Diego Rivera. Los libros sobre Frida Kahlo se multiplican en uno y otro idioma. Lo vi con mis propios ojos en España, Italia y Francia. Me dicen que la gente viene a la Casa Azul y se suelta en llanto. Así pasó con Alejandra la primera vez que la traje, hace tres años. Recuerdo el abrazo, la intensa emoción. Frida, pasión compartida. En fin, este lunes de lluvia ha sido otro regalo de los dioses.