lunes, 17 de agosto de 2020

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Murió Mercedes Barcha, la esposa de Gabriel García Márquez - HJCK
Mercedes Barcha


Gabriel García Márquez
MERCEDES

1

Mi signo es Piscis y mi mujer, mi esposa, es Mercedes. Estas son las dos cosas más importantes que han sucedido en mi vida, porque gracias a ellas, por lo menos hasta el momento, he conseguido sobrevivir escribiendo.

2

Sin Mercedes no habría llegado a escribir Cien años de soledad. Ella se hizo cargo de la situación. Yo había comprado meses atrás un automóvil. Lo empeñé y le di a ella la plata calculando que nos alcanzaría para vivir unos seis meses. Pero yo duré año y medio escribiendo el libro. Cuando el dinero se acabó, ella no me dijo nada. Logró, no sé cómo, que el carnicero le fiara la carne, el panadero el pan y que el dueño del apartamento nos esperara nueve meses para pagarle el alquiler. Se ocupó de todo sin que yo lo supiera: inclusive de traerme cada cierto tiempo quinientas hojas de papel. Nunca faltaron aquellas quinientas hojas. Fue ella la que, una vez terminado el libro, puso el manuscrito en el correo para enviárselo a la Editorial Sudamericana.

3

Ningún personaje de mis novelas se parece a Mercedes. Las dos veces que aparece en Cien años de soledad es ella misma, con su nombre propio y su identidad de boticaria, y lo mismo ocurre las dos veces en que interviene en la Crónica de una muerte anunciada. Nunca he podido ir más lejos en su aprovechamiento literario, por una verdad que podría parecer una boutade, pero que no lo es: he llegado a conocerla tanto que ya no tengo la menor idea de cómo es en realidad.

4

Ahora estoy hablando como un escritor profesional. Antes estaba sometido a todas las contingencias de la vida. Ahora, además de que tengo todos los elementos para ser un escritor profesional, tengo otro factor muy importante: Mercedes. Ella es la que se encarga de que nada se me filtre antes de que termine de escribir y es la que se lleva la mala fama. Es un cancerbero.

5

Mercedes es una gran amiga, y es difícil encontrar ese equilibrio entre el amor y la felicidad. Un buen matrimonio debemos hacerlo todos los días. Todos los días tenemos que luchar para ajustarlo, porque todas las noches se desarregla y todas las mañanas necesitamos arreglarlo de nuevo.


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