viernes, 18 de septiembre de 2015

Casa de citas / Benhur Sánchez / Cosas de casa



Benhur Sánchez
COSAS DE CASA

Estoy solo en el apartamento. Escribo asombrado el relato de Hernando Galeano sobre la madre suicida, que tengo nítido en mi mente. De pronto siento deseos de tomar un café negro para reanimarme. 
Dejo el teclado a un lado, me paro de mi escritorio y me dirijo a la cocina. Me detengo un poco a mirar en el caballete el último cuadro que crece en el lienzo, de rojos encendidos y verdes discretos, algo de un gris perdido en un fondo indescriptible y unas pinceladas de amarillo. Puede llegar a ser un buen cuadro, pienso. Luego continúo mi periplo hacia la cocina. 
Al llegar frente a la estufa me quedo paralizado y sin saber qué hacer. Miro a todos lados con desconcierto, me detengo en la alacena y termino observando los fogones como si ellos hicieran parte de otros mundos. De pronto la imagen de una madre dándole vueltas al sancocho del almuerzo o un hijo fascinado con su experimento culinario o una escena alucinada de una película fantástica. 
La verdad es que no recuerdo a qué he venido a la cocina. Hurgo en mi memoria, hago el esfuerzo de encontrar la razón de mi desplazamiento pero no logro recordar el motivo.
Entonces me digo, conciliador conmigo mismo: 
―Voy a prepararme un café mientras me acuerdo para qué vine a la cocina.


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