Lorena Elizabeth Hernández
ETERNIDAD Y TEMBLORES
10 de diciembre de 2010
Sí, el temblor me tocó en la calle, manejando; pensê que un autobús me había impactado, dos veces; luego la gente empezó a salir, los semáforos bailaban, los cables brincaban, se fue la luz, estalló un transformador...todo en menos de un minuto. Y la única sensación es de azoro, de pequeñez. Arriba, la luna inmensa, nos mira con pena. Pobres humanos que un minuto antes se creían eternos.
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