miércoles, 30 de marzo de 2022

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Triunfo Arciniegas
CUERNOS, PELOS Y LENGUAS VENENOSAS
30 de marzo de 2022

Curiosa frase. "Quita el nombre de mi esposa de tu puta boca", grita Will Smith después de abofetear a Chris Rock por una broma estúpida en la ceremonia de los Oscar, cuando es sabido que comparte sexualmente a Jada Pinkett. Mantienen un matrimonio abierto. Disculpen la crudeza de la expresión, pero otros hombres han tenido en su boca algo más que el nombre de "su esposa". Se tenía que decir y se dijo.

Después de expresarle su amor, Chris dijo que esperaba ver a Jada Pinkett en una nueva película cuya primera versión fue protagonizada por una valiente, terca y rapada Demi Moore, que sobrevive en un mundo de hombres. De militares, para colmo de males. Sería otra manera de ver las cosas. En fin, se trata de alopecia y no de un cáncer, carajo. Ni el mal es tanto ni la broma es tan gruesa. De calvicie no se muere nadie, y este mundo está inundado de calvos. Qué daría uno por unos pelos menos a cambio de unos millones más. Will Smith, que construyó su fama como comediante, es decir, burlándose de los demás, en "El príncipe del rap", debió capear la situación con algo de sabiduría y no a lo bestia, sobre todo cuando se tiene semejante rabo de paja.

La reacción fue desproporcionada e innecesaria. Jada Pinkett, aguerrida como pocas, se defiende bien sin Will Smith. Sobre todo sin él, como dirían las malas lenguas. Como diríamos.

Aunque deslució la ceremonia, y otros diría que, al contrario, la hizo memorable, le deberían dar otro Oscar a Will Smith, en vez de quitarle el que acaba de ganar, como se rumora, pero no por la tremenda bofetada sino por los chorros de lágrimas con que acompañó el discurso de las disculpas. En cojeras de perro y lágrimas de actor, no creas, por favor. Eso se llama actuación. Y eso se llama cuidar el negocio, un difícil arte en que los Smith son diestros. No hay que perder el favor de la Academia. Hollywood es tan estable como una fábrica de pólvora cerca de una caja de fósforos.

La Academia, en su breve comunicado, sólo dijo que no aprueba la violencia de ninguna forma, pero la novela apenas comienza ¿Se acabará la buena suerte de Will Smith? A Mel Gibson le bastó una frase desafortunada sobre los judíos, aunque no hay que olvidar un detalle pendejo: los judíos son los dueños de Hollywood. ¿De verdad le quitarán a Smith un Oscar que se ha ganado porque domina el oficio? Cualquier cosa puede esperarse de una Academia que premia "Coda", una película del montón que será fácilmente olvidada, y desprecia "El poder del perro", una indiscutible obra maestra. No sobra advertir que si la amenaza del Oscar resulta cierta, la Academia puede ocasionar una catástrofe planetaria y moriremos ahogados en el mar de lágrimas de Will Smith.

No vi en directo la ceremonia, a menudo tediosa, porque tenía mejores cosas que hacer, pero me enteré en la madrugada, como el resto del mundo, y la pelea me pareció un plato demasiado sabroso como para dejarlo pasar.

Por otra parte, se trata de una pelea de millonarios que viven en un paraíso que no saboreamos nunca con ninguna puta boca.

Por lo demás, no hay que perder la fe: ya mañana habrá otro escándalo para escupir veneno. Más veneno.

Desde ahora, bienvenido sea.



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