Triunfo Arciniegas
El otro
Palma de Mallorca, 15 de abril de 2017
Palma de Mallorca, 15 de abril de 2017
Uno quisiera un par de pies de repuesto. Sería bonito pasar por el hotel y ponerse los otros pies para seguir recorriendo la ciudad. El cuerpo es el límite, y el cuerpo cada vez aguanta menos.
Uno quisiera viajar y seguir en casa. Dejar al otro en casa para que lleve los asuntos y le haga frente a las desgracias, que nunca faltan. Uno quisiera dejar al otro leyendo y escribiendo en casa. O atendiendo las visitas y contando lo que uno anda haciendo por acá. O sacando a los perros y bebiendo café desde las tres de la mañana.
Sería bueno, por ejemplo, que el otro se encargara de registrar el viaje: trabajar las fotos, adelantar el diario, leer las maravillas que uno va encontrando en las librerías.
El diario es un asunto urgente y dispendioso. No es una tarea fácil ni rápida. Lo peor es que no tengo a la mano quien me señale las erratas. Ni dispongo de días para reposar el texto y expresar las ideas con alguna precisión. El diario sale así, y a menudo demoro días para encontrar una incoherencia o un error de sintaxis.
La fotografía requiere de tiempo. Seleccionar y trabajar una foto no es cuestión de minutos. Los blogs son exigentes. El material preparado en casa se acaba tarde o temprano.
Y, aparte de todo esto, llega algún contrato, llegan unas pruebas para corregir, llega un pedido de un extraño.
Si uno no puede viajar y quedarse en casa al mismo tiempo, definitivamente, una parte de uno mismo debería quedarse trabajando en el hotel mientras la otra parte explora el mundo.
Amanece en Palma de Mallorca pero no he salido con mi cámara a registrar el espectáculo porque estoy trabajando en estas líneas.
Uno quisiera viajar y seguir en casa. Dejar al otro en casa para que lleve los asuntos y le haga frente a las desgracias, que nunca faltan. Uno quisiera dejar al otro leyendo y escribiendo en casa. O atendiendo las visitas y contando lo que uno anda haciendo por acá. O sacando a los perros y bebiendo café desde las tres de la mañana.
Sería bueno, por ejemplo, que el otro se encargara de registrar el viaje: trabajar las fotos, adelantar el diario, leer las maravillas que uno va encontrando en las librerías.
El diario es un asunto urgente y dispendioso. No es una tarea fácil ni rápida. Lo peor es que no tengo a la mano quien me señale las erratas. Ni dispongo de días para reposar el texto y expresar las ideas con alguna precisión. El diario sale así, y a menudo demoro días para encontrar una incoherencia o un error de sintaxis.
La fotografía requiere de tiempo. Seleccionar y trabajar una foto no es cuestión de minutos. Los blogs son exigentes. El material preparado en casa se acaba tarde o temprano.
Y, aparte de todo esto, llega algún contrato, llegan unas pruebas para corregir, llega un pedido de un extraño.
Si uno no puede viajar y quedarse en casa al mismo tiempo, definitivamente, una parte de uno mismo debería quedarse trabajando en el hotel mientras la otra parte explora el mundo.
Amanece en Palma de Mallorca pero no he salido con mi cámara a registrar el espectáculo porque estoy trabajando en estas líneas.
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