Javier Marías
JOSEPH CONRAD
Cuando su hijo Borys estaba combatiendo en la Guerra del 14, su mujer, Jessie, llegó una noche a casa tras haber estado ausente todo el día y fue recibida por una criada llorosa que le informó de lo siguiente: el señor Conrad había comunicado al servicio que habían matado a Borys y llevaba horas encerrado en la habitación de su hijo. Sin embargo, añadió la criada, no había llegado ninguna carta ni telegrama. Cuando Jessie George Conrad subió con las piernas temblorosas y se encontró a su marido demudado, y le preguntó por su fuente de información, éste respondió ofendido: “¿Acaso no puedo tener presentimientos, igual que tú? ¡Sé que lo han matado!”. No mucho más tarde Conrad se calmó y se quedó dormido. Falló su presentimiento, pero al parecer, cuando la imaginación se le desataba no había forma de detenerla. Estaba siempre en estado de extrema tensión, y de ahí venía su irritabilidad, que apenas podía controlar y que sin embargo, una vez pasada, no le dejaba huella ni tan siquiera recuerdo. Cuando su mujer estaba dando a luz a su primer hijo, el mencionado Borys, Conrad daba vueltas agitado por el jardín de la casa. De pronto oyó berrear a un niño, e indignado se acercó a la cocina para ordenarle a la criada que tenían entonces: “¡Haga el favor de despedir a ese niño! ¡Va a molestar a la señora Conrad!”, le gritó. Pero al parecer la criada le gritó a él con aún mayor indignación: “¡Es su propio niño, señor!”
Javier Marías
Vidas escritas
Suma de Letras SL, 2002, págs. 33 y 34
BIOGRAFÍA DE JAVIER MARÍAS.
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