domingo, 26 de abril de 2020

Una película / Julio Medem / Los amantes del Círculo Polar




UNA PELÍCULA

Los amantes del Círculo Polar

de Julio Medem

Gregorio Belinchón
24 de abril de 2020







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Julio Medem es un cineasta que nunca ha tenido miedo en enfangarse, tanto en la forma y fondo de sus películas como en sus aproximaciones al documental. A veces sale malparado –es lo que tiene el riesgo­–, otras sale limpio tras el triple salto mortal. Y cuando cae de pie, cuando su pirueta cinematográfica deja boquiabierto al público, en esos momentos de poesía pura, sin adornos melifluos y con un ambicioso uso de lo visual, es cuando Medem es inigualable. Una de sus mejores películas es Los amantes del Círculo Polar (1998), una película que desde su mismo título ya alerta sobre su forma: será circular, simétrica, capicúa palíndroma (si eso se puede aplicar al cine). Con personajes con nombres obligados por el juego del director: Otto y Ana.
Medem escribió el guion después de su divorcio, y pensó en el amor como una poderosa fuerza motriz, tocada por la melancolía que deviene de los sentimientos que descubrimos cuando ya han pasado por nuestras vidas. Sus protagonistas se conocen desde niños, y poco después se convierten en hermanastros cuando el padre de Otto se casa con la madre de Ana. A pesar de esa relación familiar, se enamoran y más tarde se separan. Pero el cine de Medem está lleno de giros enigmáticos y curiosos que el espectador debe de aprender a respetar. “La casualidad que estábamos esperando”, le escribe Ana a Otto. Llega el reencuentro en Laponia y la sumisión de Medem al amour fou. Con su lluvia de mensajes en aviones de papel, con su extraño cruce en la madrileña Plaza Mayor, con su esquiar hacia arriba subido en un gigante finés… Los amantes del Círculo Polar emociona. Y eso no es poco en los tiempos que corren.


Los amantes del Círculo Polar. Julio Medem. 1998. La película está disponible en FlixOlé.
EL PAÍS

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