Adolfo Bioy Casares, 1968 Foto de Alicia D'Amico |
Mario Paoletti
Bioy Casares se enamora de Elena Garro
cuando aún era la esposa de Octavio Paz
Borges
se enamoraba realmente mientras que Bioy, según propia confesión, no se
enamoraba nunca. La excepción fue la mexicana Garro, de la que Bioy se enamoró
cuando aún era la esposa de Octavio Paz. Esta relación, que fue un secreto
bastante bien guardado, no se hizo pública hasta 1996, tres años antes de la
muerte del escritor, cuando ella vendió a la Universidad de Princeton sus
archivos personales, que incluían las cartas que Bioy le había escrito entre
1949 y 1969. Por entonces estaba en la pobreza más absoluta, fumando
compulsivamente cigarrillos mentolados. Garro dijo del romance: “Fue el amor
loco de mi vida y por el cual casi muero, aunque ahora reconozca que todo fue
un mal sueño que duró muchos años”. Lo había conocido a finales de los 40 en el
hotel George V, el más elegante de París, cuando Bioy estaba alojado allí con
su esposa Silvina Ocampo. “Mantuvimos una amistad que se prolongó durante 20
años, pero de repente se acabó. Fue un gran amor y creo que fui el amor de su
vida. Cuando me fui de México después de 1968 tenía cuatro gatos y no los
quería dejar aquí. Me vino a la mente recurrir a Bioy y entonces le mandé mis
bichitos en una caja por avión a Buenos Aires, porque sabía que era muy rico y
tenía casas grandes donde acogerlos. Aceptó y dijo “los recojo a todos”. Los
tuvo un tiempo en su casa. Sin embargo, Pepe Blanco me escribió luego que se
los había llevado a una casa de campo, a una quinta, y los había dejado ahí. Me
dio coraje. Él adujo que lo había hecho para darles más libertad. Yo, en cambio,
me dije: “Pobrecito de mis gatos”. El amor que sentía por él se secó. Haga de
cuenta que nunca estuve enamorada”. De Elena Garro ha dicho Bioy, poco antes de
morirse, que es la única mujer a la que había “adorado”. La imagen pública de
Elena Garro se ha oscurecido desde que el gobierno mexicano abrió sus archivos
sobre la escritora, en los que consta que fue informante de la policía y que
denunció a muchos de sus colegas (entre ellos Leopoldo Zea, Rosario
Castellanos, Carlos Monsiváis y al propio Octavio Paz) como agitadores de
izquierda. Tuvo, también, unos extraños contactos con el presunto asesino de
Kennedy, Lee Harvey Oswald. Garro apoyó la brutal represión, en 1968, conocida
como “la matanza de Tlatelolco”.
Mario Paoletti
Bioy, el amigo de Borges
Revista de Occidente, Nº 351, Julio-Agosto 2010, págs. 137 y 138
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