LA MAYOR FELICIDAD
Ir a la cama con ella era la mayor felicidad que la vida me daba. Nos poníamos alegres y reíamos y sudábamos aun con el aire acondicionado de tanto rodar en la cama, y en los intervalos tomábamos café con leche que ella hacía echando café soluble en la leche hirviendo, y yo salía de ahí en la madrugada para que ella pudiera dormir, pues no sé dormir con nadie, ni siquiera con la mujer que amo, y decía en voz alta su nombre al sol, si el sol ya había aparecido, a la lluvia, cuando llovía, Fabiana, a los carros que pasaban. Y ella siempre sentía dolor en los músculos de las piernas al día siguiente.
Rubem Fonseca en Casa de citas
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