martes, 7 de julio de 2020

Triunfo Arciniegas / Diarios / Líos y récords

La piel de los árboles (detalle)
Obra en proceso
6 de julio de 2020

Triunfo Arciniegas
LÍOS Y RÉCORDS
7 de julio de 2020

Estoy sin mujer, sin gas, sin licuadora, sin lavadora, sin televisor, sin lavaplatos. La cuarentena me sorprendió con casi todos los electrodomésticos descompuestos. Lavo a mano, cocino en una pequeña estufa eléctrica que compré hace poco y veo una que otra serie de Netflix en el celular. La cuarentena me encanta. Vivo solo. Tengo la casa del Carmelitano desde hace más de veinte años y acá siempre he estado solo. En realidad, si aparto los viajes a Bogotá o al exterior, llevo más de diez años de encierro, desde que renuncié al magisterio. La soledad es lo mío. No me gusta la gente, la verdad sea dicha. Según el último dígito de mi cédula, ayer podía salir. Aunque no tenía cita odontológica, había una diligencia bancaria pendiente y estuve evitándola todo el día. Fue un alivio llegar a las seis de la tarde sin asomarme a la puerta. 

Dos récords recientes. Subí a De otros mundos 22 entradas  (14 con la fecha de ayer y el resto para otros años, sobre todo 2012, el año de la fractura de la cadera) sobre Juan Carlos I, que bien podría llamarse el hombre mosca porque va de cagada en cagada. Desde su caída en Botsana no se levanta. El escándalo de los amoríos y la mordida de los cien millones de dólares lo tienen en la picota pública. Los anteriores records de De otros mundos eran Charles Dickens (15) y Carlos Ruiz Zafón (19). Difícil y casi imposible superar estas 22 entradas.

El otro récord lo impuse pintado. Por lo general hago tres pinturas diarias: un experimento que cuaja luego de unos siete años de búsqueda. Hace tres o cuatro días llegué al record de siete. Pensé esa noche que ojalá al menos se salvara una. Porque abundan los fracasos. Espero que llegue el día en que de las siete se pierda una sola. No se sabe qué va a pasar en cada jornada. Como una mala mujer, la pintura hace conmigo lo que se le da la gana. Pero algo se aprende. Y, de todas maneras, se trata de un oficio muy divertido. En todo caso, fascinante, a pesar de los fracasos.


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