sábado, 15 de enero de 2022

Triunfo Arciniegas / Diario / Trivialidad y descaro



Triunfo Arciniegas
TRIVIALIDAD Y DESCARO
15 de enero de 2022

Me pregunto qué harán, cuando ya no se soporten, esas parejas que ahora publican fotos besándose. Y esas que se dicen "te quiero" en Facebook. ¿Para qué? ¿Por qué esa necesidad de comer delante de los pobres?

Antes, cuando alguien iba de visita a cualquier casa, tenía que soportar el repaso de los álbumes, desde los más antiguos, cuando las fotos eran en blanco y negro, hasta aquellos donde las fotos comenzaban a colorearse y finalmente adquirían la calidad de hoy en día. Era un ritual, y el visitante no siempre o casi nunca compartía el entusiasmo del anfitrión.

Ahora pasa en Facebook o en Instagram cuando alguien hace un paseo. Cualquier paseo. Al río o a Nueva York. Cuando hace cualquier cosa o cuando no hace absolutamente nada. Salvo las visitas al baño, publican todo. Tenemos una idea tan generosa de nosotros mismos que hasta incluso pensamos que todo el mundo está ansioso de conocer nuestros pasos y disfrutar nuestras experiencias. 

Somos tan felices en las fotografías.

Ah, la falsa eternidad de las fotografías. Porque se trata de un instante. De una sonrisa construida para la cámara, de un abrazo que se deshace al instante, de un grito que no se repite. 

Siempre hemos acudido a la fotografía. La vida es tan fugaz. Lo que pasa es que ahora el asunto es público. Lo que pasa es que ahora no hay pudor. Las mujeres se exhiben como si nada. Exhiben sus pechos y sus nalgas. Y uno se pregunta qué harán cuando las estrías y la fuerza de la gravedad cumplan su lamentable trabajo. ¿Seguirán bailando esas canciones cuyas letras las denigran? 

Pretendemos mantener una memoria. La vida misma es memoria. Antes se festejaban o al menos se pretendía el registro de esos momentos importantes, ahora todo lo es: una comida, unos calzones nuevos. Se confunde lo trivial y lo importante. Y se exponen sin vergüenza alguna asuntos que pertenecen a la intimidad. 

Temo que trivialidad y descaro le restan profundidad a la existencia. No hay reflexión. No hay pausa. Nos desencadenamos en un frenesí, en la vorágine de la estupidez colectiva. Y ahí tenemos las parejas que se besan para que vean que se besan.


No hay comentarios: