INFINIDAD DE MUJERES
Un día que íbamos
en mi auto, por Figueroa Alcorta, hacia Palermo, Silvina (Ocampo) dijo unos versos
muy hermosos que serían después una estrofa de Enumeración de la patria;
intuí que eran suyos y le dije que era una gran poeta.
En el Rincón Viejo,
un día le anuncié a mi querido amigo Oscar Pardo:
–Prepárate. Nos vamos a casar.
Corrió a su cuarto
y volvió con una escopeta en mano. Entendió que íbamos a cazar. El casamiento
fue en Las Flores y los testigos, además del mencionado Óscar, Drago Mitre y
Borges. Ese día, en el estudio fotográfico Vetere, de aquella ciudad, nos
fotografiamos. A veces me he preguntado, a lo largo de mi vida, si no he sido
muchas veces cruel con Silvina, porque por ella no me privé de otros amores. Un
día en que le dije que la quería mucho, exclamó:
–Lo sé. Has tenido
una infinidad de mujeres, pero has vuelto siempre a mí. Creo que eso es una
prueba de amor.
Adolfo Bioy Casares
Memorias
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