viernes, 14 de enero de 2022

Poemas como heridas / Cecilia Moscovich / Desmontar una casa

Ilustración de Jonathan Wolstenholme


Cecilia Moscovich
DESMONTAR UNA CASA

Empiezo por el corazón de la casa:

la biblioteca.

Empiezo por ahí porque sé

que cuando la biblioteca esté desarmada

yo estaré lista para partir.


Guardo los libros amorosamente

igual que se acuesta a un niño

y pienso que está bien

tratarlos así

porque ellos también me tejieron un nido.


¿En cuántas cajas cabe una casa?


La mayor parte de las cajas

las ocupan los libros.

En otras pocas, que no me importan,

van las ollas.

Después están los adornos

las chucherías que me regalaron

las que compré en ferias

traje de viajes

o fueron de alguien muy querido.


A medida que embalo también me desprendo

de las cosas que ya no quiero que me acompañen.


Todas las mudanzas

son pequeñas exploraciones arqueológicas.

Atrás de los muebles, entre la pelusa

aparecen objetos abandonados

disparando un recuerdo.


Aparecen llaves que ya ni sé

qué cerraban o qué abrían,

cosas que me volví loca buscando,

anotaciones de otra vida,

fotografías olvidadas,

remedios vencidos,

insectos disecados.


Está el cajón de las cosas inclasificables

o clasificadas por un loco:

ese cajón se muda así.


¿En cuántas cajas cabe una casa?


Separo lo prescindible

de lo esencial,

que es lo que embalo en el último momento.


Voy desmantelando la que fue mi casa

la voy haciendo lentamente inhabitable

Voy creando poco a poco

un estado de precariedad

que hace más fácil

hacerle frente

a mi decisión de marcharme.




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