Emma
Traducción: Sergio Pitol
Emma Woodhouse no es la típica heroína de Jane Austen: no es dependiente, no tiene un status y una economía precarios, y no necesita, para asegurar su futuro, cazar marido (a ser posible uno que la ame y al que ame). Al contrario, es una joven “inteligente, bella y rica”, que no aspira al matrimonio (“una mujer soltera poseedora de una buena fortuna es siempre respetable”), y que rige como por derecho natural los destinos de la pequeña comunidad de Highbury. Jane Austen decía que una joven así “sólo podía gustarme a mí”). Quizá era consciente de que estaba convirtiendo en protagonista, por primera vez en la historia de la novela, a una mujer que, antes de alcanzar ese “exquisito temblor de felicidad” que corona las trepidantes peripecias de sus heroínas, debía someterse al principio socrático de conocerse a sí misma. Emma (1816) es una fulgurante comedia de equívocos, llena de ocultaciones, intrigas y errores que muchas veces inspiran vergüenza ajena, pero en la que el sentido del ridículo sirve como vehículo para el acierto, la franqueza y la sensatez. “El arte de Jane Austen –dijo Thornton Wilder en 1938- es tan consumado que oculta su secreto. Uno puede mirar con lupa sus novelas, darles la vuelta, desmontarlas; nunca sabrá cómo están hechas.” Esta traducción de Sergio Pitol se acompaña con las célebres ilustraciones de Hugh Thompson para la edición de 1896.
Nació en 1775 en Steventon (Hampshire), séptima de los ocho hijos del rector de la parroquia. Educada principalmente por su padre, empezó a escribir de muy joven, para recreo de la familia: una muestra de sus textos juveniles puede encontrarse en el volumen Amor y Amistad (ALBA CLÁSICA núm. XX; ALBA CLÁSICA MINUS núm. 52) y en Lady Susan / Los Watson (ALBA CLÁSICA núm. XXXVII; ALBA CLÁSICA MINUS núm. 45). En 1801, cuando el padre se retiró, la familia se mudó a Bath; y, a la muerte de este, vivió en varias casas hasta instalarse en 1809 en Chawton. A los veintitrés años envió a los editores el manuscrito de La abadía de Northanger (ALBA CLÁSICA núm. VII; ALBA CLÁSICA MINUS núm. 14), que fue rechazado. Trece años después, en 1811, conseguiría publicar Juicio y sentimiento(ALBA CLÁSICA núm. LXXXVI; ALBA CLÁSICA MINUS núm. 57), a la que pronto seguirían Orgullo y prejuicio (1813; ALBA CLÁSICA MAIOR núm. XLVI; ALBA CLÁSICA MINUS núm. 28), Mansfield Park(1814; ALBA CLÁSICA núm. I; ALBA CLÁSICA MINUS núm. 37) y Emma (1816; ALBA CLÁSICA MAIOR núm. XLIX; ALBA CLÁSICA MINUS núm. 32), que obtuvieron un gran éxito. Después de su muerte, acaecida prematuramente en 1817, y que le impidió concluir su novela Sanditon, aparecería Persuasión (1818; ALBA CLÁSICA núm. VIII; ALBA CLÁSICA MINUS núm. 59), junto con la inédita La abadía de Northanger. De su correspondencia puede dar ejemplo el volumen Las cartas de Chawton(próximamente en ALBA CLÁSICA).
Satírica, antirromántica, profunda y tan primorosa como mordaz, la obra de Jane Austen nace toda ella de una inquieta observación de la vida doméstica y de una estética necesidad de orden moral. «La Sabiduría –escribió una vez− es mejor que el Ingenio, y a la larga tendrá sin duda la risa de su parte.»
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