jueves, 16 de agosto de 2012

Casa de citas / Bioy Casares / Dos o tres mujeres para ser feliz


 Bioy Casares 

Dos o tres mujeres para ser feliz


Sin despeinarse nunca Adolfo Bioy llevó una vida muy atareada: tenis por la mañana, amores por la tarde, lecturas y literatura a cualquier hora y para cenar, como plato único, Borges en su propia salsa. Cazar mujeres al ojeo y ser muy querido, al margen de los libros, fue su primer oficio. En una reunión de amigos una noche en casa del escritor Mastronardi, exclamó: "Genca está poderosísima". Se trataba de Silvia Angélica, una adolescente, sobrina del propio Bioy. Él reparó por primera vez en su extraordinaria belleza y al día siguiente la hizo su amante. Fue una historia de tantas, sin duda la más obsesiva, pero Bioy estaba siempre con el arma cargada en estado de revista y por sus brazos pasaron innumerables mujeres, casadas y solteras, unas muy finas y otras bataclanas. El escritor en el descapotable en la puerta trasera del teatro, con un cigarrillo Lucky Strike en los labios, esperando a la primera actriz o a una hermosa corista, es uno de sus perfiles. A veces jugaba una simultánea, como en el ajedrez, con dos o tres amores al mismo tiempo. En una partida avanzaba un peón, en otra se comía un alfil, en otra hacía jaque mate.
-Cuando tuve una sola mujer, realmente fui muy infeliz. Con dos o tres me iba mejor. Parece que lo adivinaban y me mimaban para no perderme. No me considero un hombre inmaduro. Tal vez he sido un donjuán para protegerme. Cuando jugué a la verdad, a entregarme del todo a la persona que quería, esa persona inmediatamente me dominaba y me castigaba.
..



Manuel Vicent
Póquer de ases
Madrid, Alfaguara, 2009, págs. 65 y 66


Lea, además


No hay comentarios: